Felipe
Ramírez, en Santiago de Chile*
Hora de almuerzo. Barrio Los Leones:
“¿Aló? Sí, soy Verónica C., la amiga de la Claudia V. Ella me dijo que
te iba a avisar que yo iba a llamar. Es por lo de los shitzu, me
comentó que tú tenías tres. Sí, una hembra quería yo. Oye, ¿y hasta qué
tamaño crecen? Ah, seis-siete kilos entonces. Entonces no son de esos ‘toy’. Porque
una amiga se compró uno que creció hasta los tres kilos nomás. Ok,
perfecto. Oye, ¿y es 100% shitzu? ¿El papá y la mamá son shitzu-shitzu?
Ah, ¿inscritos? ¡Qué buena! Ok, ok. Entonces, ¿cuánto era? ¿300? Sí,
sí, perfecto. ¿La Claudia tiene tus datos? Bueno, perfecto entonces, te
hago la transferencia y te llamo de nuevo para ir a buscarla. Gracias,
eh. Chao”.
A los pocos minutos (la verdad sin demasiado disimulo) me di vuelta
para ver de dónde salían las palabras que acababa de escuchar.
Y ahí estaba, en pleno, la nueva “clase media chilena emergente”.
Dos amigas de poco más de 30 años. De extracción medianamente popular,
probablemente eran la primera generación universitaria de su familia.
Habían estudiado con créditos del Estado o gracias al esfuerzo de sus
padres, lo que les había permitido dar un salto laboral del que no
habían gozado sus progenitores. Hoy seguramente ganan más que ellos, lo
que les está abriendo las puertas a una calidad de vida muy superior.
¿Pero ganan tanto?
¿Así como para gastarse 300 lucas en un perro de seis kilos, de un
sopetón?
Personalmente, tengo mis dudas. Si tuviera que apostar, diría que sus
sueldos rondaban el millón de pesos, incluso con más probabilidad de ir
para abajo que para arriba. Con eso, tenemos que la perrita shitzu
estaría costando, para una de ellas –por lo menos-, un 30% de sus
ingresos mensuales.
Es un ejemplo, pero un ejemplo que sirve para ilustrar esa sensación
que yo llamo de “fiesta eterna” respecto de la economía chilena. Hay
muchas personas –y entre ellas de seguro que están todos los
suscriptores de la revista
Inversor Global o el servicio de recomendaciones de
inversión Crisis &
Oportunidad- que no entran en este grupo, pero son
la minoría.
Porque a la mayoría de la gente la veo como Verónica, sin detenerse a
pensar en su orden financiero personal, gastando lo que se tiene hoy
como si fuera a durar para siempre.
O peor, gastándose lo
que no se tiene. Endeudándose.
Y esto puede durar un tiempo, pero no para siempre.
¿LE BAJAN EL
SUELDO A CHILE?
Con la historia del perrito de $300 mil en la mente, después del
horario laboral me reuní con un conocido que trabaja en el Ministerio
de Hacienda. Su trabajo consiste en identificar y analizar lo que se
conoce como “riesgos sistémicos”: el control de las variables
macroeconómicas que podrían poner en riesgo la estabilidad de la economía
del país.
Le pregunté por el tema, por esta sensación de triunfalismo que impera
en la clase media chilena, y de cómo él veía el tema de hasta cuándo
podía prolongarse y qué riesgos se veían.
“Los costos de la energía, ahí está el problema. Sobre todo en las
mineras”, dijo.
“¿Y cómo los costos de energía de las mineras pueden afectar al resto
de la economía?
¿Cómo eso afecta a la gente que esta acá, alrededor de nosotros, en
este bar?”, le pregunté.
“Pasa que los costos de la energía están recortando los márgenes de
utilidades de las mineras, que son la principal fuente de recaudación
de impuestos del país. Entonces, aunque los costos suban para los
privados, es finalmente el Estado el que se ve afectado al obtener
menores recaudaciones. Y con esto te queda menos plata para gastar:
menos en hospitales, escuelas, bonos, etcétera. Eso arrastra malestar
social, protestas incluso, lo que genera incertidumbre en los
empresarios, que invierten menos. Y si invierten menos, a la larga para
mantener sus utilidades deben recortar por otro lado, por la parte del
hilo más delgada, que siempre es el empleo. Y con menores ingresos y
más desempleo, hay menos consumo, lo que genera un círculo vicioso de
ralentización de la economía”.
Y en una economía estancada, creo que no es necesario decir que ya no
sobrará la plata para andar comprando shitzus…
En una economía estancada las prioridades cambian…
En una economía estancada los únicos que se mantienen a flote son los
que, como el cuento de la hormiga y la cigarra, guardaron para el
invierno…
Por ahora esto no debería pasar, porque el alto precio del cobre
permite mantener buenos márgenes a pesar de los costos de la energía.
¿Pero qué pasará cuando el cobre baje?
Hasta ahora ha quedado claro que ningún político ha tenido el coraje de
pagar el costo de inclinarse por una matriz energética determinada.
Hidroeléctrica, termoeléctrica, alternativas. Usted nombre la suya,
pero todas enfrentan protestas de algún grupo determinado.
¿Lo hará el próximo Gobierno?
Por ahora, como le digo, la mejor forma de preparase, por las dudas, es
“salirse de Chile”. En medio de la incertidumbre es probable que el
IPSA no repunte en el corto plazo (adelanto: tema de la próxima
columna). Y para eso, para estar preparado, la revista
Inversor Global y el reporte de recomendaciones Crisis &
Oportunidad, tienen muchas respuestas.
Buen fin de semana.
Felipe.
*Periodista.
Editor General de Inversor Global.
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