2014/04/04

Alberto Arenas: Empoderado

Ni aplanadora ni retroexcavadora. Alberto Arenas está hecho una locomotora a la cabeza del proyecto clave de Bachelet: la reforma tributaria. El mismo día que la iniciativa ingresó a trámite en el Congreso y en medio de un exaltado clima en la cartera que dirige, el ministro recibió a Capital y explicó por qué cree que subir la carga tributaria es inevitable e imperioso. Y también, por qué está seguro de que, más allá de los augurios, la economía chilena irá de menos a más.
Por Roberto Sapag y Marcelo Soto
Fotos: Julio Donoso
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Los dominios de Teatinos 120 no le resultan ajenos a Alberto Arenas. Trabajó allí más de una década en los años ‘90 y 2000, hasta que asumió la Dirección de Presupuestos en el anterior gobierno de Michelle Bachelet. Tuvo, entonces, una posición estratégica (sometida a condiciones de excepcional estrés, cuando junto al ministro Velasco le tocó encarar la crisis internacional) y también la tiene hoy.
Sí, porque ahora Alberto Arenas es el dueño de la pelota en Hacienda y porque ejerce el cargo investido, en cierta forma, de poderes especiales. Hombre cercano a la presidenta, jefe programático en la campaña y puntal de la actual administración, Arenas sabe que tiene que desempeñar una posición crítica en el puente de mando, ya que lo suyo no será sólo administrar la parcela del Estado, sino que expandirla en línea con las ambiciosas metas programáticas. Un trabajo que, puesto en simple, supone mover los cercos del predio y confrontar a los vecinos que se sientan incómodos con ello.
Empujar una reforma tributaria de la magnitud de la ingresada al Congreso el martes 1 de abril toca muchos intereses y, como es natural, tiene revuelto el avispero. Si bien hay muchos sectores abiertos al debate, también hay áreas del empresariado, partidos políticos y think tanks que se preparan para resistir las ideas y propuestas que estiman innecesarias y contraproducentes.
Como sea, todo eso está por venir. Por mientras, pocos discuten que en estas semanas Arenas ha crecido en perfil político. Si alguien dudó al partir el verano si lo nombrarían ministro de Hacienda, hoy es mejor que se haga a la idea (salvo un imprevisto impensable) que lo verá en el gobierno por cuatro años.
Él lo sabe y está dispuesto a demostrarlo en la cancha política. No porque no tenga opción, sino porque a este ex militante comunista (hoy socialista), el asunto le entusiasma intelectual y espiritualmente, y porque tal vez en su fuero interno sabe que si logra imponer su agenda se anotará en los anales de Hacienda y las finanzas públicas del país.
Forjado en el Liceo Experimental Manuel de Salas y la Universidad de Chile, y doctorado en Economía en la Universidad de Pittsburgh, Arenas ha ejercido especialmente en el sector público, recorrido del que está orgulloso. Claro que sería injusto omitir del currículo de este aficionado de Colo Colo, de 48 años, algunos de los hitos que también registra a nivel privado, como su paso por el Banco Sud Americano a principios de los 90 y por el directorio de la estación de TV de Andrónico Luksic, el Canal 13, a principios de esta década.
-¿Cómo fue el trabajo previo de preparación de la reforma y cuáles los resguardos que tomaron para evitar filtraciones?
-Estamos orgullosos de haber ingresado el proyecto a 20 días de iniciado el gobierno, lo que confirma no sólo que teníamos capacidad de gobernar, sino también la experiencia para actuar desde el primer día.
¿Cómo lo hicimos? Con trabajo en equipo. El ministerio tiene personas especializadas que han estado dedicadas exclusivamente a esto. Y como jefe programático, por cierto, desde junio del año pasado yo ya tenía las definiciones principales. Hubo todo un trabajo previo de estudios y preparación que nos permitió desde fines de enero, una vez nombrado ministro, trabajar en cosas más específicas, porque sabíamos que debía estar lista dentro de los 100 días y porque teníamos claro que iba a ser de las primeras leyes enviadas al Congreso.
La reserva no es tema para nosotros. Es parte del trabajo que debe hacerse en el Ministerio de Hacienda. Trabajé 17 años en esta cartera, en la Dirección de Presupuestos, donde pasé desde analista junior a senior, de jefe de departamento a subdirector y después a director. El espíritu es que lo que se trabaja internamente en Hacienda se trabaja en Hacienda, sin filtraciones. No podría ser de otra forma. Y este es un proyecto de ley fundamental, que exige rigor y en cuya elaboración había que estudiar todos los detalles. Acá hay un trabajo fino, que va desde el ciclo de la implementación a cómo ingresa la recaudación: todo tiene una armonía.
-Usted dijo en algún minuto que elevar impuestos no afecta el crecimiento. Ese argumento llevado al extremo no cuaja, porque de ser así nada impediría subir los impuestos al 100% de las rentas del capital y el trabajo.
-¿Sabe lo que pasa? Que ese debate es el de siempre con las reformas tributarias: para aquellos que no quieren que los impuestos aumenten, nunca es un buen tiempo para hacer reformas.
En cambio yo creo que esto hay que verlo desde las cifras y no desde la ideología. Lo que esconde esto es el debate sobre el tamaño del Estado, porque lo que la recaudación tributaria hace es darle más recursos al Estado, darle más posibilidades de hacer las cosas, y para algunos eso no es algo que vean con buenos ojos. Pero para otros, como este ministro de Hacienda y el gobierno, eso no sólo no es un problema, sino que es un compromiso de campaña refrendado en las urnas.
-Pero más allá de las urnas es una discusión de fondo: ¿cuán grande debe ser el Estado?
-De acuerdo y veámoslo desde el ángulo económico. En los países desarrollados este debate está completamente superado. Este debate ellos no lo tienen; mantienen sus tasas de crecimiento y lo que hacen, en forma simultánea, es darle gobernabilidad al crecimiento, financiando de modo responsable la mayor demanda de bienes y servicios que tiene el Estado.
Eso se hace con ingresos permanentes y con mayor carga tributaria. ¡No es casualidad que los otros países desarrollados de la OCDE tengan cargas tributarias muy superiores a la chilena! El promedio de ellos a 2012 tenía cargas de más de 25% del PIB. Si a Chile lo comparas controlando la variable de ingreso per cápita a 2010, los países de la OCDE tenían sobre tres puntos porcentuales más que Chile. Hay espacio. Estamos más de 30 años atrás en magnitud de la carga tributaria respecto de la OCDE, en una medición comparable. No es antagónico tener mayores cargas tributarias con un desarrollo sustentable. Se lo digo con absoluta convicción: las grandes empresas de este país no cambian sus decisiones de inversión cuando se les cambia el impuesto de primera categoría. No. Y hay estudios que lo demuestran, incluso uno de un ministro de Hacienda que estuvo en esta silla.
-Pero hay países como Francia que están repensando eso y se habla de revertir algunas alzas.
-Es que estamos en distinto ciclo y distintos puntos de partida. Porque la pregunta es cuál era la carga tributaria de Francia cuando tenía el ingreso per cápita de Chile. Y déjeme decirle otra cosa: la reforma tributaria le da valor agregado a la economía, tiene una dimensión de crecimiento, tiene un buen diseño de incentivos a las inversiones y tiene relación con las políticas sociales. Además está la política fiscal, que bien sabemos tiene un marco de responsabilidad y que, de hecho, nos llevará en las próximas semanas a entregar un decreto de política fiscal que va a dar un marco para los próximos cuatro años.
-Pero ministro usted sabe que hay detractores: la UDI, sectores del empresariado, centros de pensamiento. ¿Se oponen por intereses creados que buscan proteger a grandes grupos o también tienen sus argumentos?
-No es sorpresa que la UDI esté en contra de la reforma, pero creo que toda la oposición no piensa así. Acabo de estar en un acto con la presidenta Bachelet en Pudahuel y vi a parlamentarios de la oposición que entiendo han dicho que apoyarán la idea de legislar. Y esto no creo que sea sorpresa. Sin embargo, yo voy a esperar un debate franco y ojalá con celeridad.
-¿Qué opina de los matices que ha hecho a la propuesta el ex ministro de la Andrés Velasco, en especial en un tema crítico como el del término del FUT?
-El término del FUT es un elemento esencial del proyecto de reforma, porque permite aumentar la base sobre la cual se aplican los impuestos. No existe en el mundo un mecanismo que se le parezca y que permita a los dueños de las empresas tributar sólo por una fracción de las utilidades. Además, he escuchado a varios empresarios decir que el FUT no les quita el sueño.
-¿Podría demorarse esto en el Congreso más de lo necesario y afectar las decisiones de los agentes económicos?
-El Congreso es completamente soberano para dar tramitación a la reforma. Lo que nuestros parlamentarios nos han informado es que van a hacerlo con eficiencia. Pero creo que el trámite será expedito –y así lo esperamos dado el apoyo que hemos tenido en las últimas horas–, será con el debido debate, democráticamente como corresponde, donde se informarán todos los detalles que se consulten al Ejecutivo. Creemos que se va a mantener esa promesa de hacerlo con celeridad, que es lo que la economía necesita.
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La justicia de la gratuidad

-¿Cuán lógico es hacer justicia con la forma con que se recauda en lugar de hacerlo sólo con la manera como se distribuye? Se lo pregunto porque hay quienes creen que un sistema menos “Robin Hood” puede ser más eficiente recaudando, lo cual mejora el espacio para hacer justicia distribuyendo.
-Los que hablan de Robin Hood no han visto la experiencia de los países desarrollados. Chile entró hace unos años a la OCDE y ahí el país escucha las buenas prácticas del mundo desarrollado. Y estas prácticas recaudan de forma progresiva y hacen transferencia desde el mundo fiscal hacia la población en forma progresiva también. Después de impuesto, la distribución de ingresos mejora sustantivamente en los países desarrollados. Eso no ocurre en Chile. Los que dicen que eso no es necesario, están equivocados respecto de lo que muestra la evidencia empírica (se ríe). El mundo desarrollado no ve antagónico ni tener en forma responsable ingresos más permanentes en el Estado, ni mejorar la distribución del ingreso. Son cosas consistentes con el desarrollo.
Nuestro programa de gobierno enfrenta la desigualdad en todas sus dimensiones para alcanzar un desarrollo inclusivo. Y ese desarrollo inclusivo pasa por entender que efectivamente en Chile hay muchas cosas todavía por hacer, como por ejemplo una reforma a la educación que debe ser responsablemente financiada en forma sustentable en el tiempo. Entre otras cosas, aprobando una reforma tributaria que le dé ingresos permanentes al Estado.
-¿Cual es la ganancia en crecimiento y productividad para el país de la educación gratuita y, sobre todo, de la educación gratuita para los más ricos?
-Acá hay un concepto básico. Para nosotros la educación es un derecho social, no un bien de consumo. Cuando tiene la lógica de un derecho social, se entiende que es una educación que debe ser de calidad, con cobertura plena, universal, donde las restricciones al acceso no existan, entre otras las de financiamiento. Y, por lo tanto, hablas de educación gratuita, donde los recursos se utilizan en la calidad de la enseñanza que reciben los estudiantes. Por eso hemos dicho: que no lucren con la educación.
En ese sentido, vamos a avanzar en lo que está comprometido en el programa. Déjeme decir lo siguiente: ¡si los países desarrollados, nuevamente, (se ríe y levanta la voz) lo que hacen es invertir en educación! La mejor educación en los países desarrollados, ¿sabe dónde está?... En la educación pública, en el fortalecimiento de la educación pública, que es de calidad y gratuita. Lo que nosotros hemos propuesto en el programa de gobierno es avanzar en una reforma estructural de la educación, donde se asegure lo anterior. Eso tiene una externalidad positiva muy potente: invertir en educación es invertir en capital humano, invertir en educación es invertir en productividad a largo plazo, y es también preocuparse del desarrollo económico sustentable.
-Uno de los aspectos más comentados ha sido el impuesto al alcohol. ¿Por qué otros países productores no tienen impuesto adicional al vino? Por ejemplo, en Argentina se considera un producto que hay que cuidar.
-Nosotros nos comparamos con los países OCDE.
-También en países productores desarrollados como Italia, España, el vino no paga impuestos adicionales o es un mínimo. En Francia es 2 %.
-Nosotros nos comparamos con los países de la OCDE y básicamente esos son los parámetros de buenas prácticas que hemos recogido: impuestos con cuidado al medio ambiente, e impuestos correctivos, por ejemplo, en el tema de los alcoholes. Temas relacionados con la protección de la micro y pequeña empresa. Nosotros estamos muy atrasados respecto a los países desarrollados...
Más que hablar de un sector específico y de un producto, a mí me interesa la integralidad de la reforma. Aquí hay un diseño riguroso para que la reforma tributaria sea integral. Para eso, la reforma no puede quedarse solamente en los temas de impuesto a la renta, que son en todo caso la parte más importante de la recaudación. El 46 % de la recaudación está relacionado con eso, pero efectivamente hay otras materias como la que menciona, como el tema de los alcoholes. Porque es un reforma integral.

¿Tormentas en el horizonte?

-El anuncio de la reforma coincide con el IPoM que hizo una revisión a la baja del crecimiento y también una constatación preocupante de lo que está pasando en inversión. ¿Cómo afecta eso a las proyecciones originales con que se diseñó la reforma?
-Recordarán que la primera semana de octubre, cuando yo era el jefe de campaña, hicimos un juicio crítico a los supuestos con los cuales se había realizado la Ley de Presupuestos. Y dijimos: aquí se está planteando un crecimiento para 2014 que nadie en el mercado está esperando, ni siquiera el Banco Central, que tenía en ese momento un rango de entre 3,75 y 4,75. El anterior gobierno planteaba 4,9%. ¡Fuimos tremendamente criticados! Nosotros decíamos: ¿Sabe qué? Nuestras proyecciones preliminares nos dan que vamos a estar en torno a 4%. Estoy hablando de ocho meses atrás. Era una cifra bien anclada respecto a lo que esperaba el mercado.
El informe de política monetaria que acaba de entregar el BC pone el rango entre 3% y 4%, que es lo que al llegar a esta administración ya se esperaba. En el primer trimestre móvil que termina en enero el Imacec da 2,4%. Lo que nosotros estamos esperando es que la economía en Chile vaya de menos a más. ¿Qué pasa con la reforma tributaria? La reforma tiene que ver con el sistema de administración tributaria en Chile, y no con lo que pasa en 2014 o 2015. Acá lo importante son los ingresos permanentes. Además, hemos hecho un diseño de acuerdo a cómo está el ciclo económico para que justamente la vigencia de ciertos impuestos sea gradual, que no se concentren todos al inicio, sino que vayan en escala. Por ejemplo, el impuesto a las empresas, que pasa de 20% al 25%. No es que pase todo en un año. La gradualidad en la implementación es clave. ¿Cuándo viene el término del FUT? Recién cuando se alcance el peak. ¿Cuándo viene el tema de utilidades por base devengada? Ese mismo momento, cuando se baja la tasa máxima de las personas. El alza del impuesto de timbres y estampillas, el tema de los alcoholes... son materias que tienen que ver con el ciclo. Depreciación instantánea para grandes empresas: 12 meses después de aplicada la ley. Es decir aquí ha habido un diseño riguroso que se hace cargo del ciclo económico que estamos viviendo.
-¿Usted descarta completamente, entonces, que haya algo de incertidumbre en la explicación de lo que ha ocurrido en esta baja de 4,1% a 0,8% en la inversión?
-Creo que efectivamente ha sido muy bueno que nosotros en los primeros cien días, más antes que después, hayamos enviado el proyecto de reforma tributaria, creo que es muy bueno tener una celeridad en su tramitación, pero una cosa es clara: los principales actores en el mercado hace mucho rato tienen en sus expectativas la reforma tributaria. ¿Cuáles fueron los titulares después de su anuncio? “La Presidenta Bachelet envía proyecto de reforma tributaria muy apegada a su programa”. El programa lo dimos a conocer el 27 de octubre. La primera vez que hablamos de reforma tributaria fue en junio de 2013. Esto ya está en las expectativas de los agentes en el mercado.

El modelo, otra vez

-En las últimas semanas ha habido un debate sobre el modelo, que toca techo con las declaraciones del senador Quintana. Si le dijeran en frío que hay un país que ha crecido a 5% en dos décadas, que ha reducido la pobreza, de 40% a 14%, ¿diría que ése es un país que fracasó, que tiene un modelo que hay que demoler?
-A ver, hay un nuevo ciclo económico, político y social en Chile. Y eso efectivamente lo creo con bastante convicción. Por lo mismo, la reforma tributaria es fundamental para la gobernabilidad del crecimiento. Lo dije en Sofofa, lo dije en Icare. Acá hay un círculo virtuoso, entre reforma tributaria y poder entregar en forma responsable más y mejores políticas sociales, en cómo eso da cohesión social, estabilidad económica, política, institucional y fortalecimiento de las instituciones públicas; cómo eso permite un desarrollo inclusivo, cómo eso retroalimenta el crecimiento y nos permite avanzar e implementar políticas públicas sustentables, que enfrentan la desigualdad.
-Pero no me ha respondido la pregunta sobre el modelo. ¿Usted diría que el modelo ha funcionado o no?
-Lo estoy contestando directamente. Tenemos un nuevo ciclo en Chile y hay que entender esta ecuación. Tenemos que avanzar en reformas estructurales como la tributaria y la reforma educacional, porque no solamente sintonizan con la ciudadanía, sino que son absolutamente necesarias para esta ecuación. Hay una ecuación que tiene que ver con invertir en estas materias para mantener el desarrollo económico que todos queremos en Chile, si queremos revertir este nuevo ciclo que estamos teniendo, y mantenerlo en forma sustentable, para que permita un desarrollo inclusivo, que llegue a todas las familias. Para eso hay que entender que hay que hacer modificaciones, por ejemplo con estas reformas estructurales.
-¿Ese nuevo ciclo tiene un sello más estatista?
-Este ciclo tiene un sello ciudadano. El año pasado en campaña se plantearon al país reformas estructurales que fueron mayoritariamente aprobadas. Y lo que estamos haciendo en el gobierno de la presidenta Bachelet es llevar adelante ese programa.
-¿Qué diferencia hay entre el Alberto Arenas que militó en las Juventudes Comunistas, formó parte del MDP, tuvo cuatro detenciones en dictadura, con la persona que encabeza hoy las finanzas públicas del gobierno de Michelle Bachelet?
-Una que es evidente, es que el ministro tiene canas. El tiempo es inexorable con uno. La segunda, es que ahora tengo una hermosa familia. Pero mantengo las convicciones de que es necesario avanzar hacia un país más inclusivo, más solidario, y tengo el orgullo de ser ministro de Hacienda del gobierno de la presidenta Bachelet.
-¿Ha variado su visión desde entonces respecto de la sociedad y del sistema económico imperante desde mediados de los 80?
-Como dice la famosa canción, “cambia, todo cambia”, todo evoluciona, todos nos hacemos más grandes. Pero hay una cosa que no se pierde, que es la columna vertebral, y por eso que este proyecto a mí me identifica, que es cuando uno dice: en Chile tenemos una tarea pendiente y mayor, que se llama desigualdad.  ¿Vieron el último informe de la OCDE? Estamos en el último lugar en igualdad. Es absolutamente imposible no entender esta ecuación: la desigualdad es absolutamente contraria a mantener un desarrollo económico, un crecimiento sustentable en Chile. Esto lo dicen los países desarrollados, no sólo yo. En febrero del 2014 salió un informe del FMI… las cifras avalan lo que estoy diciendo. A países que tienen mayor desigualdad les cuesta más crecer. Los países que distribuyen mejor el ingreso, crecen a tasas más sustentables. Es absolutamente consistente crecer con mejorar la distribución del ingreso. En ese sentido, no he cambiado: quiero enfrentar la desigualdad.
-¿No será que el aporte de la empresa, la inversión privada es lo que ha ayudado a corregir la desigualdad más que el Estado?
-Aquí en Chile en los últimos años se han avanzado en muchas cosas. Se ha avanzado sustantivamente en la pobreza, el país ha crecido. Hay más bienes y servicios, ha habido reformas a la salud, la previsión. Ese no es el punto, el tema es que la desigualdad se mantiene. Seguimos teniendo una gran tarea pendiente en ese ámbito.
-¿Cuál es su visión de la empresa: un ente constructivo y motor del progreso o una máquina chupasangre como un ex senador de su sensibilidad dijo alguna vez?
-En el crecimiento económico de Chile todos somos importantes y las empresas en eso hacen un aporte sustantivo. ¡Si son el 80% del PIB, generan millones de empleos, son el motor de la economía! Ese no es el debate. Son tan importantes en la reforma tributaria que estamos convencidos de que la mayoría de los empresarios no tiene problemas con ella y entiende la ecuación y la necesidad de la reforma.
-Pero la sociedad o la calle ha demonizado a los empresarios.
-(Ríe)… El tema de fondo no tiene que ver con las empresas ni con los empresarios, sino con la falta de equidad. No se trata de buenos o malos, sino que todos somos necesarios y tenemos una responsabilidad distinta para corregir la desigualdad. •••

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