"Nuestra primera labor es superar la emergencia y luego vendrá la reconstrucción del país". Estas fueron las primeras palabras del nuevo ministro de Hacienda, Felipe Larraín, quien ayer asumió la cartera, respecto a cómo se abordará la actual coyuntura, marcada por el terremoto del 27 de febrero.
El sucesor de Andrés Velasco, entregó la primera cuantificación de los daños que dejó la catástrofe natural que sacudió al centro-sur del país: "entre US$ 20 mil millones y US$ 30 mil millones".
En cuanto a cómo se financiará la reconstrucción, Larraín admitió que existe un espacio acotado dado por el erario 2010, de US$ 45.000 millones, "presupuesto que establece una flexibilidad bastante baja", advirtió, recordando que los recursos de libre disposición heredados por la administración de Michelle Bachelet son "inferior a los
US$ 500 millones", dijo.
Pero anticipó que a lo menos en una primera etapa "tenemos la posibilidad de hacer reasignaciones y estamos trabajando para ver dónde podemos ahorrar recursos en las distintas partidas". Así, un proyecto para modificar el gasto fiscal de 4,3% aprobado para el presente ejercicio, "lo vamos a enviar dentro de un tiempo", agregó.
Insistió que la cifra de daños "no lo va a financiar todo el Estado", ya que hay seguros comprometidos. "Esto es un esfuerzo conjunto del sector privado y el gobierno", precisó, citando a la vez que entre las fuentes de financiamiento posibles está la repatriación de recursos invertidos en el exterior o endeduamiento.
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