CARLOS HELLER Y SU MEGAPROYECTO LECHERO
El vicepresidente de holding Bethia mostró los avances de su proyecto estrella Agrícola Ancali, una lechería que apuesta a tener 5 mil vacas en producción, lo que la transformaría en la más grande de Latinoamérica.
ARNALDO GUERRA MARTÍNEZ
Vendidas las vaquillas a los señores de Ancali, grita el martillero.- ¡Ah, los de Ancali! Son esos gallos que tienen todas las vacas cojas, comenta en voz baja uno de los postores.- Sí y les dan apenas 22 litros y no han podido subir, agrega otro agricultor.
A Carlos Heller Solari (44 años) hoy le resbalan comentarios como éstos, que han sido la tónica que ha rodeado a Ancali, el proyecto agrícola del holding Bethia que lidera. (An, por Andrea, su hermana; ca, por Carlos y Li, por Liliana Solari Falabella, su madre).
Han pasado dos años desde aquel remate en Valdivia y los agricultores deben estar mordiéndose la lengua.Heller está a punto de culminar uno de los planes emblemáticos de la familia Heller Solari: la lechería más grande de Latinoamérica, que albergará cinco mil vacas en producción, 20 mil novillos en engorda y los cultivos que se requieren para su alimentación.
Situado en Los Ángeles, tiene cerca de cinco hectáreas de construcciones, por aproximadamente US$ 11 millones, sin considerar el valor de los campos.
Todos decían que estábamos malos de la cabeza, recuerda.Heller es el vicepresidente del holding Bethia, que el año pasado tuvo ingresos por US$ 200 millones y que, poco a poco, se ha ido diversificando y es noticia permanente con sus nuevos negocios.
Desde el retail, con Falabella y Sodimac; transporte, con Sotracer y helicópteros Aeroandina; inmobiliaria, con Titanium y sanitaria, con Aguas Nuevas, pasaron a los lácteos con Vialat, que reúne a las industrias lecheras Parmalat, Copalca y Calán. Y la expansión sigue.
Lo último es la compra de viña Indómita, de Casablanca, y la construcción de la torre Titanium, de 52 pisos, en lo que fue la Portada de Vitacura.
El empresario busca hacer en el agro lo que Bethia ya ha hecho en el retail, un megaproyecto de producción de leche y de carne, cosa poco habitual en un sector atomizado, donde sólo el 2,3% de los aproximadamente 13 mil productores del país genera individualmente más de un millón de litros al año. Ancali logra hoy cerca de un millón y medio de litros... mensuales.
Y todavía falta que la iniciativa alcance su máximo potencial.Vimos en Estados Unidos los mercados y la conclusión es que hay que ser muy grande en este negocio y decidimos irnos a las cinco mil vacas. Podrían ser diez mil, pero el fundo nos da para cinco mil.
A lo mejor a futuro podemos ser más grandes, comenta.Heller abrió a la Revista del Campo, las puertas de El Risquillo, la parte láctea de su proyecto, en el fundo San Carlos de Purén, 15 km al sur de Los Ángeles, VIII Región.
La lechería siempre ha sido mi pasión dice tajante al refutar comentarios de quienes lo acusan de ser un recién aparecido en el ambiente.
Tanto le gusta que, de hecho, vive en los alrededores y todas las tardes, tras sumergirse en los diversos negocios de Bethia, religiosamente está encima de la lechería, viendo cada detalle.La partidaSiempre han dicho que soy nuevo en la leche y eso no es verdad.
En el antiguo Haras Tarapacá de mi abuelo, en Calera de Tango, existía una muy buena lechería, donde trabajé después de estudiar agronomía, aclara Carlos Heller atropelladamente, mientras muestra su proyecto estrella, que espera inau-gurar en septiembre.
Tras la muerte de su abuelo Alberto Solari, la lechería se terminó y Falabella lo mantuvo entonces alejado un tiempo del campo.Sin embargo, la compra de un fundo para la crianza de caballos fina sangre - haras Don Alberto- en Los Ángeles, lo lleva de vuelta a la tierra.
Funda y administra transportes Sotracer y helicópteros Aeroandina.Pero el bichito de la lechería sigue metido en su cabeza y busca cómo concretarlo.Mi madre no quería, decía que era un lío... claro que eran malos tiempos.
Pero todo cambió con la compra de un campo con 130 vacas lecheras en San Carlos de Purén, en el que se fabricaba un queso suizo de primera, recuerda.Fue el inicio de una serie de compras entre las que estuvieron Calán y el fundo Curiche, más hacia la cordillera, que también tenía una lechería de muy buen nivel con la que les empezó a ir muy bien.Allí fue donde se comenzó a decantar la necesidad de actuar en grande, de apostar a un megaproyecto, como única manera de que la lechería fuera un negocio de verdad.
Ese lugar no reunía las condiciones, por lo que todo apuntó a San Carlos de Purén.A pesar de que decían que era una locura, mi idea fue partir con mil vacas en crianza, mil novillos en engorda y mil vacas en leche.
Y perdimos el miedo, a pesar de que no teníamos un referente a quien copiar, recuerda.Era la época en que se hacían comentarios irónicos sobre lo que Heller hacía.
Pero las vacas empezaron a rendir. Primero fueron 24,5 litros promedio, luego se estabilizaron en 29. Con la implementación de la tercera ordeña y un mejoramiento en la calidad de la alimentación dieron el salto a 38,5 litros, cifra que esperan retomar después de terminadas las obras, ya que bajaron a 36.
La clave para lograrlo es el alimento, no sólo los componentes, sino su peso exacto y el orden en que éstos se mezclan.El SaltoLos tres primeros años no han sido fáciles.La mayoría apostó a que íbamos a irnos liquidados, señala Heller.
Pero, las vacas iniciales le sirvieron de práctica para darse cuenta de los errores que se cometieron en la disposición y diseño de los patios de alimentación y de la ordeña circular donde tiene actualmente los 1.400 animales.Era un galpón con mil camas, muy cómodo para el humano, pero no para la vaca. Decidido a solucionar las deficiencias recorrió las zonas lecheras de Estados Unidos buscando las mejores novedades y asesorías. Eso le permitió importar el concepto cow confort, con una serie de detalles en beneficio del animal, que según Heller, éste devuelve con creces.
Por ejemplo, una cama adecuada podría significar medio litro de leche más. Son cambios como ese los que hoy se instalan a toda máquina, preparando todo para el gran salto.Está pensado para que la vaca se sienta cómoda en un lugar seco y fresco, señala.
Los martillazos y el esmeril sobre los fierros se escuchan fuerte en el inmenso galpón metálico que albergará a las cinco mil vacas, que espera le generarán alrededor de 5,3 millones de litros mensuales de leche.Se trata de una construcción de 500 metros de largo donde estarán el patio de alimentación y las camas, además de las dos nuevas ordeñas circulares para 40 vacas cada una. Una inversión de US$ 8 millones cifra que se convierte en US$ 11 millones si se considera todo el proyecto.
Y entre las novedades se incluyen unas escobillas que rascan en forma automática el lomo y los laterales de las vacas. Según vieron en Estados Unidos, los animales se acercan solos una vez que aprenden y cuando tocan la escobilla ésta comienza a funcionar.
Allá hacían cola esperando su turno... les gusta y se mantienen limpias..., dice.Pero no todo se concentra en la leche.Están en la producción de carne, con la engorda de 4.000 novillos, que podrían ser 20 mil cuando el proyecto esté a toda marcha.Heller señala que ya están sobrevendidos, sin pasar ni por ferias ni supermercados.Tiene claro que la innovación es vital en este rubro.
Por ello trajo desde Francia dos nuevas razas: Gascoin y Bazadais, las que espera desarrollar, tanto en sus propios cruzamientos como para la venta a terceros. Gascoin es muy rústica y de alta fertilidad, mientras que Bazadais también es rústica y netamente maternal, apta para zonas frías.También está en marcha un pionero plan piloto, con machos de la raza Holstein provenientes de la lechería, alimentados con granos.
Busca obtener una carne con muy buena cobertura grasa, que marque la diferencia.Hasta ahí los planes y logros.El proyecto no ha estado exento de críticas. No sólo porque parecía una locura. Hasta se escuchó que estaría utilizando a Parmalat para su beneficio, bajando el precio de la leche para conseguir más animales baratos.Seguiré comprándole a otros productores...
Por lo tanto, que no se hable que Ancali lo que hizo fue bajar el precio de la leche para que la gente vendiera las vaquillas. Eso es una estupidez. También cuando nos acusaron que queríamos destruir al sector lechero. Mi respuesta es esta lechería. Estaría enfermo de la cabeza si paralelamente estuviera haciendo una inversión de US$ 11 millones... Yo creo en la agricultura y en la producción de leche y de carne, concluye.CostosEn una lechería intensiva los costos son más altos que dejar a los animales en la pradera. Se dice que actualmente quien está por sobre los 20 centavos de dólar de costos en un litro de leche no tiene nada que hacer.
Eso lo equilibramos teniendo mucho volumen. Cada cosa que hacemos se refleja en el resultado final. Se maneja todo con poca gente y muy tecnificado. Tenemos un sistema computacional que maneja todo y los costos van hacia abajo. La ciencia está en comida abundante y de buena calidad, señala HellerComodidadLa tendencia mundial es el bienestar de los animales. Y Heller lo incorpora plenamente en su lechería.
Son cambios como reemplazar el uso de arena para las camas, que provocaba muchos problemas, tanto al animal en sus patas por sus características abrasivas y por tapar canales y equipos como bombas. Ahora utilizan los desechos del animal.
Es decir, las mismas bostas, pero tratadas a altas temperaturas para dejarlas inertes.En el caso de las camas, la idea es simular un esquema natural con un tamaño que les permita echarse y pararse sin problemas. También se consideran carros automáticos para su llenado.Se contempla instalar gomas en el piso para proteger las manos y las patas de las vacas, sobre todo en las zonas de espera y de tránsito hacia la ordeña.
Los galpones tienen una altura especial para permitir una adecuada aireación en verano, y un sistema de microaspersores para refrescar a las vacas en caso de calor excesivo. Para el invierno colocarán cortinas plásticas para impedir el frío y la lluvia.
El diseño evita al máximo los portones y las operaciones humanas y cuenta con un sistema en el piso que no permite que el animal pase a sectores peligrosos.También habrá un arreador neumático para la ordeña y corrales de separación para el tratamiento de patas o enfermedades.Parmalat, dolor de cabeza- ¿Hay un plazo o un monto para seguir perdiendo con Parmalat?- No. En el último directorio decidimos que vamos a morir con las botas puestas. Es un gran dolor de cabeza. Uno puede hacer las cosas bien y el dólar baja y baja, pero todo eso es momentáneo. Tenemos que seguir fabricando y bajando costos.
Las vacas flacas van a pasar y estaremos exportando toda la leche que se nos ocurra.- Se ha dicho que habría intención de dejar la marca e incluso vender una planta...- Vamos a seguir. Ya entramos a este negocio. Sólo si nos llegara una oferta muy conveniente vendería alguna planta.
Lo que sí tengo claro es que Parmalat tiene plantas antiguas, sobre todo la de Victoria, donde hay que hacer inversiones fuertes para modernizarla.- Y está mal ubicada...- Muy mal ubicada. A lo mejor más que vender es mudarse y no tener tantas plantas, sino una sola eficiente, en Los Ángeles o en Santiago. El tiempo lo dirá.- ¿Qué pasa con el mercado?-
El mercado chileno es pequeño y la competencia es descarnada, cualquier movimiento en la leche es para sacarse los ojos.Tenemos actores líderes, como Soprole, que está muy cómodo con lo que gana y mantiene el precio de la leche en el invierno a los productores, pero baja los de venta final, con lo que mantiene a todos los demás ahogados sin dejarlos crecer. Y es muy difícil tratar de trasladar los precios al consumidor para mantener el equilibrio.Nosotros tenemos que competir donde somos fuertes, que es en yogur, postres, leche cultivada, leche fresca y con sabor.
Y sobre todo en leche condensada, donde tenemos el 20% del mercado, somos la segunda en Chile y, además, tenemos cerca del 20% de las exportaciones a México.También vamos buscar por el lado de los quesos distintos a los que fabriquen los demás.- ¿Y la traída de leche desde Argentina?- Lo que estamos trayendo de Argentina son exactamente 600 mil litros. Y eso se puede ver en Odepa. Soprole y Nestlé traen más leche para fabricar en Chile que la que nosotros internamos para vender.
Y seguimos comprando cerca de 7,5 millones de litros de un distrito, que además es caro.Con el precio del dólar y nuestra planta exportadora antigua de Victoria estamos perdiendo plata, pero en ningún momento hemos salido a bajar el precio de la leche, ni le he hemos dicho al agricultor, no le compro más. Hemos cumplido, hemos aguantado estoicamente... han sido meses durísimos de no pocas pérdidas. Eso es importante tenerlo claro.
Gentileza: Francisco Iglesis
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