2006/07/08
Consumidos por el consumo
CHILENOS DEBEN EL EQUIVALENTE A UN 57% DE SUS INGRESOS ANUALES, SEGÚN BANCO CENTRAL
Las cifras macroeconómicas esconden a más de un millón de chilenos con deudas impagas y a un 12% de hogares que deben montos que superan 10 veces sus ingresos mensuales. La mayoría gana menos de 200 mil pesos, pero las tarjetas y los créditos les llueven. Sus deudas son tan grandes como la que tiene la empresa en responsabilidad social.
Es período de vacas gordas. Los chilenos lo saben. El verbo comprar se escribe con neón y se respira en el clima de confianza financiera.
La sensación térmica es ideal para el consumo. La ilusión de la movilidad social se personifica en una tarjeta de plástico. Nuestros compatriotas se dejan encandilar por el gasto, incluso más allá de sus posibilidades en efectivo. De allí que los créditos de consumo sean la joyita del momento. Llegar y llevar, parece ser la máxima de la empresa privada. Sin embargo, la felicidad termina cuando la verdad del bolsillo se asoma.
El nivel de deuda ha crecido más rápido que los sueldos, representando un 57 por ciento de los ingresos anuales de los chilenos. Una cifra no menor si se compara con el 37 por ciento de fines de 2001. En otras palabras, el nivel de deuda de los chilenos experimentó un alza 15 a 20 por ciento anual, según lo revela el Informe de Estabilidad Financiera correspondiente al primer semestre de 2006, difundido por el Banco Central.
La entidad oficial cree, sin embargo, que el ritmo de endeudamiento de los hogares se atenuará en los próximos años y que tanto los hogares como los proveedores de crédito están manejando adecuadamente su endeudamiento. Aunque advierte que el “mayor endeudamiento acumulado por los consumidores obliga a prestar atención a los efectos que tendría un eventual escenario de tasas de interés más altas, menos crecimiento económico y más desempleo”.
La alerta entregada por el instituto emisor coincide con lo expuesto ayer por una serie de expertos en el seminario: “¿Por qué se sobreendeudan los chilenos y chilenas hoy?”, organizado por la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Alberto Hurtado.
En el evento, la empresa Dicom informó que casi un millón de chilenos se encuentran morosos y presentan alto riesgo de no pagar sus compromisos financieros y que el 12 por ciento de los hogares adeudan 10 veces sus ingresos mensuales. En tanto, datos de la Universidad Central, señalan que la situación de sobreendeudamiento se incrementa en los casos de trabajadores con hijos, funcionarios de pequeñas empresas, de menores ingresos y de mayor edad y que, en promedio, cada chileno tiene una deuda de consumo equivalente a 7,5 UF (cerca de 136.000 pesos), cifra que se duplica cuando hay deudas hipotecarias.
La ganga
María Eugenia tiene 26 años y aunque estudió una carrera con beca, su deuda -sin salario y sin empleo estable- es de 800 mil pesos. “Puede ser un sueldo para cualquier persona, pero yo no puedo pagarla. Traté de refinanciar mi crédito con ‘Faladeuda’, pero me dicen que por mi contrato no puedo repactar y mi deuda sigue creciendo. Eso me pasa en todas partes donde me dieron crédito cuando todavía era estudiante”.
María Eugenia vive con su madre y su hermano de 18 años y todos se mantienen con una renta de 180 mil pesos mensuales que varía de acuerdo al temperamento de la calle. “Mi mamá es vendedora ambulante y la cosa no está muy buena”, se queja.
María Eugenia cree que es ridículo que las casas comerciales le hayan dado una tarjeta donde puede comprar lo mejor, sin pie y en eternas cuotas “con bajos intereses”. Sin embargo, al mismo tiempo reconoce que si no hubiese sido por los plásticos, en lo cotidiano, su situación sería aún más paupérrima.
Lo que vive María Eugenia refleja exactamente una de las principales causas del sobreendeudamiento de los chilenos, según Martín Pascual, investigador del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (Cenda) y uno de los participantes del seminario de la U. Alberto Hurtado. “Yo creo que es crucial el nivel de ingreso de los chilenos. Más del 50% de los sueldos están bajo los 200 mil pesos, y justamente es este segmento el que más recurre a las tarjetas de casas comerciales y a los créditos de consumo. Estos últimos casi no son pedidos por los estratos altos”, enfatiza Pascual.
El cientista político del Cenda explica que también se produce una especie de círculo vicioso. Es decir, “como hay precariedad en el empleo, la gente se gasta todo en un período y luego, en el tiempo de la desocupación, comienza a endeudarse otra vez, incluso llegan a vender lo que adquirieron en ese primer período”.
Responsabilidad empresarial
El incentivo al consumo es tema aparte. Según Pascual “el informe de mayo de Bancos y Entidades Financieras dice que el promedio de rentabilidad de la banca fue de un 19%, pero el banco Falabella alcanzó un 37,26%. Las utilidades de Cencosud y D&S también crecieron. Lo que pasa es que el negocio de prestar plata se ha vuelto muy lucrativo. Nos encontramos con gente con enormes necesidades y aparecen estos buitres ofreciéndote ‘aquí está la ganga’”.
El empuje hacia el consumo no es gratuito. La gran razón es que reactiva la economía y permite lucir mejores cifras macroeconómicas. “Pero como muchas cosas esto tiene un rostro de cifras macroeconómicas y un rostro humano y ese rostro humano está mostrando que estamos frente a un problema creciente”, dice Juan Trimboli, coordinador de Consumers International y representante de la U. Alberto Hurtado, quien sostiene que el problema del sobreendeudamiento en Chile es preocupante. “Las cifras parecen bastante categóricas y nos hablan de un problema social complejo. De hecho en este país hay suicidios por este tema”, sentencia.
Lo peor es que son los primeros quintiles los más afectados por el sobreendeudamiento. Hay muchas variables que explican ese fenómeno y Trimboli dice que ello requiere de un estudio en profundidad, “pues lo otro sería aventurarse”. Pese a ello reconoce una realidad concreta: una población con ingresos muy bajos y donde el consumo es estimulado permanentemente. “Cualquiera que camina por Santiago se encuentra con que le ofrecen tarjetas para todas las cosas. Es decir, no hay por parte del sistema financiero ni de las grandes tiendas una actitud más vigilante, más seria, más responsable. Si tú entregas crédito a personas que no pueden pagar ese crédito y tú le das más posibilidades de endeudamiento, creo que ahí hay una actitud irresponsable”, dice.
lanacion.cl
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