El pontífice señaló que hay que rechazar una economía de la exclusión y la inequidad, ya que “esa economía mata”.
Por María Ignacia Alvear C.
El Papa Francisco atacó al capitalismo sin límites como “una nueva tiranía”, instando a los líderes globales a combatir la pobreza y la creciente desigualdad.
A través de su primera exhortación apostólica llamada “Evangelii Gaudium” (La Alegría del Evangelio) -un documento de 142 páginas, y que supone en la práctica el primer texto de su pontificado- el Papa aborda en algunos capítulos los desafíos del mundo actual, entre ellos el de la crisis económica. Fue más allá de comentarios previos al criticar el sistema económico global, atacar la “idolatría del dinero” y pedir a los políticos que garanticen a todos los ciudadanos “trabajo digno, educación y cuidado de la salud”. También pidió a los acaudalados que compartan su riqueza, citó Reuters.
“Así como el mandamiento de ‘no matar’ pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir ‘no a una economía de la exclusión y la inequidad’. Esa economía mata”, escribió Francisco en el texto citado por Reuters.
“No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa”, agregó.
También criticó las teorías del “derrame”, que asume que lo que es bueno para los ricos eventualmente ayudará a los pobres. El Papa cree que esta opinión “jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante”.
Desequilibrios en la economía
Por otra parte, el pontífice acotó que la crisis financiera mundial pone de manifiesto sus desequilibrios “y, sobre todo, la grave carencia de su orientación antropológica que reduce al ser humano a una sola de sus necesidades: el consumo”.
Apuntó a que la desigualdad entre unos pocos que generan ganancias y la mayoría que está lejos del bienestar, proviene de ideologías “que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común”.
Además, señaló que “la deuda y sus intereses alejan a los países de las posibilidades viables de su economía y a los ciudadanos de su poder adquisitivo real. A eso se añade una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta” a nivel global.
El pontífice ahondó en el tema diciendo que hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad “dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia”. Y aseveró que el sistema social y económico es “injusto en su raíz”.
Por otra parte, el Papa enfatizó que una reforma financiera que no ignore la ética requeriría un cambio de actitud enérgico por parte de los dirigentes políticos. “¡El dinero debe servir y no gobernar! (...) Los exhorto a la solidaridad desinteresada y a una vuelta de la economía y las finanzas a una ética en favor del ser humano”, añadió.
El teólogo italiano Massimo Faggioli celebró el texto como “el manifiesto de Francisco”, mientras que el analista del Vaticano, John Thavis dijo que era “la Carta Magna para la reforma de la iglesia”.
“El mensaje sobre la pobreza pone al Papa en rumbo de colisión con el pensamiento católico neoliberal, especialmente en Estados Unidos”, comentó a Reuters Faggioli, experto en el Segundo Consejo Vaticano y reforma en la iglesia católica.
Por su parte, el cardenal de Munich, Reinhard Marx, uno de los ocho consejeros especiales del Papa, dijo que Francisco destinó sus críticas a la sociedad moderna, “pero también a la iglesia misma, que siempre está tentada a ser introspectiva y traicionar su misión de evangelización”.
Vida austera
Desde su elección en marzo, el Papa argentino ha dejado de lado la pompa tradicional del papado.
Francisco evita las joyas de oro y viaja en auto en un Ford Focus. Está incrementando los esfuerzos para aislar al Banco del Vaticano de operaciones irregulares y comenzó una reforma a la curia romana, la administración central de la iglesia católica.
En julio, el pontífice finalizó una encíclica comenzada por el Papa Benedicto XVI, pero aclaró que fue, en gran parte, trabajo de su antecesor, quien dejó el cargo en febrero.
A través de su primera exhortación apostólica llamada “Evangelii Gaudium” (La Alegría del Evangelio) -un documento de 142 páginas, y que supone en la práctica el primer texto de su pontificado- el Papa aborda en algunos capítulos los desafíos del mundo actual, entre ellos el de la crisis económica. Fue más allá de comentarios previos al criticar el sistema económico global, atacar la “idolatría del dinero” y pedir a los políticos que garanticen a todos los ciudadanos “trabajo digno, educación y cuidado de la salud”. También pidió a los acaudalados que compartan su riqueza, citó Reuters.
“Así como el mandamiento de ‘no matar’ pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir ‘no a una economía de la exclusión y la inequidad’. Esa economía mata”, escribió Francisco en el texto citado por Reuters.
“No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa”, agregó.
También criticó las teorías del “derrame”, que asume que lo que es bueno para los ricos eventualmente ayudará a los pobres. El Papa cree que esta opinión “jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante”.
Desequilibrios en la economía
Por otra parte, el pontífice acotó que la crisis financiera mundial pone de manifiesto sus desequilibrios “y, sobre todo, la grave carencia de su orientación antropológica que reduce al ser humano a una sola de sus necesidades: el consumo”.
Apuntó a que la desigualdad entre unos pocos que generan ganancias y la mayoría que está lejos del bienestar, proviene de ideologías “que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común”.
Además, señaló que “la deuda y sus intereses alejan a los países de las posibilidades viables de su economía y a los ciudadanos de su poder adquisitivo real. A eso se añade una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta” a nivel global.
El pontífice ahondó en el tema diciendo que hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad “dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia”. Y aseveró que el sistema social y económico es “injusto en su raíz”.
Por otra parte, el Papa enfatizó que una reforma financiera que no ignore la ética requeriría un cambio de actitud enérgico por parte de los dirigentes políticos. “¡El dinero debe servir y no gobernar! (...) Los exhorto a la solidaridad desinteresada y a una vuelta de la economía y las finanzas a una ética en favor del ser humano”, añadió.
El teólogo italiano Massimo Faggioli celebró el texto como “el manifiesto de Francisco”, mientras que el analista del Vaticano, John Thavis dijo que era “la Carta Magna para la reforma de la iglesia”.
“El mensaje sobre la pobreza pone al Papa en rumbo de colisión con el pensamiento católico neoliberal, especialmente en Estados Unidos”, comentó a Reuters Faggioli, experto en el Segundo Consejo Vaticano y reforma en la iglesia católica.
Por su parte, el cardenal de Munich, Reinhard Marx, uno de los ocho consejeros especiales del Papa, dijo que Francisco destinó sus críticas a la sociedad moderna, “pero también a la iglesia misma, que siempre está tentada a ser introspectiva y traicionar su misión de evangelización”.
Vida austera
Desde su elección en marzo, el Papa argentino ha dejado de lado la pompa tradicional del papado.
Francisco evita las joyas de oro y viaja en auto en un Ford Focus. Está incrementando los esfuerzos para aislar al Banco del Vaticano de operaciones irregulares y comenzó una reforma a la curia romana, la administración central de la iglesia católica.
En julio, el pontífice finalizó una encíclica comenzada por el Papa Benedicto XVI, pero aclaró que fue, en gran parte, trabajo de su antecesor, quien dejó el cargo en febrero.
La exhortación apostólica "Evangelii Gaudium" (La Alegría del Evangelio) supone en la práctica el primer texto del pontificado del Papa Francisco. P28 28 26-11-2013 18:09:56
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