O lo aman o lo odian. Con Tomás Mosciatti, el director de Radio Bio Bio, no hay medias tintas. Mientras algunos ven en el abogado, que debutó como periodista en la emisora controlada por su familia y que hoy tiene un espacio en los noticieros de CNN y de Mega, a un entrevistador perspicaz e independiente, otros consideran que sus comentarios son irresponsables e infundados. El debate entre los límites del rumor y la información está abierto.
Por María José López
Ilustración: Ignacio Schiefelbein
Ilustración: Ignacio Schiefelbein
Eran cerca de las diez de la noche del 2 de abril cuando desde el noticiario de Mega, Tomás Mosciatti lanzó la granada. Mientras entrevistaba a Camilo Escalona, le preguntó si había escuchado que la presidenta Bachelet había deslizado la posibilidad de renunciar a su cargo. Las reacciones no tardaron en llegar. Las redes sociales se inundaron de comentarios y seis días después, la misma mandataria desmintió la información.
“Un comentarista dijo que yo había renunciado a la Presidencia de la República. Y se lo preguntó a alguien (…) Hemos llegado a un periodismo del rumor. (…) Yo no pienso ni he pensado en renunciar”, aclaró a un grupo de corresponsales extranjeros.
El episodio no pasó inadvertido. En La Moneda están molestos con el director de Radio Bio Bio. Dicen que le tiene aversión a la presidenta y aseguran que la relación entre el Gobierno y el entrevistador es de distancia. “Es un tipo infinitamente recargado contra Bachelet”, comenta un asesor de la mandataria.
¿Quién es Tomás Mosciatti, el personaje que sólo escribe con lápices a tinta verde; que llega a sus entrevistas con archivadores repletos de recortes; que duerme poco; que aterriza a las 5:45 AM a la radio?
Para otros no es novedad. Mosciatti, el hombre de suspensores, pelo cano y ascendencia italiana –que no es periodista sino que abogado de la Universidad de Chile– es conocido por sus agudas entrevistas y por sus duras críticas a empresarios, políticos y autoridades en general.
Siempre ha disparado con fuerza y, frente a los episodios de las últimas semanas, no ha bajado el tono de las columnas que publica los viernes en la radio: calificó a Bachelet como “taimadita” y dijo que “no estamos” para una presidenta taimada; cuestionó al SII por ser tan “agresivo” en la investigación de boletas falsas con algunos grupos económicos, y tan “cuidadoso” con otros, como Saieh y Luksic; preguntó al aire cuándo los militantes de izquierda “pasaron esa barrera ética” que los llevó a aceptar ser comprados por el ex yerno de Pinochet, Julio Ponce Lerou; acusó a los ministros Rodrigo Peñailillo y Alberto Arenas de esconder y muñequear la “hecatombe” del financiamiento a la política; y aseguró que el titular de Interior está totalmente enfrentado con su subsecretario Mahmud Aleuy, y que el primero está próximo a salir del gabinete, junto a todo el comité político.
Indicó, además, que tres de los principales ministros de Estado estarían “comprometidos” en el caso SQM. Y frente a los cuestionamientos que encabezó la semana pasada por el episodio de la renuncia de Bachelet, salió a defenderse: “La ciudadanía requiere verdad, no impunidad. Andrónico Luksic, Saieh, Ponce Lerou, Correa, Cristina Bitar, Dávalos y muchos más, a ellos es la ciudadanía la que les está sacando esa careta, esa máscara o ese pasamontañas (…) Nosotros vamos a seguir informando como lo hemos hecho siempre, frente a todos los gobiernos y frente a todos los poderes; políticos y económicos, desde siempre y por igual, sin temor a campañas que dicen que una información es un rumor, sin ese temor”.
“El foco de Mosciatti es la oposición a la elite: él encarna las dudas del ciudadano común y plantea públicamente las preguntas que nadie se atreve. Es parte de los periodistas que están cambiando el ejercicio de la profesión, y se enfrentan, incluso al presidente. Para él de verdad no existen los intocables”, dice Julio César Rodríguez, quien trabaja con el abogado.
Su estilo genera seguidores, pero también provoca rechazo. Para Rolando Santos, director ejecutivo de CNN Chile, es precisamente ése su principal atractivo. “Cuando voy a un cóctel, siempre hay un grupo que me dice que él es lo mejor, y otro que lo odia y que me pregunta cómo puedo tenerlo en pantalla. Y ésa es precisamente la razón por la que lo quería al aire, porque genera tensión. Algunos lo ven porque le creen, y otros, porque se preguntan qué demonios va a decir esta vez. Eso es televisión”, dice Santos.
¿Quién es Tomás Mosciatti, el personaje que sólo escribe con lápices a tinta verde; que llega a sus entrevistas con archivadores repletos de recortes; que duerme poco; que aterriza a las 5:45 AM en la radio; que no acepta hacer entrevistas sin, al menos, un día de preparación; que dice no tener auspiciadores “intocables” y que su bandera de lucha es la “independencia total”; que suele reunirse con fuentes y amistades en el Rivoli; que colecciona autos Fiat antiguod; que intentó estudiar latín; que no vota para las elecciones porque quiere mirar a todos sus entrevistados con los mismos ojos; que no está casado ni tiene hijos y que dedica su día completo a la información?
El aterrizaje
Antonio Mosciatti Guardianella y su hijo Ezio Mosciatti Cipolett vivían en San Severino Marche, en la zona centro este de Italia. El primero trabajaba en una empresa francesa que fue contratada para construir el primer dique seco del país, en Talcahuano, que se inauguró el 20 de febrero de 1896 y que todavía está en funcionamiento. Entonces, los Mosciatti hicieron patria en Chile.
El segundo –abuelo del entrevistador–, ya en Chile tuvo una empresa constructora, con mucho éxito. La vida de los siete hijos que tuvo con Mercedes Moena cambió radicalmente en 1932, cuando éste, con sólo 41 años, murió: todos tuvieron que trabajar a temprana edad. Sus hijos siguieron caminos independientes, el sexto del clan, Nibaldo, un famoso ajedrecista de la VIII Región –a los 20 años fue campeón de Concepción–, desarrolló una larga carrera en la industria de las comunicaciones: hizo títeres y teatro junto a los hermanos Duvauchelle y Luis Alarcón; instaló una agencia de noticias y, luego, una de publicidad.
Al poco tiempo de sus apariciones en CNN, el estilo del abogado comenzó a dar que hablar. Lo empezaron a comparar con el argentino Jorge Lanata, y por su look, con el norteamericano Larry King.
En 1959 fundó la Radio El Carbón de Lota, que siete años después dio vida a Radio Bío Bío de Concepción. En 1991 fundó el Canal Regional de Televisión de Concepción, el primer regional privado de Chile, cuyas transmisiones comenzaron en 1993 como Canal 9 Regional. Cuando murió, en 2007, de sus ocho hijos, fueron los cinco menores y provenientes de su segundo matrimonio con la abogada Olga Olivieri –Tomás (abogado), Nibaldo Fabrizio (periodista), Ezio Livio (arquitecto), Mauro Alessio (ingeniero) y Piero Bruno (licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales)– los que mantuvieron el control de las empresas a través de Bío Bío Comunicaciones.
Hoy, Tomás dirige la emisora Santiago; y, Bío Bío y Punto Siete de Valparaíso; Nibaldo es jefe de prensa; Mauro es gerente general, encabeza las radios del sur y es el responsable de la página web; y Piero está a cargo de Radio Punto Siete de Concepción. Entre todos también, en tiempos de expansión, compraron transmisores y antenas al extranjero, que luego vendían a terceros.
En 2013 decidieron saltar a la televisión por internet con Bío Bío Chile TV, donde se graban los polémicos comentarios de Tomás: el espacio está a cargo de la periodista Rayén Araya y es supervisado por el mayor de la familia.
Después de terminar el colegio –primero en la Alianza Francesa, luego en los Padres Franceses–, ingresó a Derecho en la Universidad de Concepción, y, un año después, se mudó a Santiago para seguir sus estudios en la Universidad de Chile. Ahí fue compañero de Xavier Armendáriz y estuvo un curso más abajo del ex contralor Ramiro Mendoza. Una vez egresado, se instaló en Concepción para trabajar en la compañía familiar. La expansión de la emisora comenzó a principios de la década del 90, primero en Temuco, Osorno y Puerto Montt y luego en Santiago. En 1997 se instalaron en la capital, en plena Providencia –ocupan dos casas antiguas; una de dos y otra de tres pisos–, lugar que hasta hoy es la sede de la radio. Es ahí donde en un pequeño jardín delantero, el mismo Tomás Mosciatti plantó una araucaria traída desde Lonquimay donde veraneaban con su padre y sus hermanos cuando niño. Y es ahí también donde llega Tomás todos los días casi de madrugada para trabajar hasta altas horas de la noche a punta del café italiano que ofrece a sus visitas.
Quienes trabajan con los Mosciatti aseguran que la exigencia de la radio es muy alta. “Con pocos recursos debes rendir como el mejor medio. Tienes que darlo todo”, indica un periodista que trabajó ahí.
Rayén Araya agrega: “Tomás es un tipo dedicado a su trabajo, a la radio y a la información. Minucioso, austero, observador, perspicaz y con tres pasiones: la radio, sus Fiat antiguos y la conversación. Pero si tengo que escoger sólo un adjetivo, lo definiría igual que la radio, es independiente de verdad”.
La crisis y la TV
Como en todos los negocios, la Radio Bío Bío ha pasado por malas épocas. En 2002, una crisis financiera casi los llevó a la quiebra. Buscaron formas de ahorrar, y fue así como el mayor de los Mosciatti decidió comenzar a leer las noticias en el Radiograma Matinal, a las 6:00 am.
En diciembre de 2008, cuando Rolando Santos preparaba la instalación de CNN Chile, buscó una radio para establecer una alianza estratégica con la señal 24 horas. Santos recuerda que estuvo escuchando radio durante más de una semana y cuando se detuvo en Bío Bío le preguntó a Patricio Hernández, entonces director general de noticias de CNN, si conocía a la familia controladora de la emisora. Éste tenía un amigo en común, Juan Navarrete, que hizo de puente. “Tomás es una de las primeras personas que conocí al arribar a Chile. Apenas llegué, me comprometí a recorrer el país de norte a sur y cuando fui a Concepción almorcé en su casa con su mamá, sus hermanos… ahí conocí su periodismo, su historia y por eso llegamos a un convenio con él. Le tengo un cariño personal. Yo sé que es polémico, eso es Tomás, no es CNN”, cuenta Santos.
Así se selló el acuerdo. El conductor estaría a cargo de una sección de entrevistas y también de una de opinión. Pero esta última no duró mucho tiempo y fue sacada del aire porque, según cuenta un cercano, hubo reclamos de empresas vinculadas al canal.
Lo que pocos saben es que por este trabajo no recibe un sueldo. “Es una alianza para intercambiar material, al igual que con La Tercera, pero no es pagado”, asegura Rolando Santos, con quien suele almorzar cada dos meses en el Rivoli, donde conversan largo y comparten una de sus aficiones: las plumas. La cabeza del canal de noticias colecciona lapiceras antiguas, el socio de Bío Bío, de tinta verde.
El ojo de Santos no estaba errado. Al poco tiempo de sus apariciones en televisión, el estilo del abogado comenzó a dar que hablar. Lo empezaron a comparar con el argentino Jorge Lanata, y por su look, con el norteamericano Larry King, también entrevistador de CNN, de pelo blanco, anteojos y suspensores. “Patricio Hernández se lo comentó, pero él dijo que no tenía idea quién era. Le tuvieron que poner un video para mostrarle de quién hablaban”, relata un periodista que dice que esto puede ser perfectamente posible, porque el director de Bío Bío no ve televisión y desde niño usa suspensores por comodidad. Pero no todos creen que su peculiar estilo sea algo espontáneo.
Mosciatti vive para su trabajo. Según un periodista que trabaja con él, se prepara largas horas antes de sus entrevistas. Su oficina en la radio está tapizada de documentos, carpetas y suele sumergirse en el centro de documentaciones de la Bío Bío. Es tanto su afán por llegar bien instruido a las entrevistas que incluso hay episodios en que se ha negado a hacerlas: ocurre con algunos temas que requieren estudio previo o leer un libro, o cuando se trata de temas que le son muy ajenos. Un caso fue el del general José Zara Holger, uno de los sentenciados por la muerte del general Carlos Prats y su señora en Buenos Aires. “Hubo promoción al aire, pero Mosciatti sentía que no tenía tiempo suficiente para prepararla y terminó haciéndola otro periodista”, cuentan cercanos. Otros, en cambio, lo tildan de poco riguroso y aseguran que lanza sus comentarios con escasa preparación.
Mosciatti vive para su trabajo. Según un periodista que trabaja con él, se prepara horas antes de sus entrevistas. Su oficina en la radio está tapizada de documentos, carpetas y suele sumergirse en el centro de documentaciones.
El terremoto y la pelea con Amaro
La cobertura del terremoto del 27/F marcó a la radio y por su trabajo sacaron aplausos. Los Mosciatti son oriundos de Concepción y el origen de la radio es precisamente la Región del Bío Bío, pero hay otro motivo que los hizo destacarse.
El 2005 hubo falsa alarma de terremoto en la zona. Después de eso, los Mosciatti tomaron medidas: instalaron equipos de emergencia, lo que les permitió ser el único medio en mantener información radial prácticamente desde la hora cero el 27 de febrero de 2010 y ser los primeros en cubrir, in situ, la tragedia.
Por este asunto, sostuvo un enfrentamiento con el conductor de TVN Amaro Gómez Pablos. El Consejo Nacional de Televisión invitó a varios periodistas para comentar un informe de la cobertura posterremoto. Entonces el presentador de 24 Horas alabó el trabajo del departamento de prensa del canal estatal, asegurando que fueron los primeros en llegar a la zona del desastre. El comentario molestó a Mosciatti, quien lo calificó de centralista y soberbio y se lo hizo ver.
Para otros, lo que catapultó a Bío Bío fue la precisión para adelantar los resultados de la segunda vuelta en las elecciones presidenciales de 2010, entre Frei y Piñera. No fue el azar. La emisora tiene un complejo sistema de medición electoral –a cargo del ingeniero de la familia, Mauro–, que fue heredado de su padre y que les permitió a las 17 horas de ese día, asegurar que Piñera había ganado.
Una de nueve
A Mosciatti no le gusta que le digan que es un personaje. Por lo menos, así se lo hace saber a quien se lo dice. Repite que no le interesa la fama ni hacer carrera en televisión. Pero este año se integró al noticiario de Mega. Fue el mismo Patricio Hernández, actual director ejecutivo del canal privado, quien lo reclutó. A mediados del año pasado, le propuso encabezar una sección de entrevistas semanal en el noticiero. Antes de aceptar, el entrevistador se reunió con el dueño del canal, Carlos Heller, para conocerlo personalmente. Así, aterrizó en marzo y ya lleva cuatro capítulos grabados. “No le interesa hacer carrera televisiva. Lo hace únicamente porque sabe que ayuda a Bío Bío financieramente”, cuenta un cercano.
No obstante la buena sintonía del espacio –mantiene los 18 puntos que promedia el noticiero– la aventura con Mega tiene plazo de término. Con Hernández acordaron un período de prueba de tres meses. Después de eso, decidirán si renuevan el contrato por otro trimestre o si le ponen fin al acuerdo.
En todo caso, conseguirle entrevistados no es tarea fácil: en CNN, por ejemplo, se hacen pautas semanales todos los viernes, y entre el director de Prensa, Alejandro Repenning, los productores y Mosciatti, hacen un listado con 10 personas idóneas para cubrir un tema que haya marcado la semana. “De ésas, sólo una acepta”, cuenta un periodista que ha trabajado con él. Otro agrega: “Nos dicen que el momento es muy tenso, que está muy preparado y que incluso, llegan a transpirar”. Los más críticos, han señalado que se han sentido como parte de una trampa.
Mosciatti ha comentado a sus cercanos que entiende que algunos no le quieran dar entrevistas, como podría ser el caso, indican, del ministro Heraldo Muñoz. Esto, pues el locutor radial tiene amplios conocimientos en derecho limítrofe –hizo su tesis de Derecho en “Mecanismos de solución de controversias en el Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina en 1994”–, por lo que es un gran crítico de la estrategia de defensa de Chile ante la demanda de Bolivia y Perú, conoce el tratado y piensa que solicitar la incompetencia de La Haya fue una mala decisión.
Uno de los que ha estado en el set es el diputado Osvaldo Andrade, a quien, y al igual que Camilo Escalona, le preguntó si había escuchado lo mismo que él: que la presidenta tendría intenciones de renunciar. El parlamentario recuerda el episodio: “Sospecho que tenía antecedentes, y frente a eso, no podía desmentirlo. Es un tipo agudo que llega con apuntes, anotaciones, recortes, muy preparado. Pero también es un tipo que si no quiere responder algo, no lo hace: hace años estuve en la radio hablando de transgresiones laborales en los medios de comunicación. Y pregunté: ‘¿cuántos acá están sindicalizados?’ Y nos fuimos a comerciales”. De la radio aseguran que el sindicato funciona normalmente, que en los inicios no había pues era una organización familiar muy pequeña, pero que hoy le dan importancia total al asunto.
Pero las críticas no es el tema que más preocupa a Tomás Mosciatti. Él no tiene hijos y ninguno de sus sobrinos está interesado en continuar trabajando en la radio. Y aunque es categórico que la emisora no se vende y que no cree en las dinastías, sus cercanos indican que lamenta que con él y sus hermanos, la historia de los Mosciatti en Bio Bio llegue a su fin. •••
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Su relación con el poder
El distanciamiento entre Bachelet y Tomás Mosciatti es de larga data. Pocos días después del 27 de febrero de 2010, la radio Cooperativa organizó cadena nacional con varias emisoras del sur del país para mantener informada a la zona más afectada tras el terremoto. Cuando confirmaron la participación de la presidenta, el gerente de esa radio, se comunicó con Bio Bio –ubicada a pocas cuadras de distancia– para que se integrara a la transmisión nacional. La respuesta del comentarista fue: no gracias.
La decisión fue rechazada en palacio. “Fue mal evaluado por el Gobierno. Se esperaba un acto de mayor generosidad. Pero la radio no abrió el micrófono a Bachelet porque no quisieron”, señala una persona que trabajaba junto a la mandataria aquella época.
El quiebre se agudizó tres años más tarde. En enero de 2013, Tomás Mosciatti publicó una columna en la sección de la radio “Comentarios Bio Bio” donde hablaba, a raíz de una publicación en Qué Pasa, de los negocios y autos Lexus del hijo de la presidenta y su mujer, Natalia Compagnon. En su comentario, Mosciatti se refirió al trabajo que Dávalos desempeñó en la Dirección Económica de la Cancillería hasta julio de 2012 y planteó un posible conflicto de interés por su rol como asesor de empresarios chilenos y chinos. Tres meses después, recibió una querella de parte de Dávalos. Mosciatti contraatacó. Su abogado, Álvaro Espinoza, cuenta que el locutor presentó una denuncia en el SII –a través de su página web–, y Dávalos, más tarde, se desistió de la acción judicial.
Desde entonces, los asesores de La Moneda tienen a Mosciatti entre cejas. Para ellos, el comentarista derechamente miente. “No sé quiénes serán sus fuentes, pero claramente no son buenas”, indica una persona que trabaja en el Gobierno. Y citan ejemplos: el miércoles 8 de abril, Mosciatti dijo en el noticiero de la mañana que la noche del martes hubo movimiento en la casa de la presidenta y que habría sostenido reuniones con dirigentes políticos para definir cómo sería el acuerdo que planea encabezar el Gobierno para poner fin a la crisis política. Lo cierto, indican sus colaboradores, es que Bachelet estuvo con Ana Lya hasta las 21:45 en su oficina y se retiró cerca de las 22 hrs, fue a buscar a su hija y juntas fueron a su casa. “Ella llegó a comer y después se acostó. Nada de reuniones”, comenta una persona que la conoce.
En la administración de Sebastián Piñera tienen otra visión. Recuerdan que le tenían “terror” a los comentarios de Mosciatti, y dicen que, al menos con ellos, no se equivocaba. “Tenía una visión muy crítica con los conflictos de interés. Les sacaba la mugre a los ministros. Escucharlo nos producía una sensación de angustia, de crítica sin fin”, confiesa un ex colaborador de Piñera. Y agrega: “Eso sí, ni una mala opinión era sin razón. No era descabellado y era muy difícil pillarlo en errores. Tiene precisión en los datos y en el lenguaje. Lo llamaban para reclamar ministros y le daba lo mismo, nos refregaba sobre su independencia”.
Quienes trabajaron con el ex presidente recuerdan que fue especialmente duro con Rodrigo Hinzpeter, que fue un severo fiscalizador de los avances de la reconstrucción, y que Jaime Mañalich tildó a Bio Bio como radio “de oposición”, aunque ahora es panelista. Además, hicieron agudas notas de Félix de Vicente, cuando se dio a conocer su vinculación con un cementerio y del conflicto que llevó al ex ministro Fernando Echeverría a dejar la cartera de Energía tres días después de haber asumido. “Sabía mucho más que nosotros”, dice la misma persona.
Con Piñera, los Mosciatti tenían buena relación. Cuando el ex presidente dio una entrevista a Nibaldo y Tomás en la radio en Concepción, les comentó que había conocido a su padre. Entonces los invitó, junto al resto de sus hermanos, a tomar un café a La Moneda. Tiempo después, el ex mandatario asistió a la emisora en la calle Antonio Bellet para conversar con los cinco hermanos Mosciatti.
Esto, para algunos periodistas de Bío Bío, denotó una inclinación hacia la derecha. Otros, en cambio, no le dieron importancia.

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