Por Jonathan Weathley
Hace no tanto tiempo, los mercados de capitales brasileños eran guiados casi completamente por las condiciones macroeconómicas mundiales. Para muchos inversionistas, la relativa facilidad con la que Brasil atravesó la última crisis mundial fue causa de alivio con un dejo de incredulidad. Sin embargo, su recesión superficial y recuperación rápida no implican que el país se haya desacoplado del mundo exterior; simplemente las cosas son más complejas.
Los inversionistas tuvieron que pelear contra fuerzas contradictorias: el poder del creciente mercado interno de Brasil y, al mismo tiempo, el hecho de que la suerte de algunas compañías está atada en cierta medida a las fuerzas externas. "Mucha gente se centra en las compañías no cotizantes que son amos de su propio destino", dijo Frederick Searby, estratega de acciones latinoamericanas en Deutsche Bank en Nueva York.
Vale (la minera de mineral de hierro más grande del mundo) está muy atada a China, "pero compañías como Natura (de cosméticos) y AmBev (la cervecera) están orientadas al mercado local y pueden ir contra la corriente".
Por lo tanto, ha sido un año volátil para las acciones brasileñas. Los inversionistas extranjeros representan una tercera parte del volumen de operaciones diarias en Sao Paulo y compran dos terceras partes de la mayoría de las emisiones de papeles. Los flujos provenientes del exterior cambiaron de dirección junto con el ánimo de los inversionistas, por ejemplo, sobre la crisis de deuda soberana europea y el riesgo a una "recesión de doble fondo". El principal índice accionario de Brasil, el Bovespa, ha caído cerca de 4,05% este año. Pero recuperó más de 24% desde su nivel más bajo registrado el 20 de mayo.
Nick Robinson, administrador de inversiones de Aberdeen Asset Managers en San Paulo, señaló que el panorama es "bastante positivo en términos generales", pero que los inversionistas estarán observando la campaña de las elecciones generales y presidenciales que se realizarán en octubre.
"Uno sabe que con Dilma (Rousseff, la candidata del gobierno de izquierda) el sector inmobiliario estará seguro porque ella armó el programa de hipotecas subsidiadas Mi Casa Mi Vida. Pero hay mayor preocupación por las compañías privadas que tienen un monopolio natural, como BM&FBovespa (la bolsa de acciones y futuros)".
Los analistas también son optimistas en cuanto a los mercados de deuda de Brasil, donde no faltarán oportunidades de inversión. Se invertirán inmensas sumas en preparar al país para albergar la Copa Mundial de Fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016. A eso le seguirá los fondos para la explotación de los potencialmente enormes yacimientos petrolíferos descubiertos mar adentro en 2007.
"Habrá mucha inversión y un gran gasto de consumo y se necesitará mucho capital para financiar eso", aseguró Felippe Goossens, analista de la calificadora Moody"s Investors Service, en Nueva York. Opina que muchas compañías brasileñas comenzaron a cotizar en bolsa en 2004 y más tarde volvieron al mercado con emisiones posteriores de acciones.
"El próximo paso lógico es llegar al mercado de deuda, porque cuanto más se emite capital accionario, más se diluyen los accionistas existentes y la deuda es más barata que el capital. Por lo tanto, eso es una buena señal de nuevas emisiones en el mercado de renta fija".
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