Estas son las claves de un acuerdo de compromiso que
evita la subida del IRPF para la mayoría de los ciudadanos
estadounidenses y aleja a la economía de la recesión, según el diario
El Mundo.
1. Obama cede más de la cuenta
El presidente había expresado durante la campaña su intención de subir los impuestos a los ciudadanos con ingresos superiores a los 250.000 dólares. Sin embargo, Obama se vio obligado a rebajar sus pretensiones y acotar la subida a quienes ganan más de 450.000 dólares: un grupo que apenas supone el 1% de la población.2. El abismo que se avecina
La guerra es el abismo fiscal que se avecina a principios de marzo producto del acuerdo aprobado. Será entonces cuando entren en vigor los recortes del gasto público que ahora se han aplazado y cuando Estados Unidos deberá elevar el techo de deuda si quiere evitar la suspensión de pagos.3. El grave problema del déficit
El texto aprobado evita la subida del IRPF para la inmensa mayoría de los ciudadanos. Pero no ayuda a resolver el problema del déficit, que crecerá unos cuatro billones de dólares como consecuencia de un acuerdo que pospone los recortes y confirma unos tipos fiscales que no pueden sufragar las pensiones y la Sanidad. La deuda pública estadounidense rozaba en 1965 el 38% del PIB. Hoy ronda el 74% y alcanzará el 90% en la próxima década si los políticos no toman medidas para remediarlo.4. El influjo del Tea Party
Los republicanos votaron a favor de una subida de impuestos por primera vez desde la presidencia de George H. W. Bush. La mayoría lo hicieron a regañadientes y contra sus principios. Sobre todo los congresistas próximos al Tea Party: la rebelión contra el endeudamiento del Estado que sacudió el país después de la llegada de Obama a la Casa Blanca. El auge del Tea Party y el triunfo republicano en las legislativas de 2010 llevaron al Capitolio a decenas de congresistas cuyo idealismo transformó la cultura de Washington y complicó cualquier acuerdo entre demócratas y republicanos.5. Un sistema que no funciona
La polarización de los políticos no sería un problema si no fuera por un sistema político que establece muchos frenos a quien gobierna e impide al presidente aplicar decisiones si no disfruta de una mayoría cualificada en el Senado o no tiene el respaldo de las dos cámaras. La minoría republicana puede bloquear cualquier proyecto de ley en el Senado si los demócratas no reúnen el respaldo de 60 de los 100 miembros de la cámara. Un extremo que no está previsto en la Constitución y que limita hasta el extremo el margen de maniobra de cualquier presidente.Para acceder al artículo completo entra a El Mundo.
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