Argentina continúa siendo uno de los principales destinos de las inversiones directas de capitales chilenos en el mundo, pese a la tendencia decreciente que han experimentado los flujos en los últimos años.
De hecho, la mayor parte de las compañías, cuyas inversiones se materializaron fundamentalmente durante los años 90, continúa con operaciones en el país. El mercado argentino ha recibido el 26% de los recursos de empresas chilenas que han salido al exterior entre 1990 y 2011, es decir, US$ 16.284 millones, que se dirigieron, sobre todo, al sector servicios (US$ 6.158 millones), industria (US$ 4.963 millones) y energía (US$ 3.103 millones). En el acumulado a octubre de 2012, se invirtieron US$ 1.162 millones de procedencia chilena.
A pesar de la confianza depositada por el sector privado, los riesgos en el mercado son importantes. Según Mejías, de Feller Rate, los principales son la alta inflación, importantes problemas fiscales para financiamiento y un creciente riesgo de default que depende de temas judiciales extranjeros.
Oficialmente, el costo de la vida aumentó un 9,5% durante el 2011. Aunque se estima, según economistas privados, que es de más del 20%, generando presión en las empresas para mantener niveles bajos en aumentos de precios, a pesar del crecimiento en los costos.
Advertencias muy similares a las que observa el Foro Económico Mundial, que hace hincapié, además, en la corrupción y el financiamiento por el acceso limitado a los mercados de deuda, lo que lleva a Feller a sentenciar que las emisiones internacionales han sido limitadas, y cualquier colocación futura u oportunidades pueden significar el cierre de empresas en el corto y mediano plazo.
Desde S&P destacan la incertidumbre económica y la inestabilidad en las reglas del juego, similares a los factores que identifican en Venezuela.
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