Por primera vez son los funcionarios de los países en desarrollo los que estarán a la defensiva, por la baja del crecimiento y la caída de los mercados en sus naciones.
Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos, y Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE) tienen un nuevo motivo para tomar en cuenta lo que la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, llama el “ogro” de la deflación: la baja de confianza en los mercados emergentes.
La mayor debilidad del crecimiento de Brasil a Sudáfrica podría provocar un “impulso deflacionario en la economía mundial”, dijo Bruce Kasman, economista jefe de JPMorgan Chase Co., en Nueva York. Materias primas más baratas, un comercio más lento y la caída del tipo de cambio en los mercados en desarrollo, podrían atenuar las presiones de los precios en el plano internacional.
Eso, a su vez, podría obligar a Yellen y Draghi a mantener la flexibilidad de la política monetaria durante más tiempo, para aumentar el interés en sus activos financieros pese al peligro de crear burbujas.
“La volatilidad de los mercados emergentes probablemente continúe”, señaló Roberto Perli, ex economista de la Fed, que actualmente es socio de Cornerstone Macro LP en Washington. Esta situación “con el tiempo podría llevar a políticas monetarias más flexibles que las que, de otro modo, habrían elegido los grandes bancos centrales, fundamentalmente a través de posibles efectos desinflacionarios”.
Perli afirma que eso sostendría los activos en el mundo desarrollado, cuyo desempeño superior se observa en el alza de 17% del Índice MSCI World el año pasado. Mientras que su símil en los mercados emergentes bajó 10%.
El G-dinámica de la economía mundial se debatirá esa semana, cuando las autoridades de los bancos centrales y los ministros de economía del Grupo de los 20 se reúnan en Sydney. Por primera vez, desde que el G-20 pasó a ser el foro privilegiado de discusión de las políticas económicas en septiembre de 2009, son los funcionarios de los países en desarrollo los que estarán a la defensiva, en tanto baja el crecimiento y los mercados caen.
En contraposición, Estados Unidos y Europa, este año son los que encabezan un repunte del crecimiento global, que pasó de 3% en 2013 a 3,7%, según el FMI.
La directora gerente, Lagarde, dijo que los países ricos no pueden ser complacientes. “Vemos un aumento de los riesgos de deflación, lo que podría resultar desastroso para recuperarse”, declaró en un discurso del 15 de enero en Washington. “La deflación es el ogro que se debe combatir con determinación”.
Hasta ahora los presidentes de los bancos centrales no parecen preocupados. Por su parte, Yellen les dijo a los legisladores el 11 de febrero que, parte de la reciente debilidad de los precios, “refleja factores que probablemente resulten transitorios” y que la volatilidad de la negociación provocada por los mercados emergentes no plantea un “riesgo importante para las perspectivas económicas de los Estados Unidos”.
Sin embargo, Michael Hanson, ex economista de la Fed que actualmente es economista estadounidense sénior de Bank of America en Nueva York, opina que “hay considerables presiones desinflacionarias en el mundo. Hay mucha capacidad excedente”.
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