El Primer Ministro de Perú, Salomón Lerner, sostuvo ante el Congreso de ese país que "…tenemos como objetivo la modernización de las empresas públicas a través de la mejora del gobierno corporativo… sin perder su carácter público, ofertarán un porcentaje de sus acciones en la Bolsa de Valores, como una opción de financiamiento".
Luego del revuelo que generó el triunfo de Ollanta Humala en las elecciones presidenciales por el riesgo que corría el modelo de libre mercado que dinamizó el crecimiento del vecino país en los últimos años, estas declaraciones son, por decir lo menos, sorprendentes.
Chile tiene muchos más años de historia de libre mercado que Perú y no hemos logrado que empresas como Codelco, por ejemplo, se abran a la Bolsa, sin dejar de ser mayoritariamente estatal, y que el país goce de los beneficios que ello significa. Para comenzar, la recaudación producto de la colocación de una parte de la propiedad de algunas empresas estatales en el mercado accionario podría utilizarse en la creación de fondos destinados a la educación e innovación, por ejemplo, sectores clave para lograr una mayor equidad y desarrollo.
Por otro lado, aumentaría el tamaño y la amplitud del mercado accionario chileno, su nivel de liquidez, diversificaría su distribución sectorial y con ello el "peso" e importancia de la renta variable chilena en los índices globales se incrementaría. Finalmente, si ciertas empresas estatales se transaran en Bolsa, sus empleados podrían acceder al crecimiento de estas a través de la tenencia de sus acciones. Así, se beneficiarían de la potencial apreciación en el valor de las acciones de la empresa en que trabajan. La realidad muestra que el beneficio ha sido significativo, gracias a las ganancias en la eficiencia que registran las empresas cuando operan bajo las disciplinas de negocios que impone el mercado y las posibilidades de crecimiento rentable que obtienen al financiarse a través de aumentos de capital en el mercado local e internacional, sin necesidad de endeudarse.
En Brasil, dos empresas estatales emblemáticas, Petrobras y Vale do Rio Doce (Vale), son reflejo de compañías públicas en las que el Estado mantiene 65% y 40% del control, respectivamente, y que se transan activamente en Bolsa (localmente y como ADR en Estados Unidos). Haciendo un análisis simple de las valorizaciones que ostentan estas empresas en Bolsa, se puede hacer una primera aproximación de cuánto podría recaudar Codelco si abriera parte de su propiedad al público.
La razón precio/utilidad de Petrobras es de 6,5 veces y la de Vale es de 5,6 veces. Al hacer el ejercicio de tomar las utilidades de Codelco (US$1.900 millones), asumiendo primero una razón precio/utilidad de 6,5 veces y luego el promedio para acciones latinoamericanas de commodities de 8,7 veces, se obtiene que la capitalización bursátil de Codelco se ubicaría entre US$12 mil y US$16 mil millones.
Si echamos un vistazo a las principales empresas productoras de cobre globales que se transan en el extranjero (Antofagasta, BHP Billiton, Rio Tinto, Anglo American, Xtrata y Freeport Mc Moran) sus razones precio/utilidad promedian 11 veces, lo que arrojaría un potencial patrimonio bursátil para Codelco de casi US$21 mil millones (los ratios toman precios actuales y resultados históricos. Los promedios de América Latina son ponderados por capitalización bursátil. Fuentes: Bloomberg, SVS, Compass Group).
De acuerdo al análisis anterior, si el Estado chileno, entonces, colocara sólo el 30% de Codelco en el mercado accionario (manteniendo el 70% de la propiedad y por ende el control), podría recaudar entre US$4.000 y US$6.000 millones.
Codelco es sólo un ejemplo de muchas otras empresas de propiedad del Estado chileno que significarían una atractiva alternativa de inversión para sus propios trabajadores e inversionistas locales y globales, además del importante impulso que ello significaría para el desarrollo y profundidad del mercado de capitales chilenos.
Director ejecutivo de Compass Group.
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