2013/07/27

Lo que Detroit significa para el oro

La historia de una quiebra gigantesca

Bill Bonner
Bill Bonner

Detroit tan sólo es la primera de las grandes ciudades en quebrar. Si nadie pone fin a la irresponsable política de endeudamiento del Gobierno, más ciudades caerán.


Esta semana, las acciones apenas hicieron nada.

¿Pero y el oro? Subió más de un 2% en tan sólo una semana. El oro no es el único tipo de dinero con valor real, es el único dinero que funciona en nuestra economía.

Hoy vamos a tratar la misma historia pero desde un ángulo diferente. Desde esta nueva perspectiva también resulta interesante... Es la historia de qué ocurre ahora, cuando el creciente poder de los adictos a la deuda se topa con unos recursos escasos.

Sí, la Ciudad del Motor se estaba echando a perder. Ahora ha sido liquidada. La mayor quiebra municipal de la historia. Detroit fue una vez la ciudad más rica y más dinámica de Estados Unidos. Era el centro de la mayor y más lucrativa industria, la del automóvil.

Pero mientras los fabricantes alemanes y japoneses tuvieron la suerte de ser bombardeados en la Segunda Guerra Mundial, Detroit creció más y más, más próspera y más llena de adictos a la deuda.

Sí, querido lector, Detroit es la historia de la adicción a la deuda. Desde 1971, casi todos los aspectos económicos de la ciudad se sustentaban en su gigantesca deuda. El sistema monetario basado en la deuda, en el que Nixon metió a los estadounidenses, creó el entorno perfecto para los adictos a la deuda.

Esto es lo que el New York Times ha escrito:

Detroit, la cuna de la industria del automóvil americana, y la que llegó a ser la cuarta ciudad más poblada de Estados Unidos, decidió adherir a la ley de protección por bancarrota el martes. Es la mayor ciudad en quebrar en Estados Unidos.

No todo el mundo se pone de acuerdo sobre cuánto debe Detroit, pero Kevin Orr, la persona encargada de gestionar la quiebra, ha dicho que la deuda puede oscilar entre los 18 y los 20 mil millones de dólares.

Para Detroit, la quiebra ha llegado como un doloroso recordatorio del ascenso y la caída de la ciudad.

"Es triste, pero se veía venir" dice Terence Tyson, un funcionario municipal. Como muchos otros, ha reaccionado con resignación e incertidumbre sobre qué le deparará el futuro, pero sin mostrar sorpresa. "Esto lleva así desde hace años".

Sí, se veía venir. ¿Pero qué se veía venir? Se veía venir que la deuda iba a acabar con la ciudad.

Ahora, les ofrecemos a nuestros lectores un test muy simple para que nos digan con qué parte están de acuerdo. Pregúntese a sí mismo: en la ausencia de un Gobierno, ¿la gente estaría dispuesta a pagarle dinero por lo que hace? Si la respuesta es no, usted probablemente sea un adicto a la deuda.

Así es como funciona. Cuando la gente se da cuenta de que puede utilizar el poder policial del Gobierno para conseguir el dinero de los demás, la gente no lo suele dudar. En el caso de la Ciudad del Motor, los sindicatos se dieron cuenta de que podían utilizar al Gobierno para conseguir sus demandas. Gradualmente, los salarios y los privilegios crecieron...

Después de la Segunda Guerra Mundial, Alemania y Japón construyeron industrias del automóvil desde cero, con trabajadores que estaban dispuestos a fabricar autos mejores a precios más bajos. Detroit, por el contrario, dejó que su maquinaria se volviera vieja y sus obreros vagos. Con la baja calidad, el estilo anticuado y los altos costes de producción, la industria automovilística estadounidense no podía sobrevivir.

Mientras las manufacturas no pesadas huían del país a China, sudeste asiático y México, la industria pesada -automóviles, acero, minería- se dormía en los laureles. No podía protegerse a sí misma de los adictos a la deuda. Estos adictos a la deuda tomaron el control del Gobierno y entonces se hicieron con las industrias pesadas.

Hace tan sólo cuatro años, el Gobierno de Estados Unidos rescató a General Motors y a sus sindicatos adictos a la deuda, garantizando salarios y privilegios que la compañía no se podía permitir.

Lo que estaba ocurriendo en la industria del automóvil estaba ocurriendo aún más rápido en la propia ciudad. Mientras Detroit se echaba a perder, los negocios, productos y los contribuyentes se mudaban. Los únicos que quedaron fueron los adictos a la deuda. La gente que depende del estado del bienestar. Los funcionarios. Los que viven de los subsidios. Todos se quedaron cobrando del Gobierno a cambio de nada.

¿Se podía haber evitado todo esto? Claro que sí. Estaba muy claro qué había que hacer. ¿Pero la gente quería hacerlo? Cuanto más disfuncional era la ciudad, más fondos conseguían los líderes municipales del Gobierno federal. Así es como funciona la adicción a la deuda. Cuanto peor van las cosas, más reciben los adictos a la deuda...

Ésta es la razón por la que la adicción a la deuda es como la adicción a las drogas. Es difícil dejarlo. En su lugar, la adicción cada vez va a peor hasta tocar fondo.

Puede que Detroit ya haya tocado fondo.

¿Cuánto pasará hasta que otras grandes ciudades quiebren? Depende de lo rápido que suban los tipos de interés. Cuánto más rápido suban, más difícil será para estas ciudades continuar con su adicción a la deuda. Y como los tipos de interés están subiendo, es cuestión de tiempo que más ciudades empiecen a quebrar.

Y así es como se cierra el círculo. Los adictos a la deuda caen, el sistema monetario basado en la deuda colapsa y el valor del oro sube.

Saludos,

Bill Bonner.

Bill Bonner es fundador y presidente de Agora Inc., con sede en Baltimore, Estados Unidos. Es el autor de los libros "Financial Reckoning Day" y "Empire of Debt" que estuvieron en la lista del New York Times de libros más vendidos.

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