Como “dañino” para la economía calificaron ayer analistas y académicos el actual nivel del dólar, ya que estaría golpeando la competitividad de los exportadores y de los sustituidores de importaciones, retrasando la reactivación del país.
El actual nivel del tipo de cambio preocupa entre los economistas, quienes señalan que la situación actual no es muy distinta, en términos de nivel, a la que se registraba cuando el Banco Central intervino en abril de 2008.
En esta línea, el economista jefe del Grupo Security, Aldo Lema, afirma que si bien en términos nominales el valor del dólar es cerca de 20% superior al que existía en abril del año pasado, el Tipo de Cambio Real (TCR) -medida que corrige el valor por las inflaciones externas y local para evaluar la competitividad de la moneda- está sólo 5% por encima del que se registraba cuando el ente emisor salió a comprar dólares.
Así, Lema dice que vale preguntarse si “es razonable salir de la crisis descansando tanto en la demanda interna y no en el sector exportador”. El economista advierte que esta situación puede generar “una recuperación más lenta de lo que se está esperando y prolongar el alto desempleo”.
Por su parte, el economista Ricardo Ffrench-Davis critica la decisión del Ministerio de Hacienda de financiar parte del déficit fiscal vendiendo dólares en el mercado local. Desde entonces, el precio del dólar ha caído más de $ 30.
En este sentido, el experto afirma que las quejas de los exportadores son “justificadas” y agrega que aunque era inevitable financiar el gasto adicional del Fisco con venta de dólares, “sí es evitable que la venta se haga en el mercado cambiario; al venderse en este mercado se hace un daño al desarrollo nacional, al deprimir en exceso el tipo de cambio”.
Con esa baja, “el Fisco sustrae liquidez del mercado monetario, neutralizándose así, desafortunadamente, el efecto reactivador del gasto fiscal”, indica.“En una economía con demanda deprimida, inflación bajo control, elevada desocupación y bajo empleo del capital productivo, los dólares deben venderse directamente al Banco Central y éste los debe retener en sus reservas”, sostiene el experto, en línea con la petición hecha ayer por la Sofofa.
De utilizar esta fórmula, dice Ffrench-Davis, el instituto emisor “genera liquidez que a su vez gasta el Fisco. Entonces, se financia el gasto fiscal sin quitarle fondos al resto de la economía y no se castiga el imprescindible esfuerzo exportador”.
Nivel dañinoEl académico de la Universidad de Chile, Joseph Ramos, también se muestra crítico del nivel actual del dólar. A su juicio, “para una economía como la nuestra, cuyo motor de crecimiento a mediano y largo plazo es el sector externo, se requiere un tipo de cambio de largo plazo de entre $ 550 y $ 600, por lo que si el valor actual permanece, es dañino para la economía”. Ramos añade que “habría sido menos costoso que en lugar de haber traído dólares se hubiese optado por aumentar el endeudamiento en el mercado interno”.
El economista indica que aunque Hacienda ya fijó la forma de financiar el déficit “todo se puede deshacer” y añade que “sin lugar a dudas, la reactivación sería más fuerte con un dólar más alto”.Por su parte, el economista jefe de Santander GBM, Pablo Correa, asegura que actualmente el TCR “no está desalineado” e indica que los exportadores pueden comprar seguros cambiarios para evitar los riesgos de las fluctuaciones del dólar. “Además, se pueden hacer coberturas cambiarias y diversificar las monedas”, sostiene.
Capital humano
Un paper publicado ayer por el Banco Central muestra el impacto que se genera en los ingresos del capital humano calificado cuando hay una depreciación cambiaria.El documento, del economista de la División de Política Financiera del instituto emisor, Roberto Álvarez, y el académico de la Universidad de Indiana, Ricardo López, sostiene que una depreciación real “debe ir acompañada de un aumento en la participación del pago a trabajadores calificados en los salarios totales de las empresas exportadoras”.
Esto, debido a que el alza en la rentabilidad de las exportaciones ayuda a la adopción de nuevas tecnologías, lo que hace necesario capital humano más calificado. El problema es que esto aumenta la desigualdad de ingresos.
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