Algo tan simple como conseguir un estacionamiento, avanzar en un taco o esperar la cuenta del restaurant puede transformarse en un disgusto sin límites. Según los expertos hoy en día las personas se irritan con mayor facilidad, entre otras razones, porque se centran más en los logros que en las relaciones interpersonales, sin establecer relaciones profundas lo que termina por ocasionar sentimientos de frustración, rabia y amargura.
"El poco tiempo que queda disponible, luego de eternos viajes (de la casa a la oficina y viceversa), se ocupa para intentar descansar y en la medida de lo posible educar a los hijos, situación que explica la alta incidencia de trastornos del ánimo en nuestro país, la que es bastante mayor en comparación con el resto de América Latina", asegura el doctor Guillermo Gabler, psiquiatra de la Clínica Alemana.
Los chilenos hoy tienen una actitud mas bien egocéntrica que los hace centrarse en su propia satisfacción más que en la de los demás. "Ello conlleva un empobrecimiento como persona que finalmente termina en rabia, frustración, angustia, depresión y otras diversas manifestaciones emocionales", sostiene la doctora Sonia Olbrich, de la escuela de Psicología de la Universidad de los Andes.
Es un problema que hay que tener en cuenta, sobre todo en esta época del año, pues durante la primavera existe un aumento en la incidencia de trastornos del ánimo, por lo que es esperable que la mayoría ande más irritable que de costumbre, destaca el doctor Gabler.
Para la doctora Olbrich se trata de una actitud más profunda "que tiene que ver con los valores que estamos transmitiendo como sociedad".
¿Problema patológico?
Sentimientos como la rabia y amargura, pueden transformarse en patológicos cuando dichas emociones no logran ser controladas y no se canalizan adecuadamente, comenta la doctora Olbrich.
"Por ejemplo, si a la persona le molesta el volumen del televisor y rompe la pantalla con un cenicero, es una situación desproporcionada, que hay que explorar y, por ende, tratar", aconseja el doctor Gabler.
La solución, agrega, dependerá de la causa. "En este sentido existen algunas que deben ser consideradas como los trastornos del ánimo (tanto mono como bipolares), los trastornos adaptativos, o bien, algunas situaciones menos frecuentes como los trastornos por descontrol de impulsos".
No hay que olvidar que la expresión desmedida de la rabia puede originar serios problemas en el individuo, sobre todo al momento de relacionarse con su entorno, explican los expertos. Por lo general su círculo social los va aislando, no son capaces de mantener trabajos estables e, incluso, pueden terminar con problemas judiciales.
Por ello, es indispensable solicitar ayuda a tiempo, porque un tratamiento adecuado permite mejorar una condición que puede traer riesgos mayores en el corto y mediano plazo, dice el doctor Gabler.
Factor ambiente
Uno de los factores que influye en desarrollar sentimientos de soledad, frustración, rabia y amargura, es cómo se vivió la niñez.
De acuerdo a algunos especialistas, aquellas personas que se han desarrollado en ambientes muy carenciados son más vulnerables al manejo de la rabia, así como también aquellos que tuvieron afecto y lo perdieron, o que nunca lo recibieron.
También incide el hecho de crecer en ambientes de mucha agresividad por parte de los padres, el clima de excesiva opresión y hostilidad, y tener frustraciones tempranas, como pérdida de los padres.
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