2013/12/30

Un país entre complots y oscuridades

Por EDUARDO VAN DER KOOY

(Extracto del artículo publicado por el diario Clarín)-. “… El cristinismo ahora le echa la culpa a la ola excepcional de calor por los cortes de energía que no han ocurrido sólo en Capital y Buenos Aires. Y remite a situaciones similares en EE.UU. y Canadá, aunque por una tormenta polar. Nadie niega la excepcionalidad del clima tórrido: pero antes del 2007 el Gobierno empezó a recibir advertencias – que siempre soslayó– sobre el déficit de la matriz energética. El abastecimiento de energía se fue encareciendo a raíz de la necesidad importadora, pero las tarifas casi ni se movieron. La Presidenta autorizó luego de la victoria del 2011 una reducción en los subsidios de las tarifas que insumen $ 130.000 millones. Quedó trunco debido al temor por el impacto social.

Axel Kicillof, el ministro de Economía, y Jorge Capitanich, el jefe de Gabinete, retomaron esa idea luego de la derrota en las legislativas. Pero los desórdenes policiales y sociales volvieron a paralizarlos.

El Gobierno amenaza ahora cederle las concesiones de las empresas distribuidoras a Mauricio Macri y Daniel Scioli. Además, insinúa la posibilidad de una estatización. En Edenor hay cinco directores que representan al Estado que, aseguran, tienen dependencia política de Kicillof. En Edesur hay uno solo. ¿Puede ese Estado administrar un servicio que no sabe fiscalizar? ¿Por qué motivo nunca controló las inversiones que, aduce, no se produjeron y llevan a esta encrucijada?

Cristina no dijo una palabra sobre la crisis energética y el padecimiento de los usuarios. Contrastó ese silencio y esa distancia con las apariciones de Macri, Sergio Massa y Elisa Carrió. Su libreto fue recitado por Capitanich. Regresó con la monserga de que la seguridad es una responsabilidad de cada provincia; culpó a las empresas eléctricas por los cortes de luz; aseguró que no hay motivos económicos que justifiquen la inflación, salvo jugadas especulativas y una pobre conducta social. Todo increíble. La Presidenta barrunta que la acumulación de problemas desde que sufrió su enfermedad obedecería al propósito de interferirle el tránsito normal hacia el 2015.
Merodea inmutable el fantasma del complot.

Ese temor explicaría su apuesta por Milani al frente del Ejército. Por sospechas mucho menores a las que empañan al general por su comportamiento en la dictadura, centenares de militares fueron en estos años postergados o retirados de sus fuerzas. Milani es, por otra parte, especialista en inteligencia. Desde hace tiempo arrima información privilegiada al Gobierno. Datos sobre periodistas, empresarios y políticos opositores.

Casi el eje del mal.
El jefe del Ejército haría lo que habría dejado de hacer la SIE: ese organismo se bifurcó en varias cabezas desde que la Argentina firmó el pacto oscuro con Irán por el atentado en la AMIA.

Todo aquel largo derrotero aleja cada vez más los hechos del relato yfranquea el paso de la cruda realidad”.

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