2014/07/07

Todo por un buen trato

Por Padre Hugo Tagle
Me dirán que hay temas más importantes pero, la verdad, este dato me ha dado mucho que pensar. Ya se han cometido 20 femicidios en Chile en estos últimos tres meses. Durante 2014, 40 mujeres fueron asesinadas a manos de sus parejas. De seguir esta alza, se duplicarían este año la cantidad de asesinatos de mujeres por parte de quienes se supone que las aman. A pesar de las campañas de concientización por un buen trato, las cifras de violencia contra las mujeres siguen igual. Incluso aumentan.
Los femicidios son la punta del iceberg de una realidad aún más sórdida. Una de cada tres mujeres dice sentirse violentada al interior de su hogar, por su pareja o marido. Casi la mitad de las chilenas ha sufrido algún tipo de violencia psicológica en su lugar de trabajo, oficina, hogar o barrio. Pocas se denuncian. La mayoría prefiere guardar silencio, pensando que es parte del sino femenino: tolerar y aguantar.
Para colmo, se suma la complicidad de un entorno que no atina a defender a sus mujeres. Mucho silencio cómplice, miradas evasivas, frialdad ante el abuso. “Podría ser peor meterse”, se alega. “Algo habrá hecho”, se disculpa la violencia masculina. Lo peor en estas excusas viene de parte de las mismas mujeres, que miran con suspicacia y recelo a quienes han sido objeto de maltrato. Los chilenos hacemos leña del árbol caído, por lo que las víctimas de abusos deben cargar además con el recelo público.
Muchas mujeres cargan con sentimientos confusos de impotencia, culpa, vergüenza y temor. Prefieren callar antes que denunciar.
Parto de la base, amigo lector, que usted no es de los que golpea a su señora, polola o conviviente. Pero eso no nos hace buenas personas. No basta con “no ser violento” o no hacer daño. Urge crear una cultura de mejor calidad en las relaciones humanas. A la luz de las cifras, es claro que los esfuerzos por un mejor trato familiar o laboral se hacen pocos. Reaccionamos ante los abusos como ante los incendios: cuando la tragedia ya se ha desatado. Hay que poner mayor atención a los signos de violencia mucho antes de que se desaten. El buen trato supone proactividad, “querer el bien del otro”, hacerlo feliz. Supone imaginación, buena voluntad y mucha generosidad.
Una niñez vivida entre gritos, amenazas y castigos físicos es caldo de cultivo para futuros abusadores. La mayoría de quienes cometen abusos en la adultez es porque los sufrieron de niño. En cada uno está la llave para revertir esta triste tendencia. La educación gratis y de calidad comienza aquí: crecer en buen trato. Es completamente gratis.

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