Las cifras preliminares disponibles permiten anticipar un crecimiento económico de este año será inferior al 4,5 por ciento. Este resultado es sin duda pobre, porque se produce en un escenario internacional que ha sido excepcional.
Cuando quedan sólo 5 días para terminar el año, es un buen momento para hacer un balance de lo que ha sido la trayectoria económica durante 2006. El año comenzó con positivas expectativas en crecimiento, donde los pronósticos oficiales para la expansión del PIB fluctuaban entre 5,5% y 6,0%. Sin embargo, con el correr de los meses éstas se fueron desinflando.
Las cifras preliminares disponibles permiten anticipar un crecimiento económico de este año será inferior al 4,5 por ciento. Este resultado es, sin duda pobre, porque se produce en un escenario internacional que ha sido excepcional: el crecimiento de la economía mundial terminará 2006 en uno de los niveles más altos de los últimos tiempos (superará el 5%), y los términos de intercambio, fundamentalmente gracias al elevado precio del cobre, han alcanzado un nivel que tampoco se observaba hace ya varias décadas.
Sin embargo, este año Chile crecerá menos que el mundo, lo que es especialmente dramático si se compara con el período 1990-1997 donde el crecimiento de Chile prácticamente duplicó la expansión mundial.
El gobierno ha culpado al alza del precio de los combustibles y de la energía a los factores climáticos, así como a la huelga de Escondida y los derrumbes que afectaron a Chuquicamata, como los principales factores que explican el mediocre resultado del año.
Sin embargo, más allá de los factores anteriores que ciertamente han tenido algún impacto, se debe tener presente que el efecto principal de la caída en el crecimiento se ha debido a la baja en la inversión. Caída que estuvo absolutamente ligada a la incertidumbre que generaban las nuevas autoridades del país, en un primer minuto, y a la debilidad de liderazgo mostrada frente a los principales problemas políticos que azotaron al país una vez instalados en el gobierno.
En el último tiempo ha existido una cierta mejoría en este aspecto, fundamentalmente porque el ministro de Hacienda, Andrés Velasco, ha ido afianzando su liderazgo por una parte y por las positivas señales dadas a través de su mención respecto a la necesidad de aumentar la inversión y de flexibilizar el mercado laboral, planteada en la última Enade.
El desafío para 2007 es afianzar esas señales por parte de Hacienda y mostrar un verdadero liderazgo por parte de la presidencia. De esa forma las expectativas de los agentes económicos volverán a fortalecerse y se traducirán en un mejor desempeño económico para el próximo año.
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