Inflación sube en el año sólo 1,89% tras caer 0,26% en octubre.
El peligro de una deflación, que ya ronda los mercados europeos, también amenaza a Colombia y sus efectos pueden ser iguales o incluso peores que un fuerte aumento del Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Ante la situación, mientras el mercado prevé un aumento de las tasas de interés por parte del Banco de la República hasta el próximo año, la idea de una política económica más expansiva se abre paso.
Por más de dos décadas el instituto emisor ha logrado cumplir con su objetivo de mantener estable y baja la inflación y, aunque suena paradójico, ahora los bancos centrales también se deben preocupar por las cifras que se encuentran debajo de la meta planteada, ya que reflejan el peligro de caer en una tendencia persistentemente baja de los precios.
Carlos Gustavo Cano, codirector del banco, señala que “el fantasma de la deflación es ciertamente más aterrador que el de una inflación moderada”. A su juicio, la cifra por debajo de la meta (3%) preocupa, porque este es el mejor termómetro sobre la utilización de la capacidad instalada del aparato productivo.
Y es que la deflación conlleva alarmantes efectos. Primero, se desplaza el consumo, pues las personas al prever que los bienes estarán más baratos en los días posteriores, prefieren esperar, lo que produce una contracción de la demanda agregada. Además, trae consigo una baja en los salarios, que están ligados a las fluctuaciones del IPC, lo que se traduce en pérdidas de poder adquisitivo y lo peor es que el valor de los préstamos se mantiene, aumentando la cartera morosa.
En el país, la inflación de octubre sorprendió con una baja de 0,26%, dejando la variación del año corrido en 1,89%, por debajo del rango-meta del emisor, cuyo piso es de 2%. Para noviembre, los expertos consultados en la encuesta mensual del banco pronostican un aumento de 0,09%, con lo que tampoco se superaría la barrera.
El gerente del Banco Central, José Darío Uribe, sostuvo que no hay inquietud porque la baja del mes pasado no estuvo relacionada con una menor demanda, sino con la baja de los precios de los alimentos, que es un rubro muy volátil.
Otro de los nocivos efectos de la deflación es que los instrumentos de política monetaria pierden su eficacia. Basta con ver el caso de Japón que lleva 20 años con este flagelo y hasta ahora las medidas del Banco Central han surtido efecto.
Ante este peligro, Mauricio Pérez, decano de la Facultad de Economía de la U. Externado, considera que hay espacio para que el Banco Central baje los tipos, al igual que “hay que mirar la contribución del gasto público y sobre todo que los proyectos de inversión que se han planteado se lleven a cabo”, para estimular un aumento de la inflación.
Sin embargo, Uribe afirma que consideran que la política actual es lo suficientemente expansiva, por lo que descarta un alza de los tipos.
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