En los últimos 20 años, los gobiernos de la Concertación en Chile lograron sacar de la pobreza a alrededor de un 30% de la población inmersa en la miseria durante la dictadura de Augusto Pinochet. En la década de los 90, el país vivió un importante crecimiento económico y la popularidad de estos gobiernos, apoyados tanto por la clase media como por las personas de los estratos más desprotegidos, alcanzó un 80%. Sin embargo, el sismo del sábado pasado vino a poner a prueba a la economía chilena, una de las más exitosas de América Latina.
Mientras nuevas replicas siguen sacudiendo al país, las primeras estimaciones sobre el costo económico de la reconstrucción fueron hechas por la empresa estadounidense Eqecat, especializada en catástrofes naturales: la cifra alcanza los 30.000 millones de dólares (lo que equivale a cerca de un 15% del Producto Interior Bruto, PBI).
La presidenta saliente de Chile, Michelle Bachelete, anunció que se necesitarán unos cuatro años de créditos del Banco Mundial o la ayuda financiera de diferentes organismos internacionales para superar las consecuencias del terremoto. El presidente electo, Sebastian Piñera, reorientó el programa de su gobierno: ahora sus objetivos prioritarios están centrados en la reconstrucción de las áreas destruidas incluyendo la habilitación de hospitales, escuelas, viviendas, caminos y puentes, y también la reactivación de la economía, que supone entre otras cosas la contención del alza en los precios y el impacto del desempleo.
Daños a la economía y a la industria
Además de los cuantiosos daños materiales, las afamadas industrias de vinos, pescados, minerales y papel del país han sido gravemente heridas.
El tsunami que arrasó la zona de Talcahuano arrojó embarcaciones cargadas con 50 toneladas de pescado a tierra y arruinó el puerto, haciendo que la industria pesquera quede prácticamente destruida. Anualmente, la venta de sardina y anchoas traen casi 40 millones de dólares a la economía del país sudamericano.
La industria petrolera resultó afectada por la ubicación de las refinerías en la zona del epicentro del terremoto, justo al norte de la ciudad de Concepción. La Empresa Nacional de Petróleo (ENAP) tuvo que suspender los trabajos en la refinería Bío Bío, que contaba con capacidad de procesar 116 barriles de hidrocarburo por día.
Según el importador de vinos estadounidense Alfredo Bartholomaus, durante el terremoto del sábado se derramaron alrededor de 125 millones de litros de vino chileno, con un valor de aproximadamente 250 millones de dólares, lo que equivale al 12% de la cosecha del año 2009.
Opiniones de analistas
Durante una entrevista la presidenta Bachelet apenas pudo contener las lágrimas al decir que “el país no se merecía esto” y asegurar que Chile va a “salir adelante”.
Este punto de vista lo comparten varios analistas económicos que afirman que, si bien la economía demandará importantes esfuerzos fiscales, no se espera un retroceso grave del PBI, ya que el país tiene muchos recursos como para superar en poco tiempo los efectos de la devastación natural.
La portavoz del fondo Monetario Internacional (FMI), Caroline Atkinson, dijo que el efecto del terremoto sobre el PIB de Chile “podría no ser importante” gracias a la fuerza de la economía chilena antes del 27 de febrero. El gran efecto "de la catástrofe " es su precio humanitario y social inmediato", añadió Atkinson.
Según el economista de la Universidad de Chile, José Miguel Benavente, después de desastres semejantes “la caida de la economía es fuerte durante los dos o tres primeros meses, pero luego crece muchísimo gracias al proceso de reconstrucción”. El experto prevé, entre otras cosas, un alza a corto plazo en los precios, pero asegura que no habrá problemas macroeconómicos.
El analista Dante Sica dijo al diario argentino “La Nacion” que pese a que la catástrofe, “Chile no es Haití y tiene un sistema organizado, por lo que no parece que pueda afectar demasiado a la organización económica, aunque demandará un mayor esfuerzo fiscal a partir de recursos de su sólido fondo anticrisis"
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