
Las claves
- En el hipotético escenario de una disputa entre Rousseff y Silva, pero también en la contienda con el exgobernador de Sao Paulo José Serra, del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) como tercer candidato, la actual mandataria no conseguiría su reelección en la primera vuelta.
Las elecciones de 2014 y el discurso social
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“Ahora, empieza la recta final del gobierno de Dilma enfrentando problemas de gestión, pero teniendo cosas que mostrar en varios frentes. Y la oposición teniendo que construir un discurso y mostrar obras en pleno vuelo. Lo que comprueba que, en la guerra política, no sirve de nada tener divisiones mediáticas, capacidad de fusilar adversarios, de crear hechos y fantasías, si, por detrás de la estrategia, no se plantan ideas.”
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“Ahora, empieza la recta final del gobierno de Dilma enfrentando problemas de gestión, pero teniendo cosas que mostrar en varios frentes. Y la oposición teniendo que construir un discurso y mostrar obras en pleno vuelo. Lo que comprueba que, en la guerra política, no sirve de nada tener divisiones mediáticas, capacidad de fusilar adversarios, de crear hechos y fantasías, si, por detrás de la estrategia, no se plantan ideas.”
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La popularidad de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, medida por el índice de aprobación de su Gobierno, aumentó en octubre, pero a un ritmo menor del registrado en agosto. En una segunda vuelta,Rousseff alcanzaría el 47 % y Silva el 41 %, prácticamente la misma diferencia de la encuesta de agosto.
Un sondeo realizado esta semana por el instituto apuntó que en un probable escenario electoral, conRousseff para revalidar su cargo y Silva como candidata, la actual mandataria tendría el 37 % de las intenciones de voto, dos puntos porcentuales más respecto a agosto, frente a un 28 % de la ecologista.
La encuesta fue realizada esta semana a 2.517 personas, en 154 municipios brasileños y con un margen de error de dos puntos porcentuales.
No obstante, la candidatura de Silva está en entredicho, pues su partido, Rede Sustentabilidade, no recibió el aval de la Justicia electoral para disputar las elecciones presidenciales, legislativas y regionales de octubre del próximo año.
En una maniobra política, Silva, que en 2010 disputó la Presidencia y obtuvo casi un 20 % de los votos, con cerca de 19,5 millones de sufragios, se afilió al Partido Socialista Brasileño (PSB), que en septiembre dejó la base aliada del Gobierno de Rousseff para buscar una candidatura propia.
El PSB tenía como eventual candidato al presidente de la colectividad y actual gobernador del nororiental estado de Pernambuco, Eduardo Campos, quien el jueves anunció en Sao Paulo que con la llegada de Silva al movimiento sólo en 2014 se definiría el nombre para liderar la candidatura.
En ese hipotético escenario de una disputa entre Rousseff y Silva, pero también en la contienda con el exgobernador de Sao Paulo José Serra, del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) como tercer candidato, la actual mandataria no conseguiría su reelección en la primera vuelta.
Sin embargo, todo apunta a que el PSDB tendrá como candidato al senador y exgobernador del suroriental estado de Minas Gerais, Aecio Neves.
Con Neves y Campos en la disputa, uno de los escenarios más probables según los analistas, Rousseff ganaría en la primera vuelta con el 42 % de los votos, frente a un 21 y 15 %, respectivamente, de sus rivales, de acuerdo con el Instituto Datafolha.
En una segunda vuelta, Rousseff alcanzaría el 47 % y Silva el 41 %, prácticamente la misma diferencia de la encuesta de agosto, teniendo en cuenta el margen de error de dos puntos porcentuales y cuando la presidenta marcaba un 46 % y la exministra el mismo 41 %.
El sondeo apuntó que del 26 % del apoyo que Silva tenía en agosto y con su posible salida de la disputa, siete puntos pasarían para Rousseff, ocho para Neves y otros siete para Campos.
El sondeo bimensual apuntó que Rousseff alcanzó en octubre un 38 % de aprobación, frente al 36 % de agosto, prácticamente estable si se tienen en cuenta los dos puntos porcentuales de margen de error de la encuesta.
En agosto, con un 36 % de aprobación a su gestión, la mandataria experimentó una recuperación después de haber bajado al 30 % en junio, cuando se desató una ola de protestas populares por reivindicaciones sociales y exigencias a una mejora en la calidad de los servicios públicos.
En junio, Rousseff, quien llegó a tener más del 70 % de aprobación, llegó a su popularidad más baja desde que asumió el poder en enero de 2011.
De otro lado, la desaprobación de la jefa de Estado, que en junio llegó a un pico del 25 % y en agosto se redujo al 22 %, registró en octubre un 19 %. En tanto, la calificación promedio de la mandataria, en una escala de 1 a 10, subió del 6,1 en agosto al actual 6,2. Su mejor evaluación fue en abril de 2012 con una nota de 7,5.
Para la encuesta, que tiene un margen de error de dos puntos porcentuales, el Instituto Datafolha escuchó esta semana la opinión de 2.517 personas en 154 municipios.
En Porto Alegre, donde Rousseff anunció inversiones para programas del Gobierno, la presidenta evitó comentar los resultados del sondeo y prefirió hacer un balance de los “cinco pactos”, una serie des compromisos asumidos después de que se intensificaron las protestas en junio.
Rousseff destacó que las manifestaciones de junio no fueron “satanizadas” y tampoco consideradas como el “enemigo público número uno”, tanto por parte de la población como del Gobierno.
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