Por Alan Beattie
Hace tres meses, la eurozona y el Fondo Monetario Internacional apostaron 130.000 millones de euros (unos US$ 164.000 millones) a que podían evitar un default de Grecia. Los resultados indican que la administración funciona bastante bien, pero el país necesita crecer.
Lo más probable sigue siendo que Grecia tenga que reestructurar su deuda en algún momento del año próximo. Mientras tanto, por extraño que parezca, lo mejor es seguir adelante y pretender que eso no pasará.
En su primera revisión del programa, la Unión Europea y el FMI dijeron que las condiciones fiscales están encarriladas. Grecia intenta llevar adelante un ajuste casi sin precedentes, equivalente a cerca de 16 puntos porcentuales del Producto Bruto Interno en pocos años, y al menos partió en la dirección correcta. El gobierno de George Papandreou, que heredó el desastre de su incompetente y mentiroso predecesor, se las ha arreglado para avanzar sin encontrar una oposición política infranqueable. Hubo protestas, pero no caos.
Solucionar una crisis heredada puede aportar una imagen de recuperación y redención, por desagradables que sean las medidas que se tomen. Para una lección de cómo un gobierno de centroizquierda puede convertir el rigor fiscal en ganancias políticas, Papandreou puede mirar al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
Cuando Lula fue elegido, en 2002, Brasil había recibido un préstamo de US$ 30.000 millones, el mayor de la historia del FMI, para revertir una alarmante caída en espiral en los mercados de deuda. El nuevo presidente ignoró a los que pedían el default; en cambio, adoptó una ajustada meta de superávit fiscal primario de 4,25% del PIB. Se recuperó la confianza y la perspectiva de default se disipó en un año.
A Europa occidental le vendría bien un caso similar de democracia social bien hecha. Pero el buen comienzo de Papandreou no debería disimular el hecho de que, incluso con un ajuste fiscal exitoso, el peso de la deuda será cercano a 150% del PIB, y el crecimiento hasta ahora es más débil de lo esperado.
La mejor solución para Grecia es avanzar mientras el dinero del programa del FMI y la UE la protege en los mercados. Probablemente la reestructuración tenga más sentido en un año. Los gurúes del mercado dicen que eso es lo que espera la mayoría de los inversionistas. Políticamente, desembarazarse de deuda podrá presentarse entonces como una medida para librar al país de su pasado disfuncional.
www.df.cl
No hay comentarios.:
Publicar un comentario