El rechazo del Congreso de Estados Unidos a la reforma de cuotas, es otro de lo puntos que se tratarán, debido al bloqueo que supone de la propuesta acordada hace cuatro años por el FMI.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) se prepara para celebrar su tradicional reunión de primavera, con los riesgos de baja inflación en la eurozona, la volatilidad financiera en algunos mercados emergentes y el rechazo a la reforma de cuotas por parte de EE.UU. como puntos fuertes.
Precisamente, el estancamiento de la reforma de cuotas del organismo internacional aprobada en 2010, ante la nueva negativa del Congreso de EE.UU. a ratificarla, renovará las críticas por parte de los países emergentes -con los BRICS a la cabeza: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica- a lo que juzgan como incapacidad de los avanzados para cumplir con sus promesas.
"En ausencia de riesgos económicos realmente grandes y obvios, el tema de la reforma del FMI jugará un papel más importante, lo que significa que EE.UU. enfrentará numerosas críticas por no aprobar la reforma", explicó Jacob Kirkegaard, investigador del Peterson Institute for International Economics.
La falta de ratificación por parte de Washington, el mayor contribuyente del Fondo y con mayor peso en el voto, supone el bloqueo de la propuesta acordada hace cuatro años de forzar el reequilibrio en el seno del organismo para aumentar la representación de los emergentes como reflejo de los nuevos tiempos.
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, ya ha mostrado su "decepción" por el 'no' del Congreso, que impide que sean doblados sus recursos de préstamo como consecuencia del alza de las contribuciones de los países emergentes y proyecta sombras sobre la legitimidad de la institución.
En su habitual discurso previo a los encuentros, que reunirán la próxima semana en Washington a los principales ministros de Finanzas y banqueros centrales del mundo, Lagarde dibujó un panorama de estabilidad económica tras la aguda crisis financiera, pero con varios obstáculos.
Por un lado, la baja inflación en la zona euro, que amenaza con complicar aún más la difícil recuperación de las economías, especialmente en el sur de Europa.
"Un periodo potencialmente prolongado de baja inflación puede ralentizar la demanda y la producción, y con ello el crecimiento y la creación de empleo", advirtió Lagarde.
En este sentido, el Fondo ha insistido en la necesidad de que el Banco Central Europeo (BCE) se embarque en una política monetaria más proactiva que reactiva y tome nuevas medidas de estímulo.
La política monetaria en EE.UU. también será una de las cuestiones de conversación, dada la creciente tensión experimentada en algunos mercados emergentes tras el inicio de la retirada del programa de compra de bonos por parte de la Reserva Federal (Fed) que puso en marcha para estimular la economía.
Para los expertos, sin embargo, no todos los emergentes encararán las mismas turbulencias.
"Está asegurada más volatilidad con el fin del dinero barato, pero solo los países emergentes como problemas domésticos como Turquía o Brasil se verán afectados", remarcó Kirkegaard.
Por último, los dirigentes reunidos en Washington no escaparán a las tensiones geopolíticas sobre Ucrania y sus potenciales efectos económicos sobre los jugadores con más conexiones con la región, como Rusia y la Unión Europea.
El Fondo ya ha anunciado que está estudiando un programa de rescate a Kiev por valor de entre US$ 14.000 y US$ 18.000 millones para estabilizar una economía que se encuentra en una "situación muy complicada", en palabras de Lagarde.
Además, el organismo internacional dará a conocer las nuevas previsiones económicas de crecimiento global.
Lagarde ya ha adelantado que pese a haber "doblado la esquina de la crisis", el crecimiento se prevé que siga "aún débil y frágil".
Desde el Banco Mundial, coanfitrión del evento, se recalcará la necesidad de hacer frente al cambio climático como desafío generacional y la importancia fundamental de promover un crecimiento sostenible e inclusivo en los países en desarrollo.
Precisamente, el estancamiento de la reforma de cuotas del organismo internacional aprobada en 2010, ante la nueva negativa del Congreso de EE.UU. a ratificarla, renovará las críticas por parte de los países emergentes -con los BRICS a la cabeza: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica- a lo que juzgan como incapacidad de los avanzados para cumplir con sus promesas.
"En ausencia de riesgos económicos realmente grandes y obvios, el tema de la reforma del FMI jugará un papel más importante, lo que significa que EE.UU. enfrentará numerosas críticas por no aprobar la reforma", explicó Jacob Kirkegaard, investigador del Peterson Institute for International Economics.
La falta de ratificación por parte de Washington, el mayor contribuyente del Fondo y con mayor peso en el voto, supone el bloqueo de la propuesta acordada hace cuatro años de forzar el reequilibrio en el seno del organismo para aumentar la representación de los emergentes como reflejo de los nuevos tiempos.
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, ya ha mostrado su "decepción" por el 'no' del Congreso, que impide que sean doblados sus recursos de préstamo como consecuencia del alza de las contribuciones de los países emergentes y proyecta sombras sobre la legitimidad de la institución.
En su habitual discurso previo a los encuentros, que reunirán la próxima semana en Washington a los principales ministros de Finanzas y banqueros centrales del mundo, Lagarde dibujó un panorama de estabilidad económica tras la aguda crisis financiera, pero con varios obstáculos.
Por un lado, la baja inflación en la zona euro, que amenaza con complicar aún más la difícil recuperación de las economías, especialmente en el sur de Europa.
"Un periodo potencialmente prolongado de baja inflación puede ralentizar la demanda y la producción, y con ello el crecimiento y la creación de empleo", advirtió Lagarde.
En este sentido, el Fondo ha insistido en la necesidad de que el Banco Central Europeo (BCE) se embarque en una política monetaria más proactiva que reactiva y tome nuevas medidas de estímulo.
La política monetaria en EE.UU. también será una de las cuestiones de conversación, dada la creciente tensión experimentada en algunos mercados emergentes tras el inicio de la retirada del programa de compra de bonos por parte de la Reserva Federal (Fed) que puso en marcha para estimular la economía.
Para los expertos, sin embargo, no todos los emergentes encararán las mismas turbulencias.
"Está asegurada más volatilidad con el fin del dinero barato, pero solo los países emergentes como problemas domésticos como Turquía o Brasil se verán afectados", remarcó Kirkegaard.
Por último, los dirigentes reunidos en Washington no escaparán a las tensiones geopolíticas sobre Ucrania y sus potenciales efectos económicos sobre los jugadores con más conexiones con la región, como Rusia y la Unión Europea.
El Fondo ya ha anunciado que está estudiando un programa de rescate a Kiev por valor de entre US$ 14.000 y US$ 18.000 millones para estabilizar una economía que se encuentra en una "situación muy complicada", en palabras de Lagarde.
Además, el organismo internacional dará a conocer las nuevas previsiones económicas de crecimiento global.
Lagarde ya ha adelantado que pese a haber "doblado la esquina de la crisis", el crecimiento se prevé que siga "aún débil y frágil".
Desde el Banco Mundial, coanfitrión del evento, se recalcará la necesidad de hacer frente al cambio climático como desafío generacional y la importancia fundamental de promover un crecimiento sostenible e inclusivo en los países en desarrollo.
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