2013/09/10

Salvador Allende, un mito para la eternidad

Salvador Allende, presidente de Chile entre 1970 y 1973

Chile y sus fantasmas

El análisis
Carlos Malamud
(Especial Infolatam).-“…Si algo muestra la experiencia chilena es lo funesto que resulta para el futuro de un país y la convivencia social la utilización de la crispación y la polarización con fines políticos…
En otros países latinoamericanos, como Venezuela, Bolivia o Ecuador, ocurren situaciones semejantes. El problema no está en que la lucha política sea dura. El problema emerge cuando los de un bando criminalizan al otro y las familias o los grupos de amigos se dividen de forma irreconciliable. De este modo, se termina favoreciendo como en el Chile deAllende un clima previo a una guerra civil con todas sus implicaciones.”
(Especial para Infolatam por Rogelio Núñez)-.Cuarenta años después de la muerte de Salvador Allende y su caída del poder tras el golpe de Estado de Augusto Pinochet, el expresidente socialista sigue siendo una figura admirada hasta la mitificación por la izquierda chilena y mundial, que pasa por alto los graves errores políticos que cometió.
Ante todo Allende fue una figura de una gran talla intelectual, política y humana, pero como gobernante estuvo muy por debajo de sus posibilidades.
40 años después su trayectoria y su muerte le han consolidado como uno de los referentes de la izquierda. En ese contexto no es extraño que figuras como Nicolás Maduro tengan iniciativas como la de organizar una jornada mundial en el nombre de Allende.
“Les invito esta semana en Caracas a la jornada mundial contra el fascismo, recordando al presidente Salvador Allende” y ”a 40 años del golpe contra el pueblo de Chile recordaremos al Gigante del Sur y cantaremos #AllendeViveLaLuchaSigue”, escribió Maduro en Twitter.
Allende, ni héroe ni villano
Fue una figura carismática y con un atractivo personal indiscutible, algo que le reconocen hasta sus enemigos. “Personalmente él era una figura muy atractiva. Es uno de los hombres más carismáticos del siglo XX”, asegura el académico Gonzalo Rojas.
Salvador Allende
Pero a la vez fue, en muchos casos, una figura poco dada al diálogo y a la transacción.
El profesor Ángel Soto destaca cómo “las frases “No estoy dispuesto a cambiar una coma de mi programa, aunque sea por un millón de votos”, “avanzar sin transar”, “les negaremos la sal y el agua”, “no soy Presidente de todos los chilenos” hablan precisamente de” un líder  poco dado al pluralismo político.
Además, es una figura que se siente atraída en los años 60 por el proceso revolucionario cubano y por la toma violenta del poder.
Luego, es cierto, que encabeza la vía chilena al socialismo pero aún así “al propio gobierno de Frei Montalva se le acusó de usar la violencia contra los trabajadores (“Grupos sin casa” de Puerto Montt), que inculpan a Edmundo Pérez Zujovic y que en definitiva le significaron su asesinato, previa canción en su contra de Víctor Jara. Asesinos que fueron calificados por Allende como “jóvenes idealistas”. También hemos de considerar la retórica violentista utilizada por los propios partidarios de la UP”, concluye Soto.
Su gobierno (1970-73) representó una gran esperanza de llevar a cabo un proyecto de justicia social por la vía pacífica y democrática (reforma agraria y nacionalización del cobre). Un objetivo, el del socialismo con rostro humano, que para la izquierda democrática actual sigue siendo válido.
Allende, presidente entre 1970 y 1973
“Estamos reunidos aquí porque sabemos que Allende y su pensamiento siguen presentes”, afirmó recientementeMichelle Bachelet durante el discurso que ofreció al concluir el seminario “Salvador Allende: República, Democracia y Socialismo”.
Esa mitificación del gobierno de Allende esconde una realidad no tan ideal.
La de un mal gobierno que sumió al país en el caos económico (desabastecimiento y altos niveles de inflación del 300%) y político (al tratar de impulsar un proyecto de cambio radical cuando solo había sido votado por el 35% de la población).
El ex ministro y ex parlamentario socialista Carlos Ominamicomentaba como en 1973 “se ha llegado a un nivel de intolerancia que hace imposible la discusión. Aylwin dice que Allende fue un mal político. Te digo lo siguiente: yo, personalmente, suscribo esa afirmación. Allende fue un mártir, un héroe, un visionario, pero fue un mal político. Porque finalmente no tuvo la capacidad de resolver los problemas. A la política, ¿qué se le pide? Que sea capaz de resolver los problemas, y él no fue capaz”.
Al respecto, incluso dijo que a Allende le faltó tener convicción respecto de su vía democrática. Y a él cuando el MIR le decía que era un reformista, no le gustaba. Debería haber enviado a la mierda a los partidos de la UP, que le exigían cuotas todos los días; debería haber enviado a la mierda al MIR, que lo presionaba permanentemente; tenía que haber sido más duro con Altamirano. Y no lo fue. Aunque estaba por la democracia, coqueteaba con las ideas revolucionarias, con la ultraizquierda”.
El mito puede con la figura histórica
Sin embargo, todos estos hechos parecen no tener relevancia para sus seguidores incondicionales.
El cineasta Miguel Litín, que acaba de rodar una película sobre el expresidente, no duda en asegurar que “Chile se inscribe en la historia de la humanidad a través de Salvador Allende y su gesta”.
“Estamos reunidos aquí porque sabemos que Allende y su pensamiento siguen presentes”, afirmó recientemente Michelle Bachelet
Los historiadores más a la izquierda así lo cuentan al menos. Es el caso de Gabriel Salazar: “El Golpe…habría sido imposible sin la actuación norteamericana. El Ejército nunca había dado golpes de ese tipo antes, sólo cuartelazos improvisados y casi ridículos. Para EE.UU. era muy importante que Allende no triunfara, y no porque fuera marxista, sino porque la fórmula de Allende era un gobierno de reformas profundas desde el Estado liberal, y sin cambiar la Constitución. Si esa fórmula contaba con el apoyo del centro político, o sea la DC, el triunfo de Allende era seguro y ese proyecto podía propagarse por toda América Latina”.
“Ese era el peligro: la fórmula de Allende -concluye Salazar. El programa de la Unidad Popular, que es lo que temía EE.UU., consistía en intentar hacer la revolución a partir de la Constitución de 1925, sin cambiarla. Ese era el problema. ¿Por qué? Porque se quería la reforma agraria, nacionalizar el cobre, estatizar la banca, etcétera… pero desde un Estado liberal, que no está hecho para destruirse a sí mismo”.
Carlos Ominami (político socialista chileno): “Allende fue un mártir, un héroe, un visionario, pero fue un mal político. Porque finalmente no tuvo la capacidad de resolver los problemas. A la política, ¿qué se le pide? Que sea capaz de resolver los problemas, y él no fue capaz”.
Desde el otro lado del espectro político, historiadores como Ángel Soto y Alejandro San Francisco señalan que “el caos que se impuso en el país, el fantasma de la guerra civil, la crisis económica, los continuos paros y tomas, la formación de grupos paramilitares, la violencia, fueron creando el ambiente que estimulaba una solución de fuerza, como única manera de terminar con la crisis integral que vivía el país. Incluso sectores de la UP promovían una resolución armada del conflicto político, dejando atrás la llamada “vía chilena al socialismo”. De ahí que en 1973, desde todos los ambientes, se denunciara el peligro inminente de la guerra civil”.
La realidad es que el mito de Salvador Allende resiste a la historia. El historiador Cristian Gazmuri lo resume muy bien: “El gobierno de la UP estaba agotado; las cifras de crecimiento (o mejor dicho decrecimiento), inflación, desabastecimiento, pero más que todo eso, la anarquía social y política, el desgobierno y el caos administrativo y político, no daban para más. El sectarismo de los partidarios del gobierno, y también de oposición, era infinito. Chile estaba dividido en dos sectores irreconciliables, más allá de cualquier acuerdo”.
Sin embargo, estos errores, inmensos errores, quedan sepultados muy hondo gracias a que nos encontramos ante una personalidad atractiva y arrolladora, un intelectual de altura que tuvo una muerte heroica.
Cristian Gazmuri (historiador): “El sectarismo de los partidarios del gobierno, y también de oposición, era infinito. Chile estaba dividido en dos sectores irreconciliables, más allá de cualquier acuerdo”.
Eso lo reconoce hasta su propia hija Isabel Allende: “a pocas cuadras de este edificio, un hombre, un socialista que brindó su vida por una causa justa, asediado el Palacio de Gobierno por las fuerzas golpistas, Salvador Allende prefirió pagar con su vida la lealtad del pueblo. Con este gesto, el Presidente Salvador Allende se erigió como ejemplo de dignidad para el mundo entero… (un) gesto que se transformó en gesta”.
Contra eso, los fríos datos de un mal (pésimo gobierno) poco o nada pueden hacer.
Y en el subconsciente colectivo queda, en palabras de Bachelet, “un Presidente que puso que en el centro de su acción política el ser humano para acercar el horizonte de justicia social y ponerlo al alcance de las grandes mayorías postergadas; un Presidente que soñaba con una patria construida entre todos y todas en beneficio de cada uno de sus habitantes, o como él decía, y vuelvo a citar ‘a cada familia, a cada hombre, a cada mujer, a cada joven y a cada niño derechos, seguridades, libertades y esperanzas” .

www.infolatam.com

No hay comentarios.: