Fiscales de Nueva York pidieron a un juez que desestime los siete cargos contra el ex jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI) Dominique Strauss-Kahn por intento de violación, según una presentación hecha ante la corte de la oficina del fiscal de Manhattan.
Strauss-Kahn (62), fue arrestado en mayo después de que Nafissatou Diallo le dijera a la policía que él la atacó cuando llegó a limpiar su suite en el hotel Sofitel, en Manhatan. El político francés se declaró no culpable de los cargos.
La credibilidad de la acusadora fue cuestionada cuando los fiscales supieron que Diallo había mentido sobre varios eventos inmediatamente después del supuesto ataque, entre otras cosas.
“Hemos sostenido desde el inicio del caso que nuestro cliente es inocente”, dijeron los abogados de Strauss-Kahn, Bill Taylor y Benjamin Brafman. “Hay muchas razones para creer que la acusadora de Strauss-Kahn no era creíble”.
Posibles consecuencias
Aunque Strauss-Kahn es libre de volver a la política francesa, su imagen se ha visto dañada y el Partido Socialista tendría que hacer una excepción para permitirle entrar tan tarde en la carrera presidencial. Un sondeo publicado en julio indicó que dos tercios de los franceses no quieren que sea candidato.
Pero todavía enfrenta una demanda civil que Diallo presentó en su contra el 8 de agosto y a la querella de una escritora francesa que le acusa de intentar violarla durante una entrevista en 2003
Strauss-Kahn había ganado prestigio por reformar el FMI como director, implantando transparencia y responsabilidad en el organismo. Después, su imagen sufrió una enorme caída. El francés dimitió cuatro días después de su arresto, cuando aún estaba detenido sin fianza en la icónica prisión neoyorquina de Rikers Island, un enorme complejo de 10 cárceles famoso por la violencia de bandas, y conocido por los espectadores de series policiales de televisión.
Luego se le concedió el arresto domiciliario tras entregar una fianza de US$ 1 millón y un bono de aseguradora de US$ 5 millones, quedándose en una casa del barrio Tribeca de Manhattan, que costaba US$ 50.000 al mes, con un sistema de control electrónico en el tobillo. También pagó otros US$ 150.000 al mes por un dispositivo de seguridad que incluía hombres armados.
DiarioFinanciero,com
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