¿Paranoia?, ¿Incumplimiento de leyes del consumidor?
Parece que estamos frente a otro hecho dictatorial dañino e irrespetuoso mientras en la calle los estafadores se pasean a plena luz del día hablando por celular.
Escrito por Paula Orellana Morales
Sin buscarla conocí a Ana María Valdés, ella es dueña de casa tiene 8 hijos y el día 30 de mayo en la mañana fue a comprar a Ripley. Estuvo tres horas vitrineando y se dio cuenta que era tarde y se fue del local a buscar a los niños al colegio.
Al salir de la tienda sonó la alarma , el guardia le pidió que le mostrara las cosas que llevaba en la bolsa "yo se las mostré, estaba la boleta de todo lo que había comprado y el me pidió que le mostrara un chaleco que yo llevaba colgado en mi mochila.
Me dijo que le devolviera el chaleco y así yo evitaría problemas, le respondí que no porque lo había pagado. Me siguió insistiendo le dije que el chaleco era de Ripley, me lo había comprado hace 2 meses pero no andaba con la boleta porque estaba en la casa guardada". "Me siguió insistiendo que le devolviera el chaleco, repitiendo y repitiendo hasta que llegó un momento en que le dije que parara con las amenazas de llamar a carabineros.
Yo tranquilamente pedí que llamaran al gerente de la tienda, al encargado de local o jefe de seguridad y no llego nadie, fueron 45 minutos de espera y nadie llegó". En un momento llegaron los carabineros, les dije que fuéramos a hablar con el jefe de tienda y me contestaron que no, porque estaba en calidad de detenida, así que no puede irse a ninguna parte, respondieron.
La subieron al furgón, incluso la llevaron a constatar lesiones. Se realizó una audiencia dos semanas después donde no se presentó nadie de Ripley, "sólo me ofrecieron un acuerdo de que si yo aceptaba este hecho quedaría en nada". "Yo por supuesto le dije que no tenía que aceptar ningún hecho porque no había hecho nada y quería ir a juicio.
Fui a juicio y salí absuelta porque no hubo ninguna prueba, no habían grabaciones y nunca se presento nadie de Ripley." Ana María quedó dañada psicológicamente, "fue un atropello, me pasaron a llevar, me sentí indefensa sin derecho a nada, yo como cliente de Ripley pedí hablar con alguien y se me negó todo, y había comprado más encima como 50 mil pesos".
Este juicio terminó hace 20 días, "lo que más rabia me da fue que me acusaron frente a la gente, mi marido es una persona conocida es el gerente general de una empresa y también estaba su prestigio en juego al ver como llegóel furgón como si fuera un delincuente.
Cuando pasó este episodio fui a hablar con el gerente de la tienda, me dijo que al juicio no llegó nadie porque el guardia tomó la decisión adecuada. No entiendo como el guardia (sin menospreciar su trabajo) arriesgue el prestigio de la tienda sin tener la supervisión de un superior".
¿Paranoia?, ¿Incumplimiento de leyes del consumidor? Parece que estamos frente a otro hecho dictatorial dañino e irrespetuoso mientras en la calle los estafadores se pasean a plena luz del día hablando por celular.
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