2013/08/26

Deudas de fallida Rabié duplican a sus activos

Complejo será el trabajo del síndico de quiebras Herman Chadwick, para lograr la continuidad de giro y la posterior venta de la fallida distribuidora mayorista Rabié. Entre las razones principales está además que la firma tiene sobre $19.000 millones en activos en leasing, con empresas con las que posee deuda y que posiblemente se quedarán con dichas propiedades.

Complicada es la labor que tiene por delante el síndico de quiebras de la fallida distribuidora mayorista Rabié, Herman Chadwick, quien ya inició la incautación de sus bienes en Santiago y la desvinculación de 1.200 trabajadores en Chillán para después recontratarlos, con la mira en conseguir la continuidad de giro de la firma en la junta de acreedores de septiembre próximo, y así dar el vamos al igualmente difícil proceso de venta. 

El complejo proceso

Una de las razones, es que los bancos acreedores de Rabié pondrían en duda visar la continuidad de giro de la empresa ya que una importante parte de sus activos está en leasing –los montos implicados, a un valor libro, traspasan los $19.000 millones-, con firmas con las que posee deuda y que posiblemente se quedarán con dichas propiedades. En este caso, el centro de distribución de Chillán, lo está con el Chile, y el de Santiago con el Santander. 

Además, la única edificación que aún pertenece a la empresa es el centro de distribución de Arica, ta que los terrenos del edificio de la administración central y del local de Huechuraba en Santiago son arrendados. Teniendo en cuenta esto, los pasivos de Rabié duplican a sus activos, al superar los $60.000 millones al 22 de julio de este año según consigna un documento presentado al 22º Juzgado Civil de la capital, aunque el banco BCI los cifra en más de US$150 millones. 

En esa línea, dentro de los pasivos de Rabié, destaca el ítem Cuentas Por Pagar, el que anota más de $23.515 millones en el período revelado por su hasta ahora controlador. Le secundan las obligaciones con bancos a corto plazo –donde los mayores acreedores son el BCI y Santander-, que casi alcanzan los $16.074 millones.

Asimismo, afirman fuentes cercanas a Rabié –que anota ingresos por unos US$20 millones al año-, la compañía mayorista no cuenta con la liquidez suficiente para operar ni siquiera en el corto plazo –tiene una caja de apenas unos $284 millones- lo que se suma a que como ya se indicó, casi todos sus activos están como garantía de otras operaciones financieras.  

De esta manera, aunque la salida que el síndico de quiebras buscará para Rabié es el ingreso de un comprador que busque continuar con este negocio, las experiencias en este sentido no han sido buenas para el retailer, dado que la familia Said Handal desistió de tomar su control, de acuerdo a Jorge Rabié –quien solicitó la quiebra de la distribuidora mayorista que le fue concedida por tribunales- “de manera unilateral”. Y aunque ha tenido otros interesados como Socofar de farmacias Cruz Verde –ligada a los Harding- y el holding Prisa, las negociaciones han fracasado.

Verdadero origen de la quiebra

En vista de esto, ¿cuál fue el origen de la crisis que detonó en la quiebra de Rabié? Su hasta ahora controlador, Jorge Rabié, argumentó a la Justicia que la génesis del problema radica en que el terremoto del 27 de febrero de 2010 afectó fuertemente a la empresa, y que lo reembolsado por las firmas aseguradoras no permitió cubrir los daños, sobre todo el del Centro de Distribución de Chillán, que se incendió como consecuencia del sismo.

Sin embargo, fuentes de la compañía afirman que la distribuidora mayorista quebró por una mala administración, que se agravó en los últimos años, con el ingreso de nuevos grandes actores al  negocio mayorista, tal como WalMart. De hecho, el mismo Jorge Rabié acusa que la incorporación en el 2011 de Virtus Partners Spa en puestos ejecutivos claves –con los respectivos cambios de gerentes históricos-, para profesionalizar y hacer más eficiente a la compañía todavía en sus fundamentos familiar, no generó valor. 

Esto fue lo que empujó a la contratación de Servicios Financieros Altis, que aunque casi logró vender a Rabié a los Said Handal, éstos desistieron de la compra de forma sorpresiva y sin previas explicaciones. Algo similar pasó con las intenciones del BCI con Socofar y el grupo Prisa. 
En tanto, fuentes del mercado, agregan que al entrada de nuevos actores a la industria mayorista –que mueve más de US$2.000 millones al año-, golpeó a Rabié, que no tiene integrado otro negocio más que éste en sus operaciones al contrario de los demás. Es así como desde hace al menos dos años, la firma estaba incluso fallando en las entregas de productos básicos a sus clientes, perdiendo la credibilidad entre ellos. 

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