Samsung Electronics presentó ayer la segunda generación de su teléfono Galaxy Note en la feria electrónica IFA de Berlín (la mayor de Europa y que generó US$ 4.600 millones de órdenes el año pasado) en momentos en que la firma surcoreana está bajo presión para innovar después de perder la batalla de patentes contra Apple en EEUU y de la posible prohibición de vender ocho modelos de sus productos.
La nueva versión del Note tiene un pantalla de 5,5 pulgadas, un procesador quad-core de 1,6 GHz, un RAM de 2 GB y la última versión del sistema operativo Android, Jellybean.
El aparato “permitirá a Samsung impulsar las ventas en la categoría”, indicó a Reuters el analista de NH Investment & Securities, Lee Sun-tan. La versión anterior se lanzó a fines de octubre y tuvo un éxito sorprendente, vendiendo más de 10 millones de aparatos en nueve meses.
En el segundo trimestre Samsung controló cerca de 35% del mercado global de smartphones, seguido por Apple con un 18%, según Strategy Analytics.
Productos con Windows
Pero el Galaxy Note no fue el único teléfono inteligente que se robó las miradas. La surcoreana también presentó la línea de productos ATIV de Samsung, que funcionan con el sistema operativo Windows 8 y RT, y que incluyen tablets, un netbook y un smartphone.
Por otro lado, la firma estrenó su cámara fotográfica Galaxy, que utiliza el sistema operativo Android y permite acceder a Internet a través de conexión wifi y redes móviles.
Revisión en aduanas
La feria IFA es el escenario preferido de las firmas electrónicas para presentar sus productos. Este año, debido a la guerra de patentes, las autoridades alemanas serán más estrictas con los aparatos que pasen por aduana. Cerca de uno de cada 20 dispositivos están siendo requisados para destruirlos o ser examinados por la compañía que reclame una violación de patentes. Las inspecciones demoran una semana y muchos aparatos podrían quedar fuera de la exhibición.
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