La cruzada continúa. WikiLeaks, un sitio web dedicado a la divulgación de secretos oficiales, ha comenzado la liberación de cerca de 250.000 cables diplomáticos de EE.UU.. Esto sigue a su publicación de miles de archivos militares confidenciales relacionados con las guerras en Irak y Afganistán. Gran parte de la nueva información no es sorprendente: EE.UU. está preocupado por las armas nucleares de Pakistán, los diplomáticos de EE.UU., al igual que sus contrapartes, espían y mienten en el extranjero por su país. El efecto acumulativo causará vergüenza, aunque no un daño duradero.
Caras coloradas son un pequeño precio que pagar por la libertad de información. Hechos completos sobre las acciones de quienes los gobiernan permitirá a los ciudadanos tomar mejores decisiones sobre sus dirigentes, y hacerlos responsables. Cuando las pruebas de malas prácticas de quienes ostentan la autoridad ha sido suprimida, hacerla libremente disponible es un servicio público. Muchas de las revelaciones anteriores de WikiLeaks, como la matanza de civiles desarmados en Irak, caen en esta categoría.
Pero esto no significa que toda la información pertenezca al dominio público. Con el fin de que los Estados conduzcan sus asuntos con eficacia, y garanticen la seguridad de sus ciudadanos, deben quedar algunos secretos. La última revelación WikiLeaks no llega a cruzar esta línea. Pero tampoco pasa de manera inequívoca la prueba del interés público. El material publicado hasta la fecha no reveló ninguna irregularidad.
Una consecuencia podría ser que los diplomáticos sean más cautelosos en la comunicación con sus amos. Sería muy lamentable que este flujo importante de información diplomática fuera víctima de la cruzada de WikiLeaks por la información libre.
Hay dos lados para evitar ese resultado. Los estados no pueden hacer desaparecer la existencia de operaciones tales como WikiLeaks. Por el contrario, deben adaptarse y revisar su manejo de la información. Esto puede significar proteger mejor de un conjunto más reducido de secretos cruciales.
Pero WikiLeaks y su clase también tienen la obligación de utilizar la información que reciben de manera responsable. WikiLeaks subraya que busca minimizar el daño causado por sus revelaciones. Pero su redacción inadecuada de la información afgana puso vidas en riesgo. Eso es censurable.
La mayor preocupación acerca de WikiLeaks es que está estructurado para estar fuera del alcance de cualquier jurisdicción. Esto es comprensible para una organización pequeña que se enfrenta a los poderes del mundo. Pero da a WikiLeaks poder sin rendición de cuentas - que es precisamente contra lo que afirma luchar.
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