“Acordão”: apenas una pausa en la crisis
El análisis
(Especial para Infolatam).- “…En la volátil coyuntura política brasileña, sin embargo, asistimos en los últimos días a la interrupción de lo que se veía como la crónica de una muerte anunciada y precoz del gobierno de Dilma Rousseff. Una articulación política que involucra al presidente del Senado, Renan Calheiros, al vicepresidente de la República, Michel Temer, ambos del PMDB, y al ex presidente Lula, con el apoyo de los sectores empresariales, preocupados con el agravamiento de la crisis económica”
Dilma Rousseff ha ganado una tregua de 40 a 60 días para buscar una salida a su gobierno. A pesar de las diferencias ideológicas con la presidenta portavoces de organizaciones empresariales se muestran reticentes ante el posible juicio político, “impeachment”, a la presidenta. Una salida traumática puede convertir la profunda incertidumbre política en una recesión que los expertos creen que podría traducirse en una contracción de la economía de un 2 % en este año.
Este respaldo tácito de los grandes negocios y el acuerdo con un Senado muy agitado está ayudando aRousseff a sobrevivir a la crisis, apenas siete meses después del inicio de su segundo mandato de cuatro años. En este tiempo tendrá que obtener la aprobación por el Congreso de la “Agenda Brasil”, con al menos cinco de las 43 medidas que figuran en la agenda negociada entre el Ministerio de Finanzas y el Senado
“Un juicio político es un asunto traumático que afecta a los sectores políticos y empresariales en un momento en que Brasil lucha por recuperar su credibilidad en el extranjero”, afirmó Alencar Burti, presidente de la Federación de Cámaras de Comercio del estado de Sao Paulo. “Lo que importa ahora es salvar a nuestro país. Necesitamos hallar una solución por encima de los intereses personales”.
Aunque algunos empresarios dijeron que un juicio político ayudaría a Brasil a recuperar su credibilidad, la mayoría teme a la incertidumbre que probablemente emergería. Los mayores grupos industriales y la corporación mediática más poderosa, Globo Comunicaçao e Participaçoes SA, pidieron un acuerdo para asegurar la estabilidad.
Bajo la intensa presión del Congreso, Dilma Rousseff aceptó una agenda política con los mercados propuesta por el presidente del Senado, Renan Calheiros. Además, está organizando una reunión para esta semana con los líderes de las mayores empresas del país en busca de apoyo para reactivar la economía, segun manifestaron portavoces gubernamentales a Reuters.
Un plan así era exigido desde hace tiempo por las empresas que critican el intervencionismo administrativo y el sistema impositivo. Las medidas de esta nueva agenda incluyen permisos medioambientales por vía rápida, simplificación de impuestos y aumento de las garantías en los contratos con el estado.
El plan, que debe ser debatido aún en el Senado, rebajaría los costos a las compañías, desde la minorista GPA SA a mineras como Anglo American Plc e, incluso, a firmas de ingeniería en dificultades como Odebrecht SA.
“Su fragilidad podría allanar el camino para un impulso modernizador que apruebe medidas que llevan tiempo dormidas”, dijo Leonardo Barreto, jefe de la consultora política Mosaico.
“Esta nueva agenda llega tarde, pero al menos pone algo sobre la mesa que podría ayudar a recuperar la confianza”, dijo Paulo Protasio, jefe de la Cámara de Comercio de Río de Janeiro.
Aunque Rousseff se apuntó victorias políticas y judiciales la semana pasada que hacen más improbable la votación del juicio político en el Congreso a corto plazo, una impugnación a su gestión sigue siendo una amenaza, ya que sus opositores alegan que se benefició de donaciones ilegales para su campaña y que falseó las cuentas públicas.
www.infolatam.com
“Un juicio político es un asunto traumático que afecta a los sectores políticos y empresariales en un momento en que Brasil lucha por recuperar su credibilidad en el extranjero”, afirmó Alencar Burti, presidente de la Federación de Cámaras de Comercio del estado de Sao Paulo. “Lo que importa ahora es salvar a nuestro país. Necesitamos hallar una solución por encima de los intereses personales”.
Aunque algunos empresarios dijeron que un juicio político ayudaría a Brasil a recuperar su credibilidad, la mayoría teme a la incertidumbre que probablemente emergería. Los mayores grupos industriales y la corporación mediática más poderosa, Globo Comunicaçao e Participaçoes SA, pidieron un acuerdo para asegurar la estabilidad.
Bajo la intensa presión del Congreso, Dilma Rousseff aceptó una agenda política con los mercados propuesta por el presidente del Senado, Renan Calheiros. Además, está organizando una reunión para esta semana con los líderes de las mayores empresas del país en busca de apoyo para reactivar la economía, segun manifestaron portavoces gubernamentales a Reuters.
Un plan así era exigido desde hace tiempo por las empresas que critican el intervencionismo administrativo y el sistema impositivo. Las medidas de esta nueva agenda incluyen permisos medioambientales por vía rápida, simplificación de impuestos y aumento de las garantías en los contratos con el estado.
El plan, que debe ser debatido aún en el Senado, rebajaría los costos a las compañías, desde la minorista GPA SA a mineras como Anglo American Plc e, incluso, a firmas de ingeniería en dificultades como Odebrecht SA.
“Su fragilidad podría allanar el camino para un impulso modernizador que apruebe medidas que llevan tiempo dormidas”, dijo Leonardo Barreto, jefe de la consultora política Mosaico.
“Esta nueva agenda llega tarde, pero al menos pone algo sobre la mesa que podría ayudar a recuperar la confianza”, dijo Paulo Protasio, jefe de la Cámara de Comercio de Río de Janeiro.
Aunque Rousseff se apuntó victorias políticas y judiciales la semana pasada que hacen más improbable la votación del juicio político en el Congreso a corto plazo, una impugnación a su gestión sigue siendo una amenaza, ya que sus opositores alegan que se benefició de donaciones ilegales para su campaña y que falseó las cuentas públicas.
En un editorial que publica hoy el New York Times bajo el expresivo título “Brasil es un estropajo”, el diario estadounidense destaca que sustituir a la presidenta Dilma Rousseff no sería la salida ideal.
“Forzar a Dilma Rousseff a dejar el cargo sin ninguna evidencia concreta de irregularidad causaría serios daños a una democracia que viene ganando fuerza desde hace 30 años, sin ningún beneficio como contrapartida. Y no hay nada que sugiera que alguno de los líderes disponibles conseguiría hacer un mejor trabajo en la economía”, según el diario.
El editorial sigue la línea de la publicada ayer por el Financial Times. El periódico británico afirmó que la presidenta debería permanecer en el cargo, a pesar de los pedidos de impeachment y que, incluso si avanzaran, ella “probablemente sería sustituida por otro político mediocre”.
El diario recordó que la economía está buceando en la recesión y el país vive una grave crisis política, con el escándalo en Petrobras y la popularidad de la mandataria en caída libre. Sin embargo, en esa coyuntura las instituciones democráticas de Brasil demostraron solidez, según el texto.
El New York Times afirma que la mala administración económica no es motivo para un impeachment y que hasta ahora las investigaciones en curso no encontraron evidencias de que la presidenta haya cometido alguna acción ilegal.
“No hay dudas de que los brasileños están enfrentando tiempos difíciles y frustrantes, y las cosas tienden a empeorar antes de mejorar. Dilma también enfrentará muchos más problemas y críticas”, y agrega que “la solución no debe ser minar las instituciones democráticas, que son, en último análisis, las garantías de la estabilidad, credibilidad y del gobierno honesto”.
Una encuesta de Datafolha publicada el 6 de agosto mostró que dos de cada tres brasileños creen que Rousseffdebe ser sometida a un juicio político. Su aprobación era del 8 por ciento, el nivel de popularidad más bajo para cualquier presidente desde que Brasil regresó a la democracia hace 30 años.“Forzar a Dilma Rousseff a dejar el cargo sin ninguna evidencia concreta de irregularidad causaría serios daños a una democracia que viene ganando fuerza desde hace 30 años, sin ningún beneficio como contrapartida. Y no hay nada que sugiera que alguno de los líderes disponibles conseguiría hacer un mejor trabajo en la economía”, según el diario.
El editorial sigue la línea de la publicada ayer por el Financial Times. El periódico británico afirmó que la presidenta debería permanecer en el cargo, a pesar de los pedidos de impeachment y que, incluso si avanzaran, ella “probablemente sería sustituida por otro político mediocre”.
El diario recordó que la economía está buceando en la recesión y el país vive una grave crisis política, con el escándalo en Petrobras y la popularidad de la mandataria en caída libre. Sin embargo, en esa coyuntura las instituciones democráticas de Brasil demostraron solidez, según el texto.
El New York Times afirma que la mala administración económica no es motivo para un impeachment y que hasta ahora las investigaciones en curso no encontraron evidencias de que la presidenta haya cometido alguna acción ilegal.
“No hay dudas de que los brasileños están enfrentando tiempos difíciles y frustrantes, y las cosas tienden a empeorar antes de mejorar. Dilma también enfrentará muchos más problemas y críticas”, y agrega que “la solución no debe ser minar las instituciones democráticas, que son, en último análisis, las garantías de la estabilidad, credibilidad y del gobierno honesto”.
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