2012/12/01

Brasil, la envidia de los empresarios argentinos

Por Carlos Pagni
 
“… La posición estelar que ocupa hoy Brasil en la escena global es el resultado de una continuidad que excede a sus líderes. La secuencia se inició con Itamar Franco y quien fue su ministro de Hacienda, Fernando Henrique Cardoso, cuando lanzaron el Plan Real. Ese programa, cuya pretensión central fue desterrar de la vida brasileña el maleficio de la inflación, sobrevivió hasta hoy. Es decir, atravesó el período de Franco, los dos de Cardoso, los dos de Lula y se mantiene en el de Dilma: cinco gobiernos, tres partidos y una misma política económica.

El mérito de los presidentes del PT fue no haberse tentado con ensoñaciones fundacionales. Respetaron lo mejor de la herencia recibida: la independencia del Banco Central y la responsabilidad fiscal extendida a los estados federados.
A la luz de la brasileña, la experiencia argentina es contrastante: una misma fuerza política, el peronismo, desplegó entre 1991 y 2012 no menos de tres estrategias económicas distintas.

La devoción empresarial por Lula y Dilma expresa una demanda de racionalidad que se está volviendo urgente. En la Argentina se han repuesto en estos días los tres síntomas que caracterizaron a la crisis de 2001. El país camina por la cuerda floja de un default, está de nuevo atrapado en un problema cambiario y afronta una crisis fiscal que se manifiesta de antemano en las provincias.

Estas desviaciones son graves porque son engañosas. Aparecen en un contexto muchísimo más comfortable que el del 2001. Aquel año el precio de la tonelada de soja era de US$ 150, no de 500. La deuda con el sector privado era de 55% del PBI, no del 14%. Y la tasa de interés internacional superaba el 5%, cuando hoy es 0. Estas divergencias convierten a 2012 en una parodia de 2001. Un 2001 trucho. ¿Dónde está la diferencia? En que los riesgos y dificultades no son el resultado de las circunstancias objetivas sino de la actuación del Gobierno. La crisis se debe a las excentricidades del médico más que a las enfermedades del paciente.

El kirchnerismo se ufanó durante nueve años de que no reconocería la deuda con los holdouts. Pero no tuvo en cuenta que, como sometió los bonos reestructurados en el canje a la misma jurisdicción de ese litigio, los fondos destinados a saldar los nuevos compromisos podrían ser embargados. Es lo que hizo Thomas Griesa. La Presidenta quedó en una encrucijada riesgosísima. Si no fuera porque ayer la Cámara de Apelaciones de Nueva York prorrogó los plazos de la sentencia del juez, el 14 de diciembre hubiera debido desembolsar U$S 1330 millones. O entrar en cesación de pagos. Ahora ganó tiempo. No resolvió el problema.

… Así como la Argentina se reencuentra con un default inesperado, también está enredada, como en 2001, en un problema cambiario provocado por el Gobierno. Los Kirchner se ataron a una paridad de 4 a 1 mientras la inflación corroía el valor de la moneda. Para salvar su número mágico, la Presidenta inventó un corralito distinto del que impuso Domingo Cavallo para salvar la convertibilidad. Cavallo impidió el acceso a los pesos con los que el público compraba dólares. Ella fue más expeditiva: impidió el acceso al dólar. En consecuencia, indujo un mercado paralelo que ofrece todos los perjuicios de una devaluación sin sus escasos beneficios. En su afán por no enfriar la economía, provocó una recesión.

… Para la Presidenta, la lección tal vez no es tan evidente. Rousseff llegó a Buenos Aires dejando una tormenta a sus espaldas. Aún no terminó o juizo do século , que mandó a la cárcel a las testas coronadas del PT, y debió exonerar a Rosemary Novoa Noronha, acusada de coordinar una red que confeccionaba expedientes fraudulentos en favor de contratistas de obra pública. Si fuera por el rango de la funcionaria, sería un caso insignificante: era la jefa de la delegación del gobierno federal en San Pablo. Pero “Rose” integra el círculo más estrecho de Lula. La oposición del PSDB quiere hacer estallar el escándalo. La dinamita son las grabaciones de más de cien conversaciones telefónicas mensuales entre el ex presidente y su amiga.

En cualquier momento Eduardo Duhalde y la Presidenta serán llamados por los empresarios de Brasil a dar clases sobre transiciones ordenadas. Ya lo dijo Caetano Veloso: “De cerca nadie es normal”.

Extracto del artículo publicado por el diario La Nación

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