El Economista, México.
Durante el segundo trimestre del año el balance cambiario arrojó un superávit de
US$ 152 millones en Argentina. Un resultado modesto si no se lo compara con la fuga de casi US$ 2.000 millones del mismo período de 2012, antes de que el cierre total del cepo eliminara la posibilidad de comprar dólares para atesorar.
El saldo arroja números positivos por cuarto trimestre consecutivo pero, aún así no logra traducir el fin de la fuga en ingresos significativos de divisas: las reservas cayeron US$ 9.970 millones en esos cuatro trimestres.
El Banco Central publicó la el jueves su informe trimestral sobre la Evolución del Mercado Único y Libre de Cambios y Balance Cambiario correspondiente al segundo cuarto de este año. Allí se compendian los resultados del primer año de la prohibición de atesorar dólares.
Si bien las “medidas de administración cambiaria” empezaron con trabas de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) impuestas a fines de octubre de 2011, el 5 de julio de 2012 el Banco Central reguló la salida de fondos de forma tal que su destino sea el pago de bienes o servicios y no el atesoramiento. Recién en ese momento, la entidad logró ponerle fin a la fuga de divisas.
En los dos primeros trimestres de 2012, la fuga de divisas había rozado los US$ 3.600 millones. En la segunda mitad de ese año, en lugar de salida se dio un saldo de US$ 169 millones.
Tras un año sin fuga de divisas, el saldo positivo del balance cambiario suma US$ 431 millones. El número, modesto, tiene en el aumento de las importaciones -en especial, las energéticas- su principal explicación.
Por ejemplo, en el segundo trimestre de 2013, los ingresos por exportaciones totalizaron US$ 22.296 millones, un descenso de 1% respecto a los de igual lapso del año pasado. Los pagos de importaciones de bienes, en cambio, alcanzaron su segundo máximo histórico, con US$ 18.248 millones: un aumento interanual de 17%.
Como resultado de este mayor uso de los dólares del saldo comercial, como consigna el informe, las reservas de la autoridad monetaria perdieron casi US$ 5.300 millones en el primer trimestre del año y cerca de US$ 10.000 millones en los dos últimos semestres.
Otro rubro que restó divisas fue el de turismo, uno de los pocos consumos subsidiados por el esquema de desdoblamiento cambiario de facto en el que ha devenido el cepo. Los turistas pagan un dólar 20% mayor al oficial, mientras que los inversionistas pagan un 62% por encima de ese nivel para conseguir dólares a través de bonos y acciones.
Según publica el Central, los egresos netos por turismo y viajes alcanzaron a US$ 2.200 millones en el segundo trimestre, unos US$ 1.300 millones más que en mismo período de 2012.
Por último, resalta el informe, “las operaciones de compra y venta de moneda extranjera en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) arrojaron un excedente de US$ 1.127 millones en el segundo trimestre”, una mejoría interanual de US$ 2.100 millones.
El saldo arroja números positivos por cuarto trimestre consecutivo pero, aún así no logra traducir el fin de la fuga en ingresos significativos de divisas: las reservas cayeron US$ 9.970 millones en esos cuatro trimestres.
El Banco Central publicó la el jueves su informe trimestral sobre la Evolución del Mercado Único y Libre de Cambios y Balance Cambiario correspondiente al segundo cuarto de este año. Allí se compendian los resultados del primer año de la prohibición de atesorar dólares.
Si bien las “medidas de administración cambiaria” empezaron con trabas de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) impuestas a fines de octubre de 2011, el 5 de julio de 2012 el Banco Central reguló la salida de fondos de forma tal que su destino sea el pago de bienes o servicios y no el atesoramiento. Recién en ese momento, la entidad logró ponerle fin a la fuga de divisas.
En los dos primeros trimestres de 2012, la fuga de divisas había rozado los US$ 3.600 millones. En la segunda mitad de ese año, en lugar de salida se dio un saldo de US$ 169 millones.
Tras un año sin fuga de divisas, el saldo positivo del balance cambiario suma US$ 431 millones. El número, modesto, tiene en el aumento de las importaciones -en especial, las energéticas- su principal explicación.
Por ejemplo, en el segundo trimestre de 2013, los ingresos por exportaciones totalizaron US$ 22.296 millones, un descenso de 1% respecto a los de igual lapso del año pasado. Los pagos de importaciones de bienes, en cambio, alcanzaron su segundo máximo histórico, con US$ 18.248 millones: un aumento interanual de 17%.
Como resultado de este mayor uso de los dólares del saldo comercial, como consigna el informe, las reservas de la autoridad monetaria perdieron casi US$ 5.300 millones en el primer trimestre del año y cerca de US$ 10.000 millones en los dos últimos semestres.
Otro rubro que restó divisas fue el de turismo, uno de los pocos consumos subsidiados por el esquema de desdoblamiento cambiario de facto en el que ha devenido el cepo. Los turistas pagan un dólar 20% mayor al oficial, mientras que los inversionistas pagan un 62% por encima de ese nivel para conseguir dólares a través de bonos y acciones.
Según publica el Central, los egresos netos por turismo y viajes alcanzaron a US$ 2.200 millones en el segundo trimestre, unos US$ 1.300 millones más que en mismo período de 2012.
Por último, resalta el informe, “las operaciones de compra y venta de moneda extranjera en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) arrojaron un excedente de US$ 1.127 millones en el segundo trimestre”, una mejoría interanual de US$ 2.100 millones.
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