2013/08/18

La semana económica

Oficina del Inem en España. | Efe
Según Gallup, ocho de los diez países más pesimistas del mundoson europeos. España es el sexto, tras Taiwan y delante de Singapur, y empatado con Polonia y Chipre.
Por su parte, los nueve países más optimistas son africanos (uno de ellos, Somaliland, no está reconocido por nadie) y, el único que no es de ese continente, en el puesto décimo, Turkmenistán. Para reír o llorar.
El pesimismo es en parte algo cultural. Por ejemplo, los estadounidenses no encabezan la lista de pesimistas, pese a que los ingresos medios de un ciudadano de ese país son todavía un 4% inferiores al nivel que tenían en 2007, y que nada menos que el 70% de los trabajadores se consideran poco o nada involucrados en su trabajo.
El pesimismo a menudo genera cinismo. Ése podría ser el caso de España, donde hemos descubierto que nuestra clase dirigente (política, económica y social) está formada fundamentalmente por dos especies:los zoquetes y los ladrones. Y, ahora, encima, estamos viendo que ambas especies son capaces de cruzarse con éxito y alumbrar híbridos con las mejores características de cada uno: zoquetes y ladrones.
Hay mucha literatura sobre el impacto del cinismo en organizaciones. El cinismo es un mal síntoma del estado de una economía o una sociedad, porque suele ser una reacción a la pobreza. Los expertos en management Phillip Mirvis y Donald Kanter ya explicaron en 1989 y en 1991 que, cuantas menos opciones tiene una persona para elegir, más riesgo hay de que se convierta en un cínico. O, según las palabras de ambos investigadores, "las personas recurren al cinismo para protegerse emocionalmente de que imaginan que son las armas arrojadizas de los estafadores y de los que mandan".
El cinismo genera pérdidas de eficiencia y de iniciativa. Refuerza las visiones a corto plazo porque, en último término, de lo que se trata es de sobrevivir. Y pulveriza la confianza.
Ahora bien, cuando el cinismo es más grave es cuando se da entre los dirigentes de una organización. De nuevo, según Mirvis y Kanter: un manager cínico "lleva a un entorno laboral dominado por una sensación de temporalidad y la ausencia de una visión duradera de lo que la empresa y sus productos deben ser".
Y, lo que es aplicable a una empresa, en este caso, también puede ser extrapolable a un país.

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