2013/10/08

Dos problemas: la salud y Boudou

Por JOAQUÍN MORALES SOLÁ

(Extracto del artículo publicado por el diario La Nación)-. “… Durante el domingo y gran parte del lunes, los argentinos vivieron en el limbo institucional. ¿Quién gobernó en esas horas? ¿Quién hubiera tomado decisiones en caso de una emergencia nacional? Cristina Kirchner no podía hacerlo, encerrada como estaba en su dormitorio de Olivos. Tampoco Boudou estaba en condiciones, porque, al revés de lo que se dijo, la asunción temporaria del vicepresidente no es una cuestión automática. Debe firmar un acta en la que se formaliza la transferencia del mando.

Boudou es como todos los problemas ignorados: urden su venganza, según la fórmula expuesta por Ortega y Gasset. La Presidenta también carece de vicepresidente y hasta de presidente provisional del Senado, segundo en la línea de sucesión. Boudou es una nulidad política y la senadora Rojkes de Alperovich es sólo una cordial amiga de Cristina. El cristinismo replica los métodos del sistema soviético. Las simpatías y las antipatías del régimen se descubren por los pequeños gestos, por las ausencias o las presencias en los momentos fulgurantes. Resulta casi una prueba del rechazo a Boudou, por parte del cerrado círculo presidencial, que durante un día y medio ni el vicepresidente haya sabido quién estaba a cargo del país.

Hasta se puede estar de acuerdo con la intención de esconderlo a Boudou. Faltan 20 días para las elecciones y el vicepresidente es el político más impopular del país. La Justicia tiene redactada su citación a declaración indagatoria, que podría ponerlo en las puertas de un procesamiento por causas de corrupción. El aporte más nítido de Boudou al proyecto nacional y popular ha sido el de la frivolidad. La política puede explicar que lo hayan esquivado hasta último momento, pero la medicina no tiene en cuenta esos argumentos. Ni, mucho menos, los viejos errores de la Presidenta. Boudou fue, visto con los datos posteriores, una grave equivocación de Cristina Kirchner, que lo eligió sola, sin consultar con la política ni con la familia. Hasta Máximo Kirchner estuvo en desacuerdo con su elección como vicepresidente.

El gobierno tiene dos problemas, no uno. La salud de la Presidenta es uno. Boudou es el otro. No es el único error presidencial. El poder parece invulnerable a la enfermedad. Sólo parece. Pero los primeros en creer en esas apariencias son los que tienen el poder. No se puede explicar de otra manera que la actual dolencia presidencial haya dejado tantos problemas sin resolver. Cristina Kirchner tiene cinco ministros de Economía (Lorenzino, Kicillof, Moreno, Echegaray y Marcó del Pont), que es la mejor manera de no tener ninguno. Sólo Cristina Kirchner tiene el poder real sobre las decisiones económicas. Aquellos funcionarios sólo acomodan las órdenes a la ciencia, una tarea que a veces es tan imposible como la cuadratura del círculo. Pero, ¿quién decidirá la economía durante la convalecencia de Cristina Kirchner?

Sin embargo, los mercados financieros y bursátiles no se sacudieron por esas noticias. Tampoco se conmovieron por la decisión de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos de volver a postergar el tratamiento del caso argentino. La economía parece descontar que la Argentina será así, imprevisible y desmesurada, mientras aquí reine una estirpe de políticos caprichosos”.

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