Por Augusto Alvarez Rodrich
“La encuesta de Ipsos-Apoyo sobre el amplio rechazo a Conga en
Cajamarca –cuatro de cada cinco ciudadanos– fue en general interpretada
como la conclusión de ayer de esta columna: el proyecto debe ser
postergado por un buen tiempo debido a la inviabilidad de ir contra la
gente.
¿Cómo quedan los principales actores en esta etapa de la batalla política por el destino de Conga?
Gregorio Santos sale políticamente fortalecido por su férrea
oposición a Conga pues los hechos terminaron demostrando que no es que
él fuera el principal obstáculo para este proyecto minero, sino que él
supo liderar una ola social.
Quedó claro, además, la pobre lectura que se ha tenido en Lima sobre
lo que pasa en Cajamarca al igual que en muchas otras zonas del
interior. Los políticos instalados en la capital han perdido la
capacidad de interpretar lo que ocurre más allá de Ancón, Chaclacayo y
Pucusana.
Este triunfo del presidente regional de Cajamarca lo apuntala bien
para seguir en la ruta de encabezar una candidatura de izquierda en el
2016, pero mal haría en creer que lo favorecerá el seguir presentándose
como radical. Eso sirve para causas puntuales como Conga pero la gente
no quiere extremistas en Palacio. Falta, además, mucho tiempo. Las
principales zancadillas vendrán de Cajamarca. Vean, nomás, la actitud
actual de Wilfredo Saavedra.
El presidente Ollanta Humala, por su parte, no sale bien parado pero
queda mejor de lo que pudo haber terminado si hubiera seguido en la ruta
que le ponía Óscar Valdés de sacar adelante Conga como sea.
El año pasado el presidente se tiró a una piscina sin agua y, desde
entonces, su gobierno exhibió una elevada improvisación para poner en
marcha una estrategia para resolver –por cualquier lado– el conflicto.
En el camino, perdió dos gabinetes. Lo bueno es que demostró compromiso
con la inversión privada. Y, además, la convocatoria a los facilitadores
le permitió salvar la cara.
De otro lado, el trance de los últimos ocho meses permitió constatar
la pésima reputación y la alta desconfianza de Yanacocha en Cajamarca,
lo cual ha sido el obstáculo principal que no se pudo remontar. Esto ha
sido reconocido por el propio CEO de Newmont, Richard O’Brien. Confianza
y credibilidad es lo que la empresa tiene que construir para el
relanzamiento del proyecto posiblemente dentro, en el mejor de los
casos, un par de años.
Finalmente, los facilitadores, monseñor Miguel Cabrejos y el padre
Gastón Garatea, jugaron un papel valioso en el tramo final de la batalla
para intentar un diálogo pacífico que no se concretó pero que evitó más
muertes. Su trabajo aún no ha terminado, pues en Cajamarca aún hay
mucho por hacer y dialogar”.
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