"El déficit es un tema crítico en Argentina porque tiene fuentes limitadas para financiarse", dijo Juan Pablo Fuentes, analista de Moody’s Analytics.
Justo cuando la presidenta Cristina Fernández menos se lo puede permitir, Argentina debe cargar en este momento con su peor déficit fiscal desde 2001, mientras trata de eludir a los acreedores y sus reservas en moneda extranjera se desploman.
El gobierno anunció un déficit de 55.600 millones de pesos (US$ 11.000 millones), o sea 2,4% de su economía el año pasado, el más alto desde un déficit que alcanzó 3,3% cuando entró en cesación de pagos sobre una deuda de US$ 95.000, dijo el ministerio de Economía esta semana.
Con los costos de endeudamiento más altos de los grandes mercados emergentes, Fernández drenó las reservas y recurrió al fondo de pensión manejado por el Estado para financiar el gasto, aventar la inflación y cargar a los inversores de sus bonos denominados en pesos, los que pérdidas del 16% el año pasado. En Brasil, la deuda en moneda local rindió 17% en ese lapso.
El informe fiscal, que el gobierno postergó durante más de un mes publicándolo el mismo día de la muerte del presidente venezolano Hugo Chávez, pone en evidencia la presión que experimentan las finanzas de Argentina en momentos en que un tribunal de apelaciones estadounidense examina un fallo que ordena al país pagar US$ 1.330 millones a acreedores que no participaron en un canje de deuda (los llamados "holdouts").
Fernández usó US$ 5.700 millones de reservas para pagar deuda el año pasado, vaciando los fondos del banco hasta un mínimo en cinco años. El presupuesto podría ampliarse hasta 3% este año por un salto en el gasto público para las elecciones de mitad de mandato, según Moody’s Analytics Inc.
"El déficit es un tema crítico en Argentina porque tiene fuentes limitadas para financiarse", dijo Juan Pablo Fuentes, analista de Moody’s Analytics Inc. en una entrevista telefónica desde West Chester, Pensilvania. "Las reservas del banco central no sólo se utilizan para pagar deuda sino también para financiar el tesoro y no son infinitas".
Subsidios del gobierno
El déficit se agravó el año pasado igual que la recaudación, que creció a un ritmo similar a la inflación del 26% estimado por economistas privados, quedando rezagada con respecto al gasto público que se incrementó más del 30%, dijo Jorge Colina, director de investigación económica en IDESA con sede en Buenos Aires.
Los subsidios y los desembolsos para los planes sociales representan la mitad del gasto público, agregó. La Presidenta Fernández, de 60 años, que nacionalizó los fondos de pensiones, la compañía petrolera YPF SA y la línea aérea Aerolíneas Argentinas durante su presidencia de seis años, subió algunas tarifas de servicios públicos manteniendo sin modificaciones otras que están congeladas desde 2002.
"Hasta que se resuelva el problema de las tarifas de los servicios públicos, el gobierno está gastando la misma cantidad en subsidios que gasta en las asignaciones a las familias pobres", dijo Colina en una entrevista telefónica. "El déficit es aún más elevado si eliminamos el financiamiento del banco central y los fondos de pensión".
La demora en el informe sobre el presupuesto "no es algo de preocupación", dijo el secretario de Hacienda Juan Carlos Pezoa el 4 de marzo. "Cuando lo tengamos, lo vamos a informar".
El gobierno publicó el informe al día siguiente, después de que fuera anunciada la muerte de Chávez.
La cantidad de pesos que circulan en la economía aumentó 35% en enero respecto del mismo período el año anterior, según datos del banco central. La tendencia sigue aumentando las presiones inflacionarias, dijo José Luis Espert, economista al frente de Espert Asociados en Buenos Aires.
"Con este nivel de déficit colapsó la ley de convertibilidad en 2001", dijo Espert en una entrevista telefónica, en referencia al fin de la paridad 1-a-1 con el dólar. "Ahora, financiando el déficit con emisión de moneda y no con deuda, estamos frente a una de las tasas de inflación más altas del mundo"
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