China dio lo que Barack Obama llamó el "paso constructivo" de abandonar el vínculo del renminbi con el dólar estadounidense. La oportunidad y forma del anuncio son inteligentes, y el presidente de Estados Unidos tiene razón al celebrar el cambio. Apenas una semana antes de una cumbre del G20 en Toronto en la cual se esperaba que hubiera críticas a la divisa china, la iniciativa debería aliviar la presión sobre Beijing y reducir las perspectivas de una guerra comercial.
El anuncio del Banco Popular de China sigue a una retórica ampliada contra lo que Beijing calificó como "políticos en campaña" intentando ganar político a costa de la política cambiaria china. El banco central utilizó bases técnicas para justificar la medida, diciendo que las mejoras en la economía global y la "sólida" recuperación de China hacían apropiado "seguir avanzando con la reforma del renminbi".
La política es astuta. Pero las implicaciones económicas reales no están claras. Cuando Beijing levantó la fijación de su moneda en julio de 2005, permitió que el renminbi se apreciará 21% frente al dólar en tres años hasta mediados de 2008, cuando se reinstaló la fijación.
Beijing podría permitir otra vez un ritmo similar de apreciación. Pero también podría ir mucho más lento. China sigue nerviosa respecto de la crisis de deuda de Europa y dudosa de la sabiduría de ceder competitividad en las exportaciones. El banco central resaltó que el excedente de cuenta corriente de China ya ha caído de modo significativo, añadiendo que "la base para una apreciación a gran escala del tipo de cambio den renminbi no existe".
China maneja su política cambiaria según sus propios intereses, no los de los políticos estadounidenses, con elecciones o sin ellas. Tiene razón en tomar un enfoque gradual. Pero sus propios intereses le exigen que siga el proceso de rebalanceo global. En el segundo semestre de este año, China podría volver a acumular grandes excedentes que son, en el largo plazo, insostenibles. Una moneda más fuerte sería buena para China ya que elevaría el poder adquisitivo de los trabajadores y combatiría la inflación.
Un estudio de Peterson Institute difundido la semana pasada sugirió que, como implica el banco central, el nivel de subvaluación del renminbi ciertamente ha disminuido - desde casi 40% respecto del dólar el año pasado a en torno a 24%. Eso sugiere que se dirige en la dirección correcta, pero aún hay camino que recorrer. Lentamente, pero con seguridad, Beijing debería permitir que el renminbi encuentre un punto de equilibrio determinado por el mercado. Cualquier cosa menos que eso no satisfacerá a Washington. Y en el largo plazo tampoco será en el mejor de los intereses para China.
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