Martín redrado fue removido del organismo argentino por diferencias con la presidenta
Isabel Ramos Jeldres
La remoción de Martín Redrado de la presidencia del banco central argentino por oponerse al plan de la presidenta de usar
US$ 6.600 millones en reservas en moneda extranjera para pagar la deuda del país, es la última señal de que la crisis financiera global está cobrando una nueva víctima: la independencia de los bancos centrales.
El caso de Argentina no es aislado. En Estados Unidos, Ben Bernanke tuvo que hacer una férrea defensa de la autonomía de la Reserva Federal ante el Congreso, mientras que en Venezuela el presidente Hugo Chávez ha dicho que "algún día" cambiará la constitución para eliminar formalmente la autonomía del banco central, ya que esta noción es una trampa del neoliberalismo.
Un día después de ser nominada por la presidenta argentina Cristina Fernández para reemplazar a Redrado, Mercedes Marcó del Pont hizo un llamado de tranquilidad a los mercados, diciendo que mantendría la política monetaria y cambiaria. Sin embargo, el mercado especula que la economista podría intentar disminuir la autonomía del organismo. "Creo en la autonomía operacional del banco central, pero creo que no puede ser independiente del paquete de la política económica", aseguró.
Los expertos advierten que la nominación de Marcó del Pont -quien siendo parlamentaria propuso disminuir la autonomía del banco central- y la creación de un consejo económico para mejorar la coordinación entre el gobierno y la autoridad monetaria "sugieren que el banco central se prepara para perder lo poco de independencia que le queda", escribió en una nota la analista de Credit Suisse, Carola Sandy.
Medir independencia
El profesor de economía de la Universidad de Tel Aviv y doctor del Massachusetts Institute of Technology (MIT), Alex Cukierman, elaboró un índice para medir la independencia legal de los bancos centrales. Para ello, pondera varias características, como la asignación de la autoridad monetaria sobre la política monetaria, los procedimientos de resolución de conflictos entre el banco central y el gobierno, la importancia relativa de la estabilidad de precios en los objetivos del banco central, la seriedad de las limitaciones a los préstamos del banco central al gobierno y los procedimientos para la designación y la remoción del presidente del banco central.
Sin embargo, en la práctica la independencia puede desviarse bastante de lo que se establece en las normas. Por ello, el economista utiliza otro indicador para medir la independencia efectiva: la rotación de los presidentes de los bancos. Según Cukierman, a mayor rotación, menor autonomía.
Bajo este estándar, Argentina no tiene buenos antecedentes. Desde que se creó en 1935 y hasta Redrado, el banco ha tenido 54 presidentes, frente a 30 en Chile (creado en 1925) y 28 en Brasil (1964). En promedio, los mandatos se extendieron por 1,4 años, frente a 2,8 en Chile y 2,6 en Uruguay.
Según el experto, "la salida de Redrado es un caso claro de falta de independencia", pero el fenómeno no afecta sólo a nuestros vecinos.
La crisis ha disminuido la independencia de los bancos centrales alrededor del mundo. "No ha habido grandes cambios en la legislación, pero ha habido modificaciones en la independencia efectiva, sobre todo en los países más afectados por la crisis, que debieron realizar rescates de grandes empresas", explicó a DF.
Fed pierde autonomía
Ni siquiera el banco central más poderoso del mundo se libra de las presiones. Al jurar en su cargo por un segundo período la semana pasada, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, se comprometió a hacer más transparentes las decisiones de la Fed, pero al mismo tiempo a defender la independencia del organismo.
"En el interés de mantener la confianza pública y promover la estabilidad económica y financiera, debemos continuar protegiendo nuestra independencia", afirmó.
Bernanke, que fue confirmado por el Senado con una votación de 70 a 30, la mayor oposición desde que el Congreso comenzó a votar a los jefes de la Fed en 1978, se ha opuesto firmemente a la propuesta de los legisladores de permitir que el Congreso haga auditorías de las decisiones de política monetaria de la Fed.
Pero no sólo el Congreso amenaza con aumentar la presión sobre el banco central. El creciente déficit fiscal puede aumentar la presión de la administración del presidente Barack Obama para que la Fed mantenga las tasas de interés bajas de modo de no subir los costos de financiamiento del gobierno.
En Japón, el banco ya siente la presión del gobierno. El ministro de Finanzas, Naoto Kan, un crítico del Banco de Japón (BOJ), dijo la semana pasada que la institución podría hacer más para combatir la deflación. El gobierno criticó al BOJ por ser muy optimista sobre la economía cuando mejoró su evaluación en noviembre. Ante ello, el banco cedió y adoptó una nueva operación de inyección de fondos en la cual ofrece 10 billones (millones de millones) de yenes en préstamos a tres meses a bancos a 0,1%. Luego declaró que no toleraría una deflación.
En Hungría, el banco central podría enfrentar serios conflictos con el próximo gobierno. Presionado para terminar la peor recesión en 18 años, la nueva administración podría incluso intentar remover al gobernador Andras Simor, advirtió Nomura International.
El opositor partido Fidesz, el favorito para ganar las elecciones parlamentarias de abril, dijo a fines de enero que el "incompetente" banco central aumentó la crisis económica al demorarse más de un año en rebajar la tasa de interés de referencia a 6%, desde 11,5%.
"Simor ha sido crucial para el sentimiento del mercado y la buena voluntad de los mercados hacia Hungría. Los mercados no estarían muy felices", alertó el economista de mercados emergentes de Nomura, Peter Attard Montaldo.
www.df.cl
No hay comentarios.:
Publicar un comentario