A finales de enero la Presidenta Michelle Bachelet anunció la creación de la Comisión Presidencial Ciencia para el desarrollo de Chile, conformada por 38 expertos principalmente del mundo público, científico y académico a los que se les encargó la misión de elaborar una propuesta para fortalecer la ciencia en el país, convirtiéndola en un pilar para el desarrollo nacional y su inserción internacional.
Asimismo, debería avanzar en la estrategia para crear un ministerio de Ciencia y Tecnología, generando gran expectativa en el ecosistema chileno de innovación que empezó a esperar la llegada de un anuncio concreto para su conformación entre mediados y el segundo semestre de este año. Sin embargo, este optimismo se vio dilatado tras la entrega del informe "Un sueño compartido para el futuro de Chile" el pasado 24 de julio, pues en sus páginas se plasmaban dos propuestas para la estructura del marco institucional de la cartera (Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación), porque no lograron llegar a consenso.
Además, se trata del segundo informe en esta línea tras el elaborado por la comisión Philippi durante el gobierno de Sebastián Piñera, cuya propuesta para la creación del ministerio ingresó como proyecto de ley al Congreso en marzo de 2014, pero fue retirado inmediatamente al asumir el actual gobierno.
Entre los reparos también está la baja participación del sector privado en la propuesta, la incertidumbre sobre cómo se implementarán algunas medidas, si se alcanzarán las metas planteadas, cómo se involucrarán las otras carteras y el presupuesto que se requerirá para impulsar en los distintos ítems.
HERNÁN CHEYRE: "A ESTA COMISIÓN LE FALTÓ CONVICCIÓN Y AUDACIA"
"Es muy positivo que exista un grupo de personas que piense temas de futuro y que haga propuestas en áreas tan relevantes como el desarrollo de la ciencia. La sola existencia de un documento de esta naturaleza es relevante, porque permite posicionar a la ciencia en el nivel que amerita estar para un país que aspira a cruzar el umbral del desarrollo", comenta el ex vicepresidente ejecutivo de Corfo.
No obstante, expresa que el foco de atención ha estado centrado en la nueva institucionalidad. "En este tema a esta comisión le faltó convicción y audacia, porque entrega dos propuestas en cuanto a la creación de un nuevo Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. No hay una visión única, no hay consenso y eso le hace perder fuerza".
En este sentido, apunta a la propuesta realizada por la comisión creada en el gobierno de Sebastián Piñera de un ministerio que, además de ciencia, innovación y tecnología, consideraba a la educación superior con el objetivo de mantener articulada la cadena de desarrollo, con visión sistémica que permita desarrollar mejores políticas públicas.
"En estos temas creo que no se avanzó mucho respecto de lo que ya se había propuesto, no hay nada nuevo, incluso se da un pie atrás, porque no incorpora la educación superior que para mi sí es importante y creo que esa es la gran debilidad", afirma Cheyre.
En cuanto a la propuesta de la creación de una ley de fomento a la ciencia, tecnología e innovación el ejecutivo señala que es "una muy buena idea que se gaste más, pero el tema no se resuelve con una ley, lo más importante es el cómo, no basta con tener una ley, lo encuentro un poco en el aire", sostiene.
En este contexto considera fundamental incorporar como objetivo la creación de instrumentos para generar un mayor desarrollo de la ciencia en el país, pero no a través de una ley, sino creando las condiciones que permitan una mejor utilización de los recursos.
En tanto, sobre la creación de un modelo descentralizado de ciencia, tecnología e innovación, concuerda con la importancia de la participación de las regiones, con cierta autonomía, para resolver problemas propios de cada región.
"Comparto el objetivo, pero tengo mis dudas si lo mejor es tener agencias descentralizadas en cada una de las regiones, porque puede ser un tema bastante inmanejable desde el nivel central. Estoy de acuerdo en entregar la posibilidad a instancias regionales para que puedan determinar áreas prioritarias, pero la descentralización absoluta es un poco arriesgada, por lo que sería más cuidadoso e implementaría planes piloto", advierte Cheyre.
MARCOS KULKA: "HAY UNA DISCUSIÓN QUE EL INFORME NO LOGRA ZANJAR"
Para el gerente general de Fundación Chile (FCh), Marcos Kulka, la expectativa sobre el informe de la Comisión Presidencial Ciencia para el Desarrollo de Chile era zanjar la discusión sobre la creación de un Ministerio de Ciencia y Tecnología e Innovación donde se precisara respecto de cuántos van a ser los recursos con los que va a contar, cuánta prioridad le darán los gobiernos y cómo se van a coordinar las diferentes instituciones con este ministerio. Temas que, a su parecer, siguen inconclusos.
"Hay una discusión que este informe no logra zanjar, que es la creación de un Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación", puntualiza Marcos Kulka.
"Hay una discusión que este informe no logra zanjar, que es la creación de un Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación", puntualiza Marcos Kulka.
Agrega que el foco de este debate recae en discusiones políticas, proponiendo dos alternativas que no debiesen ser el centro del debate, donde la investigación en ciencia, que es representada fuertemente por Conicyt, debiese quedar bajo este ministerio, mientras que otros apuntan por Corfo.
"Lo relevante de plantear un Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, es que efectivamente tenga un plan estratégico de los gobiernos que esté coordinado con las demás instituciones gubernamentales y que no esté encapsulado en un solo ministerio", afirma Kulka.
A su parecer, lo importante es poner más recursos del país en función de la ciencia, tecnología e innovación, que exista una mayor coordinación del aparato público, e incentivar al aparato privado a invertir más en estas áreas. "Eso es mucho más importante que si existe o no existe un ministerio de Tecnología", sostiene el ejecutivo.
Al respecto, explica que hay varios países que tienen ministerios de Ciencia y Tecnología que son exitosos como Japón, Corea del Sur, Argentina, Costa Rica y Brasil, pero también hay otros como Estados Unidos que no cuentan con este tipo de cartera y también son exitosos, donde la ciencia y tecnología recae en otros ministerios como el de Defensa y Energía.
Sectores productivos
En cuanto a potenciar la ciencia y tecnología en los sectores productivos del país, Kulka destaca la minería y las energías renovables no convencionales como áreas estratégicas para un desarrollo que podría repercutir a nivel global.
"Chile tiene condiciones espectaculares para la energía solar, desde la radiación hasta la vinculación de la energía solar en el norte con una parte importante del consumo. Mientras que los desarrollos que se producen para la minería dado sus desafíos, son tremendamente sofisticados en los ámbitos de la ciencia, tecnología de la información (TI), biotecnología y nano materiales", señala Kulka.
ÁLVARO ACEVEDO: "ME PREOCUPA QUE LA DISCUSIÓN DE LA INSTITUCIONALIDAD SE SIGA POSTERGANDO"
Preocupado se muestra Álvaro Acevedo, gerente de innovación de Sofofa, frente al informe. En primer lugar, señala que no hay lineamientos unidos a acciones concretas y en segundo lugar, que el documento describa que no se han puesto de acuerdo (sobre el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación), le quita fuerza.
"Hay una sola política mala, independiente de los matices, y esa es no hacer nada. Me preocupa que la discusión en torno a la insitucionalidad se siga postergando creo que la sociedad chilena está dispuesta a asumir cierto margen de error con tal que empiece el movimiento", sostiene el ejecutivo.
Asimismo, destaca la importancia de tener recursos humanos e, incluso, propone la posibilidad de importar investigadores que trabajen en universidades nacionales, a diferencia de lo que se consigna en el informe. Advierte que la inyección de recursos humanos necesita de una mirada al entorno empresarial. Pues en su opinión, el aumento del número de doctores, "no es tan obvio" que vaya a mejorar el panorama de inversión en Investigación y Desarrollo (I+D).
"La baja fracción de I+D no es por falta de doctores, es porque en Chile nuestros productos exportables requieren de poca innovación", asevera.
Puntualiza, que si se está en un país donde las condiciones para invertir no están, "aunque lo sobrepobles de doctores eso no va a explotar en una oferta tecnológica más sofisticada", advierte.
También muestra preocupación por el plazo del informe y por apostar a una ruta de crecimiento orgánico para lograr capital humano avanzado, pues pensar a 15 años le parece un horizonte muy a largo plazo.
"Declarar que van a insertar más científicos en las compañías está bien, pero alguien debe bajarlo y hacerlo interesante para las empresas, con esquemas que tengan un sentido empresarial", explica.
Acevedo añade que los gerentes de las empresas son responsables de cara a sus accionistas de que sus decisiones tengan sentido de negocio y esa mirada hace falta en el informe.
Por otro lado, el documento señala que se requiere fomentar el uso de la Ley de I+D de incentivo tributario, el problema, según el ejecutivo, es que para lograrlo es necesario mejorar el sistema de evaluación.
"La actual demanda se puede manejar con un comité que se junta cada 15 días, pero si quieres aumentar su uso, se debe mejorar el mecanismo, de lo contrario, vas a tener una fila de personas que quiere utilizar el incentivo. La promoción debe ir aparejada con responsabilidad", concluye.
ÁLVARO OSSA: "FALTÓ MÁS REPRESENTACIÓN DEL SECTOR PRIVADO"
Si bien el director de Transferencia y Desarrollo de la Universidad Católica, Álvaro Ossa, celebra la importancia que se le ha dado a la discusión para impulsar la ciencia, innovación y tecnología en el país, confiesa que echó de menos una mayor representación del sector privado en la comisión presidencial.
"Tuvo un componente académico y de gobierno importante, pero faltó más representación del sector privado", apunta, considerando que una de las grandes necesidades de Chile es aumentar la inversión en I+D (hoy un 0,35% del PIB) para diversificar su matriz productiva y hacerla más competitiva, la industria debería haber tenido una mayor participación en la elaboración de la propuesta, comenta.
"Necesitamos fortalecer la participación del sector privado en estos temas, para lo que una nueva Ley de Ciencia, Innovación y Transferencia Tecnológica elaborada correctamente podría convertirse en una gran herramienta", sostiene. Esto, explica podría solucionar diversos cuellos de botella que actualmente enfrenta el sistema, desde regulaciones que frenan la proliferación de spin off a deficiencias en el acceso a financiamiento, implicando que parte de la investigación realizada por las universidades se deba financiar con las matrículas de los alumnos.
Por ello, dice, uno de los primeros focos a abordar por el gobierno debería ser la creación de este instrumento "estableciendo obligaciones e incentivos claros que incrementen la participación de las empresas en materia de innovación", y lograr una definición en cuanto al marco institucional que adoptará el país para impulsar estas materias.
En esa línea, cataloga de "inaceptable" que la Comisión Presidencial no llegara a consenso sobre este último, plasmando en el informe dos propuestas distintas para la nueva estructura.
Por otro lado, agrega que es importante lograr que el país entienda que los proyectos de I+D son a largo plazo, no de 12 o 18 meses, por lo que es fundamental ampliar la mirada y el acceso al financiamiento para resolver los problemas del presente y futuro. "Chile ha estado desarrollando estrategias de innovación desde el año 2000 en adelante con diversos organismos y sin ninguna estructura robusta que les diera soporte. Me parece que tras el royalty minero y todo lo que ha pasado durante esos años, ya es hora de avanzar en darle una formalidad a todo esto", sostiene.
JAIME SOTO: "VEMOS CIERTA INCERTIDUMBRE RESPECTO AL ÉXITO DEL PROGRAMA"
"Pasar de US$ 6 millones a US$ 30 mil millones en exportaciones es ambicioso, pero no por eso inalcanzable", afirma Jaime Soto, secretario general de la Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de Información (ACTI), respecto al informe de la Comisión Presidencial Ciencia para el Desarrollo de Chile que señala que a 2030 el país debiese multiplicar por cinco sus exportaciones de mediana y alta intensidad tecnológica, logrando que al menos un 10% sean de alta intensidad. Para alcanzar este objetivo, Soto plantea que se requiere de capital humano avanzado, del cual existe un déficit, pero también un gran potencial que estima seguirá creciendo en los próximos años, dado que a nivel internacional se está desarrollando rápidamente.
"Que nuestro país establezca prioridades que demuestren un mayor grado de importancia otorgado a las ciencias, innovación y tecnología, habla muy bien de la perspectiva que se tiene sobre la proyección de la industria y del rol cada vez más importante que está obteniendo en Chile", sostiene.
Sin embargo, agrega que si bien el informe incluye los lineamientos más importantes para el fomento del área tecnológica, "vemos cierta incertidumbre respecto del éxito de un programa con foco en las ciencias y el desarrollo en Chile de aquí a 2030", ya que -indica- habría aspectos que no estarían bien definidos en el informe, como el de maximizar el acceso y el uso de la información científica y tecnológica disponible, del cual no quedaría completamente delimitado el proceso de cumplimiento ni cómo se llevaría a cabo.
Respecto al incentivo de las Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI), agrega que en Chile existe un ecosistema débil y disperso, que permite a medias su desarrollo potencial.
"Hoy, solo el 0,36 % del PIB se ocupa en I+D+i, versus el 2,4 % del promedio de la OCDE, lo que es muy bajo tanto para el nivel país, como en relación a los estándares internacionales. Para que alcance una velocidad mayor, es crucial que exista un incentivo a nivel de administración, lo que incluye la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología", afirma.
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