Según las inmobiliarias, los sudamericanos pueden llegar a pagar hasta US$ 20 millones por un departamento lujoso "a todo nivel" en la ciudad.
Bodegas de vinos, salas para degustar cigarros, salones de recreación para niños, estacionamientos robotizados, spas, máquinas de última generación en los gimnasios, electrodomésticos alemanes, cocinas italianas, muebles de diseño francés y amplias terrazas con vista al mar que incluyen asadores.
Esos son algunos de los elementos que busca una nueva generación de latinoamericanos que compran propiedades en Miami.
"Los sudamericanos están comprando lujo a todo nivel, desde un apartamento de un dormitorio que tal vez se lo regalan a un hijo que viene a estudiar a la universidad, hasta el apartamento más caro en el edificio más sofisticado que puede costar US$ 10; US$ 15; US$ 20 millones", dijo Alicia Cervera Lamadrid, cuya inmobiliaria atiende a cientos de clientes latinoamericanos.
Los expertos coinciden en que el perfil del comprador latinoamericano ha cambiado.
Mientras que los compradores que ayudaron a Miami a salir de la crisis del mercado inmobiliario de finales de los 2000 eran generalmente inversionistas que adquirían propiedades a buenos precios pensando en venderlas apenas recuperaran valor, los de la actualidad son más sofisticados, se fijan en los detalles del diseño y la construcción y se proponen conservar la propiedad al menos por un tiempo.
Además, están dispuestos a pagar por adelantado para financiar proyectos en construcción o incluso en etapa de planificación, una modalidad bastante difundida en sus países pero nueva en Florida.
Apuntando a ese mercado de compradores con más poder adquisitivo, algunas inmobiliarias ofrecen servicios adicionales que van desde el alquiler de automóviles de lujo y de yates y reservas en restaurantes de categoría hasta asesoría en inversiones, consultoría de impuestos y diseño interior.
"Ese es el concepto, ofrecerles todo en un solo lugar, a donde puedan acudir para que atiendan todas sus necesidades", explicó James Hoffman, presidente de la inmobiliaria Opulence, que realiza eventos de ventas de apartamentos en Brasil, Colombia y Uruguay.
Esos son algunos de los elementos que busca una nueva generación de latinoamericanos que compran propiedades en Miami.
"Los sudamericanos están comprando lujo a todo nivel, desde un apartamento de un dormitorio que tal vez se lo regalan a un hijo que viene a estudiar a la universidad, hasta el apartamento más caro en el edificio más sofisticado que puede costar US$ 10; US$ 15; US$ 20 millones", dijo Alicia Cervera Lamadrid, cuya inmobiliaria atiende a cientos de clientes latinoamericanos.
Los expertos coinciden en que el perfil del comprador latinoamericano ha cambiado.
Mientras que los compradores que ayudaron a Miami a salir de la crisis del mercado inmobiliario de finales de los 2000 eran generalmente inversionistas que adquirían propiedades a buenos precios pensando en venderlas apenas recuperaran valor, los de la actualidad son más sofisticados, se fijan en los detalles del diseño y la construcción y se proponen conservar la propiedad al menos por un tiempo.
Además, están dispuestos a pagar por adelantado para financiar proyectos en construcción o incluso en etapa de planificación, una modalidad bastante difundida en sus países pero nueva en Florida.
Apuntando a ese mercado de compradores con más poder adquisitivo, algunas inmobiliarias ofrecen servicios adicionales que van desde el alquiler de automóviles de lujo y de yates y reservas en restaurantes de categoría hasta asesoría en inversiones, consultoría de impuestos y diseño interior.
"Ese es el concepto, ofrecerles todo en un solo lugar, a donde puedan acudir para que atiendan todas sus necesidades", explicó James Hoffman, presidente de la inmobiliaria Opulence, que realiza eventos de ventas de apartamentos en Brasil, Colombia y Uruguay.
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