Luis Alberto Moreno cree que si bien a los países latinoamericanos les falta "un trecho muy largo", tienen el viento a su favor.
Sobre este y otros asuntos, EL TIEMPO dialogó con el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, el colombiano Luis Alberto Moreno.
La Asamblea del BID se realiza esta vez en Cancún y, a diferencia de la cita anterior en Medellín, cuando la preocupación era la crisis internacional que amenazaba con sumir al planeta en una depresión, ahora las cosas están más tranquilas, pues los peores pronósticos no se cumplieron.
No obstante, el BID vive una hora crucial, pues los 48 países que lo integran -26 de América Latina y el Caribe y los 22 restantes de Norteamérica, Europa y Asia- se deben pronunciar sobre la capitalización de la entidad, un tema clave para que pueda expandir su programa de préstamos.
¿Cómo va la región?
Bastante mejor en los últimos meses. En prácticamente todos los países vimos un regreso al crecimiento, y el arranque del año ha sido particularmente auspicioso.
¿Qué quiere decir eso?
Que de una caída en el PIB de América Latina cercana al 2 por ciento en el 2009, en el 2010 podríamos llegar al 4,5 por ciento o más, lo cual debería llevar a que baje el desempleo y logremos avanzar en la lucha contra la pobreza.
¿Y por qué esa recuperación?
En parte porque el mundo volvió a crecer y la locomotora china está a toda marcha. Gracias a ello, el comercio exterior se reactivó, al igual que los precios de las materias primas que se producen en América Latina. Pero lo más importante es que aquí no tuvimos crisis financieras ni cambiarias, con lo cual nos pudimos subir en la ola con más rapidez que otros.
¿Qué deberían hacer los países latinoamericanos en ese contexto?
Seguir con la tarea emprendida. Eso quiere decir invertir más y mejor en infraestructura, al igual que en educación y en desarrollo institucional. Nos falta un trecho muy largo, pero tenemos el viento a favor y creo que hemos aprendido de los errores del pasado.
¿Pero los desastres naturales en Haití y Chile no son un lastre?
Ciertamente no son deseables, por el saldo que dejan en pérdida de vidas y en destrucción de vías y edificaciones. Pero también son una oportunidad de hacer bien la reconstrucción y superar la pobreza. Ese es el caso de Haití en el cual estamos muy comprometidos, porque es un esfuerzo que demandará inversiones por 11.500 millones de dólares durante cerca de una década. A Chile lo estamos apoyando, pero nos necesita menos.
Da la impresión de que hay más desastres ahora...
Con respecto a los terremotos puede ser, aunque sea imposible preverlos. Lo que sí le puedo decir es que el cambio climático obliga a América Latina y el Caribe a mantener la guardia alta. Tanto en las zonas costeras como en las montañas ha aumentado la probabilidad de eventos catastróficos que van desde sequías hasta inundaciones, y eso requiere un nivel de preparación nunca visto. Nosotros estamos intensificando nuestra labor en ese campo.
¿Y tienen con qué?
Desde el punto de vista técnico sí, porque tenemos gente muy capacitada. En lo que hace a recursos dependemos en general de que los países socios del BID le den la luz verde a un aumento de capital, para que así podamos incrementar nuestro programa de préstamos.
Habiendo pasado la crisis ¿eso es necesario?
Sin duda. Nosotros le respondimos bien al hemisferio pues el año pasado nuestro programa de préstamos llegó a 15.628 millones de dólares, con un alza del 39 por ciento frente al 2008. Pero lo que hemos visto es que niveles similares se requieren con o sin crisis y eso hace necesario más capital.
Pero un cable de prensa dijo que eso no iba a pasar porque algunos no estaban contentos con su gestión...
Pues no es esa la impresión que tengo yo. Además, en este caso se trata del Banco y de sus posibilidades de crecimiento en el largo plazo. Por eso yo creo que este aumento de capital, que va a acabar siendo una realidad, no puede personalizarse.
Hace un año un grupo asesor conceptuó que ese incremento debía ser de 180.000 millones de dólares...
Ese grupo asesor entregó varios escenarios y el más alto es el que usted menciona, pero no fue el único. En la medida en que el Banco se capitalice más podremos prestar más, aunque esa decisión le corresponde a los dueños que son los países y no a los administradores de la entidad. Si bien, uno aspira a la cifra más alta, también es necesario entender que la situación del socio más grande (Estados Unidos) no es precisamente la más holgada, por los esfuerzos fiscales que ha realizado para enfrentar la crisis.
¿Y su reelección cómo va?
Por ahora mi atención está en otra parte y ya habrá tiempo de pensar en eso. Cada día trae su afán.
RICARDO ÁVILA
DIRECTOR DE PORTAFOLIO
CANCÚN (MÉXICO)
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