2010/03/15

Terremoto: el punto de inflexión que puede convertir a Chile en un país desarrollado

Un catalizador de la innovación y un atajo hacia el desarrollo. Esa es la otra manera de definir el reciente terremoto, como un evento catastrófico que genera múltiples oportunidades para reorientar estrategias y el aparato productivo. Entendiendo la innovación como un "cambio de la realidad", se trata no de reconstruir sino de refundar para hacer de Chile un país mejor y menos vulnerable. Como ocurrió con el terremoto de 1939 y el acelaramiento de la industrialización, o como muestra la experiencia de países que han logrado levantarse tras vivir guerras o desastres similares.

Así lo creen entidades públicas y privadas relacionadas con la innovación y el emprendimiento. En el corto plazo el Estado se concentrará en solucionar las urgencias y las empresas, en recuperar sus bienes de capital. Pero luego la economía crecerá fuerte y se inyectarán miles de dólares que no hubieran estado sin terremoto mediante.

De hecho la catástrofe no alteró las metas que en 2006 planteó el Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad (CNIC): que Chile invierta, al año 2021, el 2,3% de su PIB en I+D (hoy es el 0,67%). Ni modificó los objetivos del nuevo gobierno en cuanto a que en 2013 esa inversión sea el 1,2% del PIB, sentando las bases para que tal cifra se doble en los siguientes ocho años. Es más, nadie duda que esos objetivos se cumplan.

Pero advierten que el Estado deberá redoblar sus esfuerzos en incentivar la inversión privada en I+D+i, y las empresas tendrán que, sí o sí, tomar estas oportunidades, repensar sus estrategias de negocios, y cambiar su mix productivo, dándole a la innovación un lugar primordial.

Etapa clave

El terremoto, con toda su crudeza, llegó justo cuando varios sectores pedían cambios al modelo que durante los "90 hizo que la Productividad Total de Factores (PTF) se empinara al 3%, pero que hoy, agotado, ha hecho que sea cercana a cero.

Que el esfuerzo privado en I+D signifique dos tercios de esa inversión y que las empresas innoven a todo evento, es crucial para hacer crecer la PTF, dice Eduardo Bitran, presidente del CNIC. Porque de los $ 739 mil millones que a 2006 los privados invertían en actividades innovadoras, gran parte involucraba bienes de capital, afirma. Como ahora deberán renovar ese stock, pueden incorporar más valor agregado y tecnología, orientándose así hacia áreas con ventajas de más largo plazo, sostiene.

Pero también advierte que post terremoto, el Estado debe reforzar los incentivos para que los privados inviertan en innovación, plantear un cambio de énfasis en algunos mecanismos. "Si el crédito tributario que hoy existe para estimular la inversión privada en I+D, incluyera también el desarrollo tecnológico que viene después, podríamos dar un salto importante", dice.

En ese sentido, el presidente de Fundación Chile, Óscar Guillermo Garretón, plantea que éste es el momento ideal para hacer cambios, como agilizar trámites relacionados con la reconstrucción o explorar nuevos materiales y técnicas de construcción. "Hay que revisar las políticas públicas en todos los ámbitos y cambiar leyes menores, lo que puede tener alto impacto en la productividad. Modificar la asignación de recursos para las ciencias y debatir sobre el enfoque de la investigación científica, producto del terremoto y de las necesidades urgentes de innovación", sostiene.

Iván Vera, presidente del Club de la Innovación de la Universidad Adolfo Ibáñez, agrega que ahora es tarea del Estado facilitar una regulación que estimule la competencia, formar capital humano y orientar la enseñanza hacia el emprendimiento y la innovación.

"El nuevo ministro de Economía tiene la gran oportunidad de implementar políticas potentes para el sector emprendedor", añade Alan Farcas, director ejecutivo de Endeavor Chile.

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