2012/12/29

Los mitos del litio

La frustrada licitación del litio de septiembre pasado, que costó la renuncia del subsecretario de Minería Pablo Wagner, y puso en entredicho la seriedad de los procesos en Chile, abrió el espacio para discutir sobre cómo enfrentar la explotación y desarrollo de este mineral. Me parece que no lo estamos utilizando.

Un primer tema a despejar es el supuesto carácter estratégico del litio. A inicios de la década de los 80, casi  el mismo día en que el gobierno militar declaraba al litio material estratégico, el Departamento de Defensa de EE.UU. lo excluía de su lista de materiales de importancia. Son pocos, si es que hay alguno, los países que le otorgan ese estatus. Y no puede ser de otra manera. El litio es un mineral abundante, con reservas suficientes  para satisfacer la demanda mundial por los próximos 100 años o más, aun suponiendo un fuerte crecimiento del consumo, impulsado por la explosiva demanda de baterías y vehículos eléctricos.

El litio se extrae de las salmueras acumuladas en los salares o de minas rocosas. Chile es líder en reservas y producción de litio a partir de salmueras, lo que se traduce en una ventaja competitiva, por sus costos de producción a la mitad de los productores de roca. Chile produce alrededor de 30 toneladas de carbonato de litio al año, de las cuales un 55% son aportadas por SQM, y el 45% restante por Chemetals.

Estas empresas operan en el salar de Atacama, uno de los mas ricos del mundo, de propiedad de la Corfo, que otorgó las concesiones antes de la reforma legal de los 80.

La restricción de acceso hoy existente y los bajos costos de explotación han sido aprovechados por SQM, principal productor del mundo, para sostener el precio en niveles bastante por encima de lo que serían en un mercado competitivo. Así SQM y los otros productores a partir de salmueras se benefician de lo que podría caracterizarse como la presencia de una renta económica. Están obteniendo ganancias por encima de las normales.  Se trata, por tanto, de una industria que debe ser regulada por la autoridad o sometida a un régimen tributario especial.

Ésta, y no su eventual estatus estratégico, es la razón por la cual, antes de licitar cupos de producción de litio como se intentó  hacer infructuosamente hace poco,debiera haberse generado un debate serio y profundo, orientado a dotar a la industria de un marco jurídico que le permitiese desarrollarse en condiciones normales, garantizando que los beneficios de ese desarrollo se repartan equitativamente entre los productores y el país.

Chile exporta alrededor de US$ 250 millones en litio. No siendo la industria un negocio de magnitud, es suficientemente atractiva como para mantenerla estancada. Se esperaba que la licitación mencionada generaría US$ 350 millones al Fisco. Distraer a Codelco de su desafío principal, imponiédole que invierta en el desarrollo de nuevas fuentes de litio,tampoco parece conveniente. La solución pasa por definir reglas del juego que faciliten el desarrollo de la industria y cuenten con un amplio apoyo de la población.


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