2007/06/05

¿Pueden las empresas chilenas ser campeonas globales?


Hace unas semanas participé en el “World Economic Forum on Latin America” que se desarrolló en Santiago.

Dentro de los tópicos se habló del posicionamiento de América latina en el contexto competitivo global y las compañías latinoamericanas que se pueden considerar campeonas globales. Como latinoamericano, chileno y empresario, este es un tema que me ha llamado la atención por años. Fue una buena oportunidad para hablar con algunos de los artífices de gobiernos, entidades multilaterales y empresarios y profundizar el entendimiento sobre los factores que hacen que una región, país o compañía sean exitosos y en los factores clave del éxito de empresas locales en su expansión global.


El mundo se globaliza y crea inmensas oportunidades, pero al mismo tiempo presenta nuevos desafíos. Los capitales crecen, se movilizan y ofrecen grandes recursos para financiar proyectos e ideas múltiples y sin fronteras, pero exigen resultados. El desafío se convierte en alcanzar recursos y consumidores globales y las ventajas de los locales disminuyen. Las empresas cambian sus modelos de negocios: en vez de diseñar, producir y vender un producto o servicio, algunas son exitosas a nivel global, solo diseñando y vendiendo un buen producto o servicio, y contratando la producción a terceros.
Todo esto tiene grandes influencias sobre las nuevas necesidades de los países y sobre las actividades de las empresas.

Esto requiere que los países se abran al flujo de bienes, servicios y capitales (comercio). Es importante que exista una infraestructura adecuada (física y regulatoria) de manera de atraer capitales, ganar competitividad y reforzar las actividades locales. Adicionalmente, es fundamental contar con sistemas de telecomunicaciones y tecnología eficientes. Entonces, ¿qué lleva a que una región, país y compañía sea exitosa en este nuevo contexto global? y ¿cómo podemos como región, país y compañía aprovechar esta nueva realidad?
Es interesante saber que hoy los campeones de la globalización no son ni los asiáticos, ni los norteamericanos, sino los europeos –el mayor exportador mundial es Alemania, no China ni Estados Unidos, y cinco de los primeros ocho mayores exportadores mundiales son países europeos–.

Es preocupante ver que América latina, a pesar de la disciplina, los adelantos y los esfuerzos que hemos hecho, cada día pierde competitividad y relevancia no solo respecto a países desarrollados, sino a otras regiones emergentes. Recibimos menos capitales y tenemos menor relevancia mundial. La inversión externa a nuestra región, como porcentaje del monto que va a mercados emergentes, ha disminuido en 5 años desde niveles de más del 30% a cerca de 20%. De los casi de 2.000 invitados globales al World Economic Forum (WEF) de Davos, solo unos 50 eran latinoamericanos.

Es sorprendente ver que muy pocas compañías chilenas pueden considerarse campeonas o competidoras globales o regionales, a pesar de provenir de un país reconocido como líder regional en el proceso de apertura y desarrollo, y que ha logrado una importante estabilidad política, económica y social desde hace años.
A nivel regional, creo que tenemos que tomarnos mucho más en serio estos factores de competitividad. Tenemos que parar de perder el tiempo discutiendo si la globalización es buena o mala y seguir modelos proteccionistas, regionalistas o estatistas fracasados, salvo que alguien considere a Cuba y Venezuela como modelos de desarrollo y democracia. Tenemos que hacer mucho más que lo que hablamos en temas como la mejora de la educación, apoyando e incentivando, no enfrentando, a las nuevas iniciativas de educación, tanto públicas como privadas.

Tenemos que disminuir las burocracias y trabas regulatorias obsoletas, de manera que tome menos días registrar un nuevo negocio, los costos de registro, los costos de contratación y despido de gente, el número de impuestos parciales y totales, entre otros indicadores de competitividad.
Tenemos que eliminar poderes cuasi monopólicos y trabas legales o regulatorias, que aún existen y que lo único que hacen es encarecer y demorar este proceso de desarrollo. La infraestructura, las telecomunicaciones, la energía, el capital, tienen que ser mucho más accesibles, eficientes y estables.

El sector privado tiene que aceptar la competencia y el gobierno tiene que mantener reglas del juego claras, flexibles y estables en el tiempo.
A nivel empresarial, creo que tenemos la responsabilidad de apoyar este desarrollo, impulsando la educación, reforzando y no demorando la eliminación de trabas a la competencia y, sobre todo, atreviéndonos a explorar nuevos rumbos, modelos, procesos y mercados. Hay que jugarse más. Tener optimismo y una pequeña dosis de locura no son malas en estas aventuras. Por último, mi opinión muy personal, la globalización elimina el concepto de “país chico-compañías chicas”, las oportunidades son tan grandes como nuestras mentes nos lo permitan.

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