2010/02/10

El gobierno de los técnicos

Carlos Vergara
Corresponsal en Chile

Una de las principales virtudes de Sebastián Piñera como candidato fue exhibir una marcada independencia de los partidos, lo que a simple vista ya era una ventaja clara respecto del eterno handicap de los candidatos de la Concertación, últimamente más pendientes de contentar a sus agrupaciones que de procesar las demandas de la población.

En ese escenario, Piñera conformó su gabinete en el que dispuso fielmente cada una de las piezas de ajedrez en el lugar del tablero correspondiente, sin desviarse un solo milímetro de las condiciones establecidas.

De tal forma equilibró las posiciones entre los partidos que le dieron sustento, sobre todo en las carteras más políticas -la llamada "cocina" del Palacio de La Moneda-, y se dio el gusto de "incluir" a la Concertación, conquistando al democristiano Jaime Ravinet, acaso uno de los políticos más visibles de la historia del conglomerado oficialista.

Pero en lo más íntimo, Piñera tenía muy claro que la empresa antecede a la política. Quizá por eso, y tal como conformó el piso de los negocios que lo convirtieron en millonario en los 80 y 90, consignó entre su staff a reconocidos gerentes y gestores, como al flamante canciller, Alfredo Moreno, ex director de Penta y Falabella. También caben en ese registro el nuevo ministro de Minería, Laurence Golborne, ex gerente general de Cencosud, y la recién nombrada ministra del Trabajo, Camila Merino, con un destacado paso por Soquimich y Metro SA.

Dos decanos universitarios en Obras Públicas y Transportes, Hernán de Soliminhac y Felipe Morandé, respectivamente, son otro guiño a la excelencia, esta vez académica, algo que Piñera siempre ha pregonado. Felipe Larraín y Juan Andrés Fontaine, responsables de Hacienda y Economía, también gozan de respeto académico y profesional y son quizá nombramientos incuestionables.

En resumidas cuentas, Piñera es un "hacedor" de cosas y entendió que las carteras clave para alcanzar el millón de empleos prometido no estarán en La Moneda sino en las que tienen que ver con la mano de obra y la promoción de las mismas. No en vano su gabinete contará con ocho economistas y seis ingenieros, lo que da cuenta de su visión tecnócrata.

Tal como lo hiciera con LAN, el presidente electo ve a Chile como una nueva empresa, lo que no es un demérito ni tampoco algo censurable. Sobre todo si está decidido a jugarse con los mejores hombres del mercado. Para esta compañía, sin embargo, no necesitará de fideicomisos ni enajenaciones, sino de un socio capital: la Concertación. Es a esta nueva oposición a la cual Piñera deberá convencer de que la inclusión de uno de los suyos, más que "una tocada de oreja", es una señal de buenas intenciones.

El ajedrez está dispuesto y será el gobierno de los gerentes. Qué duda cabe. Es de esperar que esta partida, atípica y arriesgada, sea una señal de que el riesgo muchas veces renta más que el conservadurismo a ultranza. De eso bien puede dar cuenta el técnico argentino, Marcelo Bielsa, otro que sabe echar a andar empresas en medio del desierto.

http://www.lanacion.com.ar

No hay comentarios.: