La falta de integridad en los compromisos es la incongruencia entre lo que se promete y lo que se hace, la deshonra de la palabra empeñada.
El “infectado” por este virus promete sin intención de cumplir, y rompe sus promesas sin aviso, sin disculpas, y sin cuidado alguno por el damnificado.
En el mundo de hoy, cada uno de nosotros necesita la cooperacion de un numero inimaginable de semejantes para sobrevivir.
Tome el café de su desayuno, por ejemplo, y considere cuantos contribuyeron a hacerlo posible: productores, transportistas, minoristas y prestadores de servicios secundarios, entre muchos otros. Todos ellos —individuos y empresas— forman una impresionante red de acciones coordinadas. Redes similares existen en el interior de cada una de esas organizaciones.
Como dijo Francis Fukuyama, “la vida economica depende de los lazos morales de confianza social. Este es el acuerdo basico implicito entre los miembros de una comunidad que facilita las transacciones, alienta la creatividad individual y justifica la accion colectiva. El capital social representado por la confianza es tan importante como el capital físico”. Por lo tanto, para preservarlo es fundamental que tomemos conciencia de la importancia de nuestros compromisos.
El objetivo de todo compromiso es buscar cooperacion, infundir confianza y demostrar integridad. Su ingrediente esencial es la claridad. Cuando todos saben a que se comprometen, se sienten seguros y capaces de actuar en concierto. Cuando no, la productividad cae a pique y la confianza desaparece.
Un compromiso claro comienza con un pedido claro. “Para obtener (A), le pido que haga (B), para (C). (A) es una declaracion de objetivos, que puede ser tan general como uno desee. Por ejemplo: “Para reducir el sufrimiento en el mundo…”. (B) es una accion o resultado concreto y observable, llamado tambien “condicion de satisfaccion”. Por ejemplo: “le pido que done 10 dolares por mes a la Cruz Roja durante un afio”. (C) es una condicion de tiempo; por ejemplo, “a partir del mes que viene”.
Un pedido claro solo puede ser respondido con igual claridad de seis maneras:
Si, prometo. (El “si” implica una promesa cabal y completa.)
No, no me comprometo. (Aunque la persona puede intentarlo, no
esta encondiciones de garantizarlo.) —Antes de comprometerme necesito tener claro su pedido.
Me comprometo a responder en un plazo determinado.
—No le prometo lo que pide, pero le ofrezco algo similar. (Contraoferta.)
Estoy dispuesto a comprometerme si usted se compromete a “X”. (Promesa condicional.)
Muchos prefieren no pedir explicitamente, ya que todo pedido revela una necesidad y expone a la frustracion. Muchos optan por comprometerse “a medias”. Ante un pedido, responden: “Hare lo posible”, “Lo intentare” o “Dejeme ver que puedo hacer al respecto”. Aunque estas tecnicas sirven para evitar la responsabilidad de cumplir, destruyen la eficiencia, la confianza y la integridad.
Existen dos condiciones mínimas de integridad con respecto a los compromisos: no prometer sin intención de cumplir, y honrar el compromiso, ya sea cumpliéndolo o mediante una renegociación. El mejor antídoto para el virus de no cumplir con la palabra empeñada es tomar estas dos reglas como base de la ética personal y organizacional.
Fuente: revista Trends, Fred Kofman, presidente de Axialent, Inc.
Contribución de JHE
El “infectado” por este virus promete sin intención de cumplir, y rompe sus promesas sin aviso, sin disculpas, y sin cuidado alguno por el damnificado.
En el mundo de hoy, cada uno de nosotros necesita la cooperacion de un numero inimaginable de semejantes para sobrevivir.
Tome el café de su desayuno, por ejemplo, y considere cuantos contribuyeron a hacerlo posible: productores, transportistas, minoristas y prestadores de servicios secundarios, entre muchos otros. Todos ellos —individuos y empresas— forman una impresionante red de acciones coordinadas. Redes similares existen en el interior de cada una de esas organizaciones.
Como dijo Francis Fukuyama, “la vida economica depende de los lazos morales de confianza social. Este es el acuerdo basico implicito entre los miembros de una comunidad que facilita las transacciones, alienta la creatividad individual y justifica la accion colectiva. El capital social representado por la confianza es tan importante como el capital físico”. Por lo tanto, para preservarlo es fundamental que tomemos conciencia de la importancia de nuestros compromisos.
El objetivo de todo compromiso es buscar cooperacion, infundir confianza y demostrar integridad. Su ingrediente esencial es la claridad. Cuando todos saben a que se comprometen, se sienten seguros y capaces de actuar en concierto. Cuando no, la productividad cae a pique y la confianza desaparece.
Un compromiso claro comienza con un pedido claro. “Para obtener (A), le pido que haga (B), para (C). (A) es una declaracion de objetivos, que puede ser tan general como uno desee. Por ejemplo: “Para reducir el sufrimiento en el mundo…”. (B) es una accion o resultado concreto y observable, llamado tambien “condicion de satisfaccion”. Por ejemplo: “le pido que done 10 dolares por mes a la Cruz Roja durante un afio”. (C) es una condicion de tiempo; por ejemplo, “a partir del mes que viene”.
Un pedido claro solo puede ser respondido con igual claridad de seis maneras:
Si, prometo. (El “si” implica una promesa cabal y completa.)
No, no me comprometo. (Aunque la persona puede intentarlo, no
esta encondiciones de garantizarlo.) —Antes de comprometerme necesito tener claro su pedido.
Me comprometo a responder en un plazo determinado.
—No le prometo lo que pide, pero le ofrezco algo similar. (Contraoferta.)
Estoy dispuesto a comprometerme si usted se compromete a “X”. (Promesa condicional.)
Muchos prefieren no pedir explicitamente, ya que todo pedido revela una necesidad y expone a la frustracion. Muchos optan por comprometerse “a medias”. Ante un pedido, responden: “Hare lo posible”, “Lo intentare” o “Dejeme ver que puedo hacer al respecto”. Aunque estas tecnicas sirven para evitar la responsabilidad de cumplir, destruyen la eficiencia, la confianza y la integridad.
Existen dos condiciones mínimas de integridad con respecto a los compromisos: no prometer sin intención de cumplir, y honrar el compromiso, ya sea cumpliéndolo o mediante una renegociación. El mejor antídoto para el virus de no cumplir con la palabra empeñada es tomar estas dos reglas como base de la ética personal y organizacional.
Fuente: revista Trends, Fred Kofman, presidente de Axialent, Inc.
Contribución de JHE
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