Tras un año en el que el país ha sido testigo de una serie de irregularidades en el financiamiento de la política y de escándalos empresariales, no es sorpresivo que el desprestigio de algunas instituciones públicas y privadas, la sensación de abuso de parte de la ciudadanía y la necesidad de restablecer confianzas hayan sido asuntos centrales en los debates de pasillo y también en las testeras del Encuentro Nacional de la Empresa (Enade) 2015 que se efectuó ayer.
Como exigencia de certidumbre primero y como puerta de salida para la inacción en los últimos meses, el tema de las confianzas se situó hace tiempo en el centro de la discusión y ayer, con el caso de la colusión de las papeleras en la retina, se expresó nítidamente como una demanda generalizada, tanto desde la autoridad como desde el mundo privado. El diálogo franco y la búsqueda de respuestas eficientes y de beneficio común suelen ser caminos fructíferos para cumplir esta tarea. También parece más posible cuando las partes admiten, con serena y honesta autocrítica, que construir acuerdos es más fácil si se parte de la base de que la verdad no es patrimonio de un sector u otro.
Un sondeo realizado por nuestro diario entre los empresarios, ejecutivos y economistas que asistieron al encuentro permite constatar que ha aumentado la disposición de iniciar una nueva etapa, una en la que la visión y unidad de propósitos se impone ante lo imperioso de enfrentar un escenario económico adverso y uno político, complicado.
Con el sello de la productividad como criterio, empresarios y autoridades abrieron el espacio para una relación con más puntos de encuentro.
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