Por Carlos Pagni
“… La posición estelar que ocupa hoy Brasil en la escena global
es el resultado de una continuidad que excede a sus líderes. La
secuencia se inició con Itamar Franco y quien fue su ministro de
Hacienda, Fernando Henrique Cardoso, cuando lanzaron el Plan Real. Ese
programa, cuya pretensión central fue desterrar de la vida brasileña el
maleficio de la inflación, sobrevivió hasta hoy. Es decir, atravesó el
período de Franco, los dos de Cardoso, los dos de Lula y se mantiene en
el de Dilma: cinco gobiernos, tres partidos y una misma política
económica.
El mérito de los presidentes del PT fue no haberse tentado con
ensoñaciones fundacionales. Respetaron lo mejor de la herencia recibida:
la independencia del Banco Central y la responsabilidad fiscal
extendida a los estados federados.
A la luz de la brasileña, la experiencia argentina es contrastante:
una misma fuerza política, el peronismo, desplegó entre 1991 y 2012 no
menos de tres estrategias económicas distintas.
La devoción empresarial por Lula y Dilma expresa una demanda de
racionalidad que se está volviendo urgente. En la Argentina se han
repuesto en estos días los tres síntomas que caracterizaron a la crisis
de 2001. El país camina por la cuerda floja de un default, está de nuevo
atrapado en un problema cambiario y afronta una crisis fiscal que se
manifiesta de antemano en las provincias.
Estas desviaciones son graves porque son engañosas. Aparecen en un
contexto muchísimo más comfortable que el del 2001. Aquel año el precio
de la tonelada de soja era de US$ 150, no de 500. La deuda con el sector
privado era de 55% del PBI, no del 14%. Y la tasa de interés
internacional superaba el 5%, cuando hoy es 0. Estas divergencias
convierten a 2012 en una parodia de 2001. Un 2001 trucho. ¿Dónde está la
diferencia? En que los riesgos y dificultades no son el resultado de
las circunstancias objetivas sino de la actuación del Gobierno. La
crisis se debe a las excentricidades del médico más que a las
enfermedades del paciente.
El kirchnerismo se ufanó durante nueve años de que no reconocería la
deuda con los holdouts. Pero no tuvo en cuenta que, como sometió los
bonos reestructurados en el canje a la misma jurisdicción de ese
litigio, los fondos destinados a saldar los nuevos compromisos podrían
ser embargados. Es lo que hizo Thomas Griesa. La Presidenta quedó en una
encrucijada riesgosísima. Si no fuera porque ayer la Cámara de
Apelaciones de Nueva York prorrogó los plazos de la sentencia del juez,
el 14 de diciembre hubiera debido desembolsar U$S 1330 millones. O
entrar en cesación de pagos. Ahora ganó tiempo. No resolvió el problema.
… Así como la Argentina se reencuentra con un default inesperado,
también está enredada, como en 2001, en un problema cambiario provocado
por el Gobierno. Los Kirchner se ataron a una paridad de 4 a 1 mientras
la inflación corroía el valor de la moneda. Para salvar su número
mágico, la Presidenta inventó un corralito distinto del que impuso
Domingo Cavallo para salvar la convertibilidad. Cavallo impidió el
acceso a los pesos con los que el público compraba dólares. Ella fue más
expeditiva: impidió el acceso al dólar. En consecuencia, indujo un
mercado paralelo que ofrece todos los perjuicios de una devaluación sin
sus escasos beneficios. En su afán por no enfriar la economía, provocó
una recesión.
… Para la Presidenta, la lección tal vez no es tan evidente. Rousseff
llegó a Buenos Aires dejando una tormenta a sus espaldas. Aún no
terminó o juizo do século , que mandó a la cárcel a las
testas coronadas del PT, y debió exonerar a Rosemary Novoa Noronha,
acusada de coordinar una red que confeccionaba expedientes fraudulentos
en favor de contratistas de obra pública. Si fuera por el rango de la
funcionaria, sería un caso insignificante: era la jefa de la delegación
del gobierno federal en San Pablo. Pero “Rose” integra el círculo más
estrecho de Lula. La oposición del PSDB quiere hacer estallar el
escándalo. La dinamita son las grabaciones de más de cien conversaciones
telefónicas mensuales entre el ex presidente y su amiga.
En cualquier momento Eduardo Duhalde y la Presidenta serán llamados
por los empresarios de Brasil a dar clases sobre transiciones ordenadas.
Ya lo dijo Caetano Veloso: “De cerca nadie es normal”.
Extracto del artículo publicado por el diario La Nación
www.infolatam.com
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