2013/04/01

Las reformas que ha aplicado Latinoamérica para mejorar la industria de las telecomunicaciones

Cuatro ejes han impulsado el crecimiento del sector en la región: la búsqueda de mayor competencia, la fortaleza de los órganos reguladores, el papel del Estado para llevar estos servicios con fines sociales (universalidad) y el acceso a la banda ancha.


El crecimiento de las telecomunicaciones en América Latina está lejos de ser un modelo imitable para el desarrollo del sector, pero existen experiencias que pueden servir de guía para diferentes mercados. 

Los expertos ven cuatro ejes en las políticas públicas que han impulsado el crecimiento del sector en la región: la búsqueda de mayor competencia, la fortaleza de los órganos reguladores, el papel del Estado para llevar estos servicios con fines sociales (universalidad) y el acceso a la banda ancha. Precisamente, los puntos clave de la reforma que se discute en México. 

Lo cierto es que las políticas diseñadas y ejecutadas en países como Argentina, Brasil, Chile y Colombia responden a situaciones particulares del mercado, y eso complica su comparación, aseguran los expertos consultados por El Economista.

“Argentina y Brasil le han dado al Estado, en los últimos años, un rol más activo en el desarrollo y la implementación de políticas orientadas a la expansión de la banda ancha. Colombia y Chile basan sus modelos de desarrollo y despliegue de los servicios con la participación del sector privado, y el desarrollo de la competencia con intervención del Estado”, dice Sergio Scarabino, director regional para las Américas de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT).

Argentina, Brasil, Chile y Colombia son los únicos países de América Latina que tienen su propia agenda digital para impulsar la inclusión de las Tecnologías de la Información. A diferencia de México, donde esa estrategia carece de definición y ejecución. 

Gabrielle Gauthey, vicepresidenta global de Asuntos Públicos y Gubernamentales de Alcatel-Lucent, proveedora de servicios y tecnologías para la comunicación, considera como un acierto que se privilegie en las agendas nacionales el despliegue de fibra óptica en zonas rurales a través de inversiones público-privadas, proyectos de conectividad y acceso a las tecnologías de la educación en el sistema educativo, y el desarrollo del gobierno electrónico.

México, coinciden los analistas, puede aprender de la experiencia latinoamericana para abrir el mercado y volver más eficiente la industria en beneficio de los consumidores.

Dos realidades: Chile y Colombia
Chile es el país más avanzado en adopción de servicios de telecomunicaciones: "es tomador de nueva tecnología y lo hace de una manera muy ágil. Es una especie de early adopter en el sector privado", considera Sergio Scarabino, de la UIT.
Su problema, opina José Otero, presidente de Signals Telecom Consulting, va más enfocado a la mejora en las tarifas y velocidades de conexión de banda ancha.
Pero uno de los factores que han impulsado es la existencia de un fuerte órgano de regulación del sector, la Subsecretaría de Telecomunicaciones, subordinada al Ministerio de Transportes y Comunicaciones, coinciden.
Colombia, por el contrario, necesita fortalecer su órgano regulador, agrega Otero.
A esto, el presidente de Signals Telecom Consulting considera que "licitar y otorgar el espectro en Colombia ha sido un fuerte dolor de cabeza" por los procesos legales para limpiar el espectro.
Como ejemplo, asegura que la licitación para ofrecer servicios móviles con redes 4G tardará al menos un año más a partir de que se designe al ganador.
Brasil, lejos del paraíso
A Brasil se le puede reconocer que ha creado un regulador fuerte, la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel), y una política de licitaciones de espectro radioeléctrico en zonas de alta demanda de servicios móviles que obliga a los ganadores a invertir en zonas rurales y de baja rentabilidad, afirma Hernán Galperin, académico de la Universidad de San Andrés, en Argentina.
Brasil cuenta con una penetración móvil de 124% (una teledensidad de 1,2 líneas móviles por cada habitante), según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) al 2011.
Galperin incluso habla de una saturación del mercado. Esto dista de ser "un paraíso", contrasta Otero, de Signals Telecom Consulting, una firma de análisis del sector de las telecomunicaciones en América Latina.
Según Otero, los procesos de licitación y desarrollo de servicios e infraestructura se vuelven largos debido a la burocracia e incompatibilidad en reglamentos municipales.
"En los últimos diez años, hubo encontronazos entre la Anatel y el Ministerio de Telecomunicaciones, algo muy similar a lo que pasó con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y la Cofetel (Comisión Federal de Telecomunicaciones, en México)".
Es la llamada "doble ventanilla", de la que ha dicho la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE): "la Cofetel emite opiniones que la SCT no tiene que aceptar. Al recibir la opinión de la Cofetel, la SCT comienza una investigación propia y llega a sus propias conclusiones. Este sistema de doble ventanilla genera largas demoras e incertidumbre".
El caso mexicano
Pese a los matices de los distintos mercados, Galperin reconoce que hay lecciones por aprender:
"La importancia de la competencia es fundamental. Ha sido la clave para el crecimiento de Brasil, Chile y Argentina, complementada con políticas de Estado".
Sergio Scarabino, de la UIT, está convencido que no existe un modelo que garantice el despliegue de banda ancha, acceso a Internet y los servicios de telecomunicaciones.
Sin embargo, el experto reconoce que el sector privado es fundamental para el desarrollo del sector.
Argentina, control estatal
El sector se abrió en el 2000 y desde entonces existe "una plena competencia en telefonía móvil e Internet", dice Galperin, de la Universidad de San Andrés.
Pero no todo tiene nota siete: la ejecución del plan Argentina Conectada, de 2010, ha sido "desastrosa". "Las metas son ambiciosas y con poco avance", dice Otero, de Signals. Con este plan, el Estado busca convertirse en un operador y operar una red de datos.

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