Desde 2010, Marcos Pérez, jefe de desarrollo de producto de la unidad mexicana de Ford Motor Co., ha contribuido a aumentar casi al triple el personal de ingeniería hasta unos 1.000 empleados.
por Bloomberg News
Mientras fabricantes de automóviles globales vuelcan miles de millones de dólares en sus fábricas mexicanas, Marcos Pérez trata de cuidar que el futuro del país no quede en las líneas de montaje.
Desde 2010, Pérez, jefe de desarrollo de producto de la unidad mexicana de Ford Motor Co., ha contribuido a aumentar casi al triple el personal de ingeniería hasta unos 1.000 empleados. Sus ingenieros solicitaron 40 patentes estadounidenses en los tres últimos años, incluido un sistema de protección contra accidentes que aumenta la seguridad sin agregar demasiado peso ni costo.
“Es un punto de inflexión”, dijo Pérez. “Antes éramos un tipo de país de montaje simple, y pasamos a ser un verdadero país industrial central, donde la mayoría de nuestras plantas de montaje alcanzan cifras récord en cuanto a productividad, calidad y costo. En este momento, estamos haciendo la transición del Hecho en México al Diseñado en México”.
Una creciente dotación de ingenieros augura un mayor papel para México en la creación de modelos construidos localmente que van desde compactos hasta camionetas y, a la larga, autos de lujo. Los empleados más capacitados también exigen remuneraciones mayores, lo cual facilita un ingreso más rápido en la clase media de México.
Una empresa mexicana, Automóviles Mastretta, emplea ingenieros locales para diseñar y construir la mayor parte de un auto deportivo de alta potencia, el Mastretta MXT, que se vende en México y los Estados Unidos por US$63.000.
En un cubículo dentro de una planta de montaje de Ford en las afueras de Ciudad de México, Gerardo Rodríguez, un ingeniero mecánico de 24 años, estaba trabajando en reducir el ruido del Fiesta, que el fabricante de autos con sede en Dearborn, Michigan, exporta desde la fábrica hacia los Estados Unidos, Canadá y América Latina.
Programa de capacitación
Participó en un programa de capacitación de Ford cuando estudiaba en la Universidad Iberoamericana y lo contrataron dos semanas antes de graduarse. “Entré en el programa sin saber casi nada”, dijo. “Para cuando empecé a trabajar aquí ya sabía bastante”.
En 2011, había 579.814 estudiantes inscriptos en carreras de ingeniería, el doble que cinco años antes y más que Brasil o Alemania, según datos de la Organización Educativa, Científica y Cultural de Naciones Unidas. La tasa nacional de casi 4,9 estudiantes de ingeniería por 1.000 habitantes supera la cifra de 3,6 en los Estados Unidos.
Normalmente se necesitan 1,3 ingenieros en México para realizar el trabajo de uno en los Estados Unidos, dijo Cary Leslie, directora de ingeniería para México en Chrysler Group LLC.
En parte, tiene que ver con la experiencia: los ingenieros en México llevan en el trabajo un promedio de unos ocho años, en comparación con 25 en Michigan. Los costos laborales, con los beneficios incluidos, correspondientes a los ingenieros mexicanos normalmente representan el 40% de los costos estadounidenses, según Ford y Chrysler.
Una cantidad mayor de empleos como éstos abrirá el camino de acceso a la clase media. Los ingenieros diplomados, que son los más buscados por los empleadores, generalmente ganan un 45 por ciento más que las personas que no tienen títulos técnicos, según la oficina en Ciudad de México de la agencia de reclutamiento con sede en Londres Michael Page International Plc.
Desde 2010, Pérez, jefe de desarrollo de producto de la unidad mexicana de Ford Motor Co., ha contribuido a aumentar casi al triple el personal de ingeniería hasta unos 1.000 empleados. Sus ingenieros solicitaron 40 patentes estadounidenses en los tres últimos años, incluido un sistema de protección contra accidentes que aumenta la seguridad sin agregar demasiado peso ni costo.
“Es un punto de inflexión”, dijo Pérez. “Antes éramos un tipo de país de montaje simple, y pasamos a ser un verdadero país industrial central, donde la mayoría de nuestras plantas de montaje alcanzan cifras récord en cuanto a productividad, calidad y costo. En este momento, estamos haciendo la transición del Hecho en México al Diseñado en México”.
Una creciente dotación de ingenieros augura un mayor papel para México en la creación de modelos construidos localmente que van desde compactos hasta camionetas y, a la larga, autos de lujo. Los empleados más capacitados también exigen remuneraciones mayores, lo cual facilita un ingreso más rápido en la clase media de México.
Una empresa mexicana, Automóviles Mastretta, emplea ingenieros locales para diseñar y construir la mayor parte de un auto deportivo de alta potencia, el Mastretta MXT, que se vende en México y los Estados Unidos por US$63.000.
En un cubículo dentro de una planta de montaje de Ford en las afueras de Ciudad de México, Gerardo Rodríguez, un ingeniero mecánico de 24 años, estaba trabajando en reducir el ruido del Fiesta, que el fabricante de autos con sede en Dearborn, Michigan, exporta desde la fábrica hacia los Estados Unidos, Canadá y América Latina.
Programa de capacitación
Participó en un programa de capacitación de Ford cuando estudiaba en la Universidad Iberoamericana y lo contrataron dos semanas antes de graduarse. “Entré en el programa sin saber casi nada”, dijo. “Para cuando empecé a trabajar aquí ya sabía bastante”.
En 2011, había 579.814 estudiantes inscriptos en carreras de ingeniería, el doble que cinco años antes y más que Brasil o Alemania, según datos de la Organización Educativa, Científica y Cultural de Naciones Unidas. La tasa nacional de casi 4,9 estudiantes de ingeniería por 1.000 habitantes supera la cifra de 3,6 en los Estados Unidos.
Normalmente se necesitan 1,3 ingenieros en México para realizar el trabajo de uno en los Estados Unidos, dijo Cary Leslie, directora de ingeniería para México en Chrysler Group LLC.
En parte, tiene que ver con la experiencia: los ingenieros en México llevan en el trabajo un promedio de unos ocho años, en comparación con 25 en Michigan. Los costos laborales, con los beneficios incluidos, correspondientes a los ingenieros mexicanos normalmente representan el 40% de los costos estadounidenses, según Ford y Chrysler.
Una cantidad mayor de empleos como éstos abrirá el camino de acceso a la clase media. Los ingenieros diplomados, que son los más buscados por los empleadores, generalmente ganan un 45 por ciento más que las personas que no tienen títulos técnicos, según la oficina en Ciudad de México de la agencia de reclutamiento con sede en Londres Michael Page International Plc.
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