2013/10/18

La épica de Evelyn

Con todas las adversidades que han rodeado su campaña, no debe ser fácil estar en los zapatos de la candidata de la Alianza. Pero la ex ministra mantiene el optimismo y el buen humor. “Vamos a pasar a segunda vuelta”, promete. Por Marcelo Soto / Fotos: Julio Donoso
Evelyn Matthei
La fama suele ser un malentendido, y la imagen pública también. En la intimidad de su casa, un viernes por la tarde, Evelyn Matthei aparece sonriendo, relajada, como si viniera saliendo de una sesión reparadora en el spa. Nada más alejado de esa idea de dama de hierro, que suelen achacarle. Lo que sí es cierto es que tiene una energía que desborda: nos muestra el jardín, cada planta que ha cuidado, corre a la biblioteca a buscar un viejo libro de cocina alemana, editado en 1913; se explaya sobre su afición a todo tipo de manualidades, desde la música –un piano Yamaha ocupa un lugar destacado en el hall de entrada– hasta la costura.
Sin perder el buen humor –y sin rehuir ninguna pregunta–, Matthei dice que tiene la piel curtida y que ésta ni siquiera es la campaña más dura que ha enfrentado. Recuerda, entre risas, mientras se prepara para la sesión de fotos, que como ministra del Trabajo también vivió momentos complejos, como cuando se enfrentó al empresario Francisco Javier Errázuriz. “Todavía no me perdonan, he recibido veladas amenazas desde su entorno”, comenta.
La candidata de la Alianza confiesa que le gusta tocar piano cuando está cansada o tiene rabia. Y aunque dice que ha tocado recientemente, “no ha sido para liberar algún disgusto”, aclara. “Todas mis campañas han sido complicadas: la de Las Condes, la de San Antonio y las dos campañas de la cuarta región. En general en todas ellas he partido en una posición de perdedora y finalmente he terminado ganando”, explica.
-Dadas las circunstancias adversas en que se constituyó la candidatura, ¿pasar a segunda vuelta sería un triunfo?
-Vamos a pasar a segunda vuelta de todos modos. A pesar de todo el tumulto que hubo en septiembre, hemos seguido creciendo. En esa época crecimos un poco menos naturalmente, pero también Michelle Bachelet ha venido bajando.
-Para algunos analistas lo suyo es derechamente un sacrificio.
-Varios me lo han dicho. Cuando decidí aceptarlo yo estaba consciente que iba a ser durísimo, duro, duro, duro. No tenía ni una ilusión de que esto iba a ser más fácil de lo que ha sido, pero también me recuerdo perfectamente una conversación que tuve con mi papá cuando él vio ya que me lo iban a pedir, me dijo: “mira, tómalo con mucha, mucha responsabilidad, sácate la mugre, pero nunca pierdas la alegría”… Más que el tema del sacrificio, lo que he tratado siempre de mantener es la alegría, que en algunos minutos realmente ha sido bastante difícil debo decir.
-¿Qué le parece este pesimismo que se ha instalado en la derecha?
-Siempre ha sido así.
-¿Tiene la costumbre de destruir a sus candidatos?
-Es una cosa muy negativa. Me llama profundamente la atención la tremenda cantidad de dinero que tiene mi principal contendora, así que no solamente hay una tendencia de destruir a los candidatos, sino que además de darle mucha plata a los otros.
-¿Le ha costado conseguir financiamiento?
-Hay un equipo que está dedicado a eso, yo no me he metido, pero cualquiera que salga a la calle sabe dónde está la plata, que no es precisamente en mi campaña.
-En su programa, Ud. subraya el modelo de los países nórdicos. ¿Eso no es contradictorio? Porque son países donde el Estado de Bienestar tiene una larga tradición.
-Después de la crisis de los 90 todos esos países se pusieron mucho más pragmáticos y empezaron a avanzar en sentido contrario al del Estado de Bienestar. Lo que los caracteriza, hoy, es un pragmatismo absoluto, mucho diálogo, alianzas amplias donde realmente todo se mide, lo que resulta se adopta, sea privado o sea público y lo que no resulta se bota. Ese pragmatismo también lo ves en Nueva Zelandia y en Australia. Recordemos que en Australia fue un gobierno laborista el que hizo la reforma laboral en el sentido de liberalizar el empleo.
-En algunos de esos países que Ud. admira hay educación y salud gratis.
-Creo profundamente en una educación ojalá gratuita para todos, pero eso se va construyendo de acuerdo a las posibilidades que tienes. Cuando estás en un país donde todavía mucha gente no tiene vivienda o vive con una pensión de 82.000 pesos, entonces es un problema de prioridades. Queremos avanzar en que mucha más gente pueda ir al 70% de los colegios que hoy día exigen copago, no quiero que el dinero haga tanta diferencia en la calidad de la educación que tú le puedes dar a tus hijos. Y a lo mejor en 20 ó 30 años más podremos llegar a una educación gratuita para todos.
-¿Incluida la universitaria?
-Incluida la universitaria, pero claramente hoy día gastarse 3.500 millones de dólares en darle educación universitaria gratuita a los hijos de la gente más pudiente de Chile me parece que hay otras prioridades que son bastante más importantes. Lo que sucede es que creo en el crecimiento; podrías tener una reforma tributaria que te permitiera darle educación gratuita a todos, pero eso mataría el crecimiento, entonces tienes que ir avanzando de acuerdo al grado de desarrollo del país… en la medida que ya hayas ido satisfaciendo las necesidades más básicas, puedes ir avanzando en esos modelos, pero no tengo ningún problema en la educación gratis para todos, solamente que creo que esta no es la etapa para Chile. Chile no está en esa etapa y en salud pasa lo mismo.
-Usted planea subir la pensión mínima de 82 mil a 100 mil pesos, que de todos modos sigue siendo poco.
-Sí, claro, pero es un aumento de un 22% y eso es una cantidad increíble de dinero.
-¿Cuánto cuesta esa reforma?
-Esa reforma cuesta como 490 millones  de dólares anuales y beneficia como a un 1 millón 350 mil personas. Eso no es solamente el aumento de la pensión básica a 100 mil pesos sino que también incluye el aumento de todas las pensiones que hoy día están bajo los 350 mil pesos. A la gente que tiene pensiones bajo los 350 mil se le pagaría un extra con dinero estatal que es básicamente el aporte previsional solidario (APS) que hoy día sólo se le paga a la gente hasta 255 mil pesos.
-Le preguntaba por el estado de Bienestar, porque algunos plantean que la derecha ha sufrido una derrota ideológica. Los temas que están ahora en la agenda son temas ligados a la izquierda, la inclusión en vez de la meritocracia, el tema de los derechos en vez de los deberes…
-Depende de cómo entiendas derecha. Si tú la entiendes como la de Estados Unidos podría ser cierta esa tesis, pero la derecha alemana plantea exactamente lo que nosotros estamos planteando. Recordemos que en Alemania se inventó el término economía social de mercado. Yo soy de derecha y creo en este tipo de economía, libre, con aranceles bajos donde tengas que competir con productores extranjeros, donde cuando salgas a exportar tengas que ganarte los mercados. Pero también creo que un país con tremendas inequidades no es viable ni económica, ni política, ni socialmente, y, por lo tanto, siendo yo de derecha, me siento mucho más cercana al concepto de derecha alemana que al concepto de derecha norteamericano. O sea yo no puedo entender que en Estados Unidos no tengan un sistema de salud decente para todo el mundo.
-Obama está intentando…
-Obama está tratando y mira tú cómo tienen los republicanos paralizado al país...
-¿Usted en EEUU hubiese votado por Obama?
-No me gustaba ninguno de los dos, pero el que más me carga es Bush. Si me preguntas Clinton o Bush, Clinton. De Obama siento que no ha sido un gran presidente, le ha faltado fuerza, pero los republicanos que hay hoy día, los del Tea Party, nada hay más alejado a cómo yo pienso. Ha habido republicanos anteriores que sí me han encantado como Ronald Reagan.
-Cuando la han comparado con Margaret Thatcher, ¿qué le sucede?
-Nada que ver yo con Margaret, creo que ella vivió en una época, en la cúspide de las ideologías, cuando hizo un trabajo IMPRESIONANTE, soy una tremenda admiradora, pero si tú ves el carácter de ella y el mío no pueden ser más distintos, yo soy mucho más pragmática, menos ideologizada, tiendo más a buscar consensos. Ella imponía con fuerza.

El modelo, ¿se derrumba?

-En su programa hay varias medidas de acento social: aparte de aumentar las pensiones mínimas, dar empleo para mujeres con sueldo garantizado de 300 mil pesos. Sin embargo rechaza hacer una reforma tributaria. ¿Cómo se puede hacer eso? Andrés Velasco dijo que era imposible solventar el déficit y algunas reformas mínimas sin hacer una reforma tributaria.
-Uno puede hacer reformas tributarias de distintas maneras, nosotros proponemos disminuir la evasión al punto más bajo posible. Vamos a ser firmes en eso. Le llames reformas o no, estamos pensando en cambios a la ley tributaria, en especial sobre elusión. Por ejemplo hoy día puedes formar una sociedad en que una persona tiene el 99% de la propiedad y el otro el 1% y, sin embargo, este último puede retirar el 70% de las utilidades, perdón eso es elusión.
-¿Cuánto está pensando recaudar extra para financiar esos planes sociales de su programa?
-Unos 12 mil millones de dólares. En parte se financia con mayor crecimiento y en parte con mayor recaudación por menor evasión y elusión. Pretendemos cerrar la brecha del déficit estructural en forma rápida, eso también nos da holgura. Terminar con proyectos que no sean rentables socialmente. Es decir, re-direccionamiento de platas dentro del propio presupuesto.
-La mayoría de los candidatos está planteando grandes reformas y una crítica muy fuerte al modelo. En ese sentido, ¿usted defiende lo que ha logrado este país en los últimos 30 años?
-Obviamente. En el debate yo tenía muchas veces la sensación de que se estaban refiriendo a Haití en vez de a Chile. Hay un gráfico que te demuestra, con las cotizaciones que se hacen al seguro de cesantía, cómo ha disminuido fuertemente en los últimos 10 años el porcentaje de personas que recibe 200 mil pesos o menos y cómo ha crecido ampliamente el porcentaje de chilenos trabajadores que reciben 800 mil pesos o más. Eso te demuestra que realmente este país ha logrado grandes resultados.
Lo que pasa es que también hay personas que tratan de sobresalir mediante críticas que son muy exageradas, muy brutales. Es justamente lo que se denomina la trampa del ingreso medio. Cuando tú tienes un país que es muy pobre, muy equitativo, son todos pobres. Cuando empiezas a crecer empieza a aumentar también la inequidad, le está pasando a Rusia, a China.
Ese paso de que empiezas a crecer y a aumentar la inequidad y en algún momento sigues creciendo y comienza a aumentar la equidad; ese paso muy pocos lo logran. Generalmente sucede que empiezan a surgir este tipo de personas como las que vimos en el debate que quieren tomar atajo y lo que finalmente hacen es rebotar y terminan peor de lo que estaba antes. Así que estamos en un período muy complejo y decisivo de nuestro desarrollo.
-Lo que se le ha criticado a este gobierno es la falta de relato, ¿cuál sería el relato de su gobierno?
-Claramente la equidad.
-Pero eso es más bien un tema de izquierda.
-No, no es de la izquierda, yo entré a la política por el tema de la pobreza y de la equidad. Es un tema que siento desde que era chica, cuando cruzaba Santiago y veía una pobreza brutal. Dos de los líderes más queridos de la derecha son Miguel Kast y Jaime Guzmán: ambos veían en el tema de la pobreza y de la equidad el motivo de sus vidas. Entonces no es un problema de izquierda, es un problema de cualquier persona que tenga el corazón bien puesto, lo que pasa es que tenemos recetas distintas con la izquierda para afrontarlo. Si miras por ejemplo las recetas de Miguel Kast: él siempre dijo que la receta era subsidio y focalizar el gasto, pero también crecimiento y generación de empleo que es lo que la izquierda nunca ha entendido que realmente es indispensable.

Parisi y ME-O

-¿Piensa que el tono de la campaña se ha mantenido en buenos términos?
-Se ha mantenido en términos razonables.
-Los ataques de Parisi han sido fuertes. ¿Lo ve como un riesgo?
-El está tratando de hacer creer que tiene posibilidades de pasar a segunda vuelta y no tiene ninguna, las encuestas serias no le dan más del 10%. Parisi sí se ha dedicado a un ataque personal que yo creo que a la larga solamente lo afecta a él.
-Usted dijo que Parisi iba a desaparecer de la escena pública después de la elección. Fue una frase un tanto desafortunada.
-No, no, o sea una persona que no tiene partido y que no pasa a la segunda vuelta, que no es parlamentario, efectivamente tiene poco espacio en la política, salvo que funde un partido, ahí cambia el panorama.
-¿Por qué la gente de derecha no debería votar por él?
-Cualquier persona que sea de derecha y que escuche lo que él está diciendo me cuesta pensar que puedan votar por él.
-¿Son muy descabelladas sus propuestas?
-No tengo ningún interés en conversar sobre él ni sobre sus propuestas, creo que es darle espacio, estoy señalando cuáles son mis propuestas y cuál es mi programa, porque por último encuentro que son más interesantes las de ME-O.
-¿Cuáles son las propuestas de Marco Enríquez que le interesan?
-En el tema educacional; él viene de una raíz relativamente parecida a la mía. Él estudió en Francia, donde efectivamente asistir a una universidad pública o a un liceo público es mucho más prestigioso que ir a uno privado. Los liceos en Alemania son estatales y son muy prestigiosos y ahí van los mejores igual que a los liceos franceses. Entonces cuando Marco Enríquez habla del tema de la educación pública yo tengo bastante simpatía por ese modelo también. Y de hecho en mi propuesta está el tema de la dignificación de todo lo público. ME-O tiene en su cabeza un modelo de sociedad hacia el cual quisiera avanzar, que coincida con el modelo que yo tengo en la cabeza no es tan importante, sino entender que ahí sí hay un modelo. En otros casos hay críticas, propuestas sueltas, pero no hay una cosa coherente, una mirada de Estado de sociedad.
-¿Llamaría a Parisi a un gabinete suyo?
-(risas) No lo pondría ni siquiera a cargo de una carnicería…

El mercado y la política

-¿Los mercados tienen que ser más regulados, qué opina del caso cascadas?
-Todavía no conocemos todo lo que sucedió en ese caso, pero quiero señalar que muchas prácticas que se han hecho en Chile en otros países significan muchísimos años de cárcel. Cuando estamos hablando de economía social de mercado significa también manejarse dentro de ciertas normas; no perjudicar a los minoritarios, a los trabajadores, no usar información privilegiada, todo eso es parte de una economía sana y por ende parte del ideario de la derecha. Nosotros cuando nos dimos cuenta muy fuerte de eso fue con la crisis del 82. Ahí aprendimos en forma muy brutal lo que puede significar en un mercado financiero la falta de regulación y fiscalización.
-En el orden político, ¿cambiaría el binominal pese al rechazo de la UDI?
-La UDI lo que rechaza es el aumento del número de parlamentarios, pero creo que hay bastante consenso en que el binominal ya está llegando a su fin.
-Hay quienes piensan que Piñera más bien está jugando otro partido que es el de 2017. ¿Considera que ha sido leal o más bien la ha perjudicado?
-No tengo duda alguna que nunca jamás ha estado en su ánimo perjudicarme y la verdad es que yo con él tengo un entendimiento absoluto, todos podemos decir algo que a los demás no les gusta o no les cae bien, pero no me cabe duda de que él va a hacer todo lo posible dentro de su alcance, dadas las limitaciones que significa ser presidente de la República y gobernar para todos, para que a mí me vaya bien. No tengo ni una sola duda con eso, cero.  Nosotros de vez en cuando conversamos. Él está en lo suyo que es ejercer la presidencia de la República que no es poco y yo estoy en lo mío, que es hacer una campaña en muy poco tiempo que tampoco es poco, pero a veces conversamos y el cariño es enorme y yo tengo total confianza en él y él en mí.
-La tesis que ha surgido es que el Presidente dio por perdida esta batalla y está pensando acercarse al centro en la próxima elección.
-No, yo creo que está ejerciendo la presidencia de la mejor forma que él entiende que la puede ejercer y uno también tiene que entender que él puede pensar en algunos temas distinto que yo, es totalmente lícito, de hecho él votó por el No y yo por el Sí.
-¿No se arrepiente de haber votado Sí con todo lo que ha sabido después?
-Cuando uno toma las decisiones las toma con la información que tiene en ese momento, y creo que es absolutamente inútil el ejercicio de ver qué es lo que hubiese hecho si hubiese sabido tanto, porque ya lo hice y lo que sabía no era tanto, lo que sabía era lo que se sabía y, por lo tanto, nunca entro en ese tipo de cosas.
-¿Cree que es necesario una nueva derecha sin ataduras con Pinochet?
-Han existido dos o tres derechas distintas, hay gente que es más conservadora y otra que es más liberal, igual en lo económico, hay gente que tiene más sensación de agradecimiento y otra más distancia con el gobierno militar, son distintos ejes y la verdad es que eso ha sido así desde el año 89, entonces no veo ningún tipo de refundación de la derecha en que vamos a eliminar a una. Eso no es posible. Nadie puede pensar en refundar con la sola voluntad.
-¿Ha tocado piano en estos días o no da el tiempo?
-No mucho, toqué la semana pasada un poquito. Me gusta tocar cuando estoy muy cansada o muy enrabiada.
-¿Le han dado muchas ganas de tocar últimamente?
-(risas) No tanto fíjate, y ha sido más bien cansancio que rabia. La rabia igual se pasa, pero no, he estado bastante bien y tranquila y serena y he tratado de tener alegría en esta campaña. (sigue...)
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Ecos del pasado: Pinochet, su padre y Bachelet

-Hace poco dijo que Chile era uno de los pocos países donde una dictadura había entregado el poder en forma decente.
-Entregó al país en forma decente, se puso un plazo en la Constitución, ellos mismos la redactaron y se pusieron un cronograma, llamaron a votación y respetaron el resultado. Que alguien me diga si algún gobierno no democrático ha entregado el poder de esa manera.
-¿Para usted es una dictadura?
-Para mí es un gobierno que no era democrático. Nunca le he llamado dictadura, sino que gobierno militar.
-¿Ha cambiado su visión sobre Pinochet y su legado?
-No, no... siempre tuve un sentimiento bastante mezclado respecto de la figura de Pinochet. Por un lado, si no hubiese sido por él, hubiésemos entrado en guerra con Argentina. En ese momento el carácter de él claramente salvó a Chile de una guerra que hubiese sido espantosa.
-Pero otra persona también hubiese podido evitar la guerra.
-No. Argentina estaba mucho más preparada que nosotros, tenía más armamento, y es más grande: un avión que viene de Argentina puede bombardear Santiago al minuto de haber cruzado la cordillera, nosotros no podemos llegar a Buenos Aires, por lo tanto, la superioridad de ellos en todo sentido era enorme. A lo que le tuvieron miedo fue a la determinación absoluta de Pinochet. Con otra persona se hubiera entrado en la guerra. Se dieron cuenta que era una persona con la que no se jugaba. Si lo hubieran visto un poco más blando, hubieran pensado que sería una guerra corta, con Pinochet se dan cuenta que esto podría ser eterno.
En materia por ejemplo de cambio en la política económica él fue fundamental, en materia de cambio de política social fue fundamental y, al mismo tiempo, creo que fue fundamental en no parar a tiempo los abusos a los derechos humanos. Entonces desde siempre tuve un sentimiento muy mezclado de por un lado sus mayores virtudes, pero al mismo tiempo sus peores defectos.
Me hubiese gustado que hubiese asumido su responsabilidad, pero en fin. Los altos mandos debieran ellos asumir la responsabilidad y creo que aquí no la han asumido.
-¿Y cuando Piñera habló de cómplices pasivos…?
-Yo sólo quiero señalar que hay mucha gente que podría haber ganado cuatro veces más en el sector privado, pero que sentían que aquí había una oportunidad increíble y que había que tomarla para cambiar el futuro de Chile. Chile era un país muy pobre, con una inflación extrema, con una cantidad de personas en la extrema pobreza salvaje, yo pienso en Miguel Kast y no puedo aceptar que se le llame cómplice pasivo, pero además creo que el propio presidente ha ido clarificando sus dichos.
-¿Lo ve como un ataque a su padre?
-Cuando mi padre asumió, aquí en mi casa era un funeral, nadie quería que se involucrara, pero él se daba cuenta que estábamos al borde de la guerra con Argentina y no podía descabezarse la Fuerza Aérea. De hecho, desde que asumió nunca más prácticamente lo vi, trabajaba día y noche, pero aun así cuando asumió se dio tiempo para viajar y recorrer todas las unidades de Arica a Punta Arenas y a cada unos de los miembros les dijo: “si hay un problema de derechos humanos no solamente no los voy a proteger; yo mismo los voy a entregar a la justicia”, y sacó a toda la gente de la Fach, de todos los organismos de seguridad del estado, por lo tanto si hay alguien a quien no se le puede acusar de cómplice es a él.
-¿Su padre pudo hacer algo para evitar la muerte de Alberto Bachelet?
-A ver, eso fue el 73 y mi padre asumió el 78. Mi papá debe haber llegado en enero del 74 a Chile o a fines de diciembre del 73, porque cuando fue el golpe estábamos en Inglaterra. En ese minuto había posibilidad de guerra con Perú y mi padre siempre fue reconocido en la fuerza aérea como la persona que más sabía sobre el escenario de guerra, sabía perfectamente qué es lo que tenía el ejército peruano, sabía lo que tenían en Bolivia, Argentina, Ecuador, porque siempre ha sido un gallo muy estudioso. Cuando ya la situación con Perú se estaba poniendo compleja, recordemos que en esa época Perú tenía una tremenda cercanía con la Unión Soviética... la verdad es que a él lo pusieron a cargo de preparar la posible guerra.
-Pero él sí intercedió por Michelle Bachelet y Angela Jeria para que volvieran al país.
-Lo que pasa es que él quería muchísimo al general Bachelet, y a su familia.
-Se ha creado la imagen de que eran amigas con Michelle cuando pequeñas.
-No, nosotras coincidimos en Antofagasta. Tengo chispazos de recuerdos  y en esos recuerdos la familia Bachelet no está. Después naturalmente cuando ya estábamos en Santiago, yo veía a Michelle y quizá ella me vio a mí muchas veces, pero amistad, de haber jugado juntas o conversado, nada. Yo a su padre lo adoraba. •••

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